Dos
factores destacan a la celebración de Halloween: La repartición de dulces
(compartir) y la búsqueda del disfraz más creativo (originalidad). Ya no domina
el sentido original de Halloween, pero es innegable que no falta quien se
aprovecha para dar rienda suelta a lo negativo y dañino.
Por eso
es importante tener los ojos bien abiertos; respetar tanto a quien no participa
en Halloween como a quien participa en Halloween. En toda decisión, procede
fomentar lo más correcto y salomónico.
Los disfraces
de Halloween, aún inspirados en monstruos, pueden adquirir una perspectiva
positiva. Por ejemplo, recuerdo que hubo una serie televisada de los ’70
titulada “Monster Squad”, en que un estudiante de criminología hacía equipo con
Drácula, el hombre lobo y Frankenstein como héroes.
Sin
embargo, para este texto, me enfocaré en el recuerdo de la serie televisada
“Beauty and the Beast”. Se transmitió de 1987 a 1990. Se destacaron Linda
Hamilton como Catherine (la bella) y Ron
Perlman como Vincent (un hombre-bestia).
La serie
fue exitosa y conmovedora. Rompió moldes y estereotipos. Inspiró mucho romance,
tolerancia y sensibilidad al dar nuevos niveles al amor que no es solo físico. Nos
confirmó que no todo es lo que parece ser; que lo bueno da y fomenta paz, y lo
decepcionante presenta falsa imagen. No presentó a la bestia como una maldición
a romper, sino como una condición que acentúa lo culto, artístico y sobre todo
humano.
Quienes
han sido rechazados, menospreciados y discriminados, o sienten que se abusa de
los que aman con toda la fe y todo el ser, sirven y ayudan heroicamente, promueven
la equidad y sinceramente perseveran en el bien, comprenden muy bien que lo que
otros puedan ver como negativa estigma o motivo de derrota y depresión, no
siempre es así. Catherine y Vincent, al combinar amor y heroísmo, nos recuerdan
que lo mejor de la fe en acción, el intelecto y el corazón, son más. Que hablen
los nuevos testimonios de reales y consagradas victorias. Adelante…
·
Vincent—“This
is where the wealthy and the powerful rule. It is her world... a world apart
from mine. Her name... is Catherine. From the moment I saw her, she captured my
heart with her beauty, her warmth, and her courage. I knew then, as I know now,
she would change my life... forever”.
Catherine Chandler—“He comes from a secret place, far
below the city streets, hiding his face from strangers, safe from hate and
harm. He brought me there to save my life... and now, wherever I go, he is with
me, in spirit. For we have a bond stronger than friendship or love. And
although we cannot be together, we will never, ever be apart”.
--Opening
credits narration, “Beauty and the Beast”