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“La noche del 30 de abril me llamó del
hospital el sargento Sierra. Don Luis había muerto.
El
pueblo se volcó en el Capitolio donde se le expuso. Tras dos noches de vigilia
durante los cuales pasó una muchedumbre interminable frente al féretro, salió
el entierro hacia Barranquitas, parando primero en la Catedral de San Juan.
Silencioso y adolorido, el pueblo se alineó por toda la ruta para decirle su
último adiós. Ese día las nuevas generaciones descubrieron a Muñoz”.
--Rafael
Hernández Colón, “Retos y luchas”
El 30 de abril de 2014 se cumplen 34 años del fallecimiento de Luis
Muñoz Marín. Para 1980, estaba en escuela intermedia y mi gran recuerdo de cómo
entendí que falleció alguien grande, fue ver por primera y única vez a mi
abuelo llorar.
Recuerdo que se dio en el país ante la muerte de Muñoz Marín, un
ambiente de Viernes Santo, que luego en la medida de recuerdos y anécdotas, iba
reverdeciendo esperanzas en el nivel de la Pascua.
Aunque el rostro de Muñoz reflejado en el cuadro pintado por Rodón proyectaba
unos dolores, en el contexto total de un país con grandes retos y problemas
socioeconómicos, con una calidad de vida en deterioro, el pensamiento del prócer
era gran punto de referencia para descubrir que la gesta refundadora es realizable.
Hace 34 años comenzó en mí la curiosidad que me llevó a encontrar
grandes lecciones de vida en los mensajes de Luis Muñoz Marín y Rafael Hernández
Colón. Soy parte de la generación que descubrió al prócer en su muerte; que descubrió
en incontables lágrimas, muchos rocíos…
Recordar a Luis Muñoz Marín es alentar el forjar generaciones. La vida y
obra de Muñoz y sus causas de progreso integral y justicia social, nos recuerda
que la equidades buena y agrada a Dios. Porque todo lo mejor del ser humano
nace y se manifiesta desde la conciencia que todos somos hijos de Dios, cada alma
que busca hacer y sembrar el bien, es
instrumento de Dios y canal de bendición.
Muñoz sigue presente en la vigencia de sus mensajes y en la magnitud de la
obra Popular de prosperidad, justicia y dignidad humana, que como dijera el
prócer en 1964, “trasciende en el tiempo y es una que une a todos los
puertorriqueños que quieren el bien de Puerto Rico en términos en que
hondamente se propone hacer el bien de Puerto Rico”. Muñoz es el prócer de generaciones,
pero la gran hazaña fue su ejemplar liderato con la fuerza de un pueblo unido.
Porque el país nos necesita a todos, consagremos las nuevas causas y esfuerzos.
Dios ilumine a todos.
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“Preserva siempre tu voluntad, claridad de entendimiento,
sensatez y firmeza de decisión. Esa es tu fuerza…” –Luis
Muñoz Marín
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“Descansa, Muñoz, Maestro querido, descansa
en paz, que tu pueblo sigue tu lucha. Ese pueblo que forjaste, sencillo,
inteligente, generoso y valiente, te honrara superándose cada vez más ante los
retos de la historia”. –Rafael Hernández Colón