29 de mayo de 2015: Un
día como hoy hace 36 años, me gradué de escuela elemental. Si especiales son
los recuerdos de mi Ponce High, también tienen sumo significado mis días en la
escuela elemental, en la Ramiro Colón Colón de la Ciudad Señorial. Ciertamente
la escuela elemental tiene suma importancia en la formación. Muchos de los que
comenzamos en esa escuela, llegamos hasta la Ponce High. El árbol en el patio,
es fiel testigo de tantos juegos infantiles, procesos formativos y afanes en la
vocación de amor de educadores, padres y personal escolar.
Recuerdo la magia de
las grandes series de televisión (como “Batman”, “The Six Million Dollar Man”,
“The Bionic Woman”, “Wonder Woman”, “Planet of the Apes”, “CHIPS” y otras) y de
las producciones de Chespirito en aquellos días de infancia, tan determinantes
en la formación de la persona. Eso no rivalizaba con las producciones locales;
había espacio para todos. Aunque en el paso del tiempo detalles se van
olvidando, recuerdo que eran días en que al día siguiente de los episodios, el
patio escolar se convertía en taller de imaginación e interesantes
conversaciones. Los juegos de los niños prolongaban y maximizaban lo visto en
la pantalla chica. Cada uno de los personajes adquiría nueva vida y alcances
bajo un gran árbol en ese patio.
Eran días en que los
niños se levantaban bien temprano los sábados y domingo para ver los dibujos
animados en la televisión; pero qué difícil era para la mayoría de los niños
levantarse temprano para ir a la escuela…
Siempre recuerdo la
alegría con que recibimos dos libros que nos obsequiaron cierto día de 1974,
siendo el doctor Ramón A. Cruz, secretario de Instrucción Pública (hoy llamado
Departamento de Educación de Puerto Rico):
·
“Cuentos para ti”
·
“Mi primer libro de
versos”
En la “Dedicatoria” del
libro de cuentos, dice:
·
“Una biblioteca es un
sitio acogedor donde guardamos unos libros que queremos mucho. Ellos nos
devuelven todo el cariño que les brindamos. Nos regalan la belleza de los
sentimientos que guardan en sus páginas.
El Departamento de
Instrucción desea que tú empieces a formar tu propia biblioteca en tu hogar.
Poco a poco puedes tener tus libros”.
En la “Dedicatoria” del
libro de veros, dice:
·
“Esta vez el
Departamento de Instrucción Pública pone en tus manos un libro de versos. Se
titula Mi primer libro de versos. Es tuyo. Es un regalo de ritmo, de belleza,
de bondad, sus páginas recogen una sonrisa, una palabra de cariño, un mimo de
una rosa, un susurro de la brisa, un rayo de sol, una gota de agua”.
El doctor Cruz es
natural de Barranquitas y dirigió el Departamento con sumo respeto y
dedicación. Se le recuerda como estudiante positivista y callado con
inquietudes de poeta. No es casualidad que su honestidad, laboriosidad,
entendimiento, sensibilidad y sobre todo vocación, armonizaran con tan noble
proyecto de los libros infantiles.
Aun siendo infantiles,
esos libros contenían profundas enseñanzas y eran un buen taller para promover
a los escritores y artistas del país. La literatura infantil tiene gran
importancia en la formación de los niños, por lo que se puede ver como una
zapata en el intelecto del ser humano.
Recuerdo que en clase
fueron leídos todos los versos y cuentos. Hoy reconozco que fui afortunado al
contar con maestras comprometidas con la visión que buscaba fomentar en los
niños la lectura, el pensamiento profundo y el aprecio a los libros. Ante ese
punto, tiene relevancia hacer un paréntesis para recordar palabras del entonces
gobernador Rafael Hernández Colón, en el mensaje de estado pronunciado el 29 de
enero de 1976:
·
“Para servirle bien al
desarrollo del puertorriqueño, nuestro sistema educativo deberá fortalecer sus
esfuerzos para mejorar la calidad de su enseñanza, coordinar ésta con los
requisitos de los empleos existentes o por crearse en la economía de Puerto
Rico; y a la vez transmitir el buen saber que permita al puertorriqueño
interpretar su existencia a la luz de los valores trascendentes que le dan
sentido y propósito a la vida. Sin ese saber, no puede haber ni verdadera
educación, ni verdadero desarrollo, ni verdadera civilización”.
Hoy veo que
indudablemente, fue esencial para fomentar ese buen saber y esos valores
trascedentes, la iniciativa de dar libros a los niños. Lo más que recuerdo de
aquellos días en escuela elemental, era cuando se analizaban las enseñanzas de
los versos y cuentos. Las manos de los niños para lograr contestar y
participar, parecían querer tocar el cielo. No hay palabras para describir en
todos sus alcances, las imágenes de los niños mostrándole a sus padres, eso
nuevo que le dieron en la escuela.
Cuando navego en las
redes sociales de internet, o comparto con quienes saludo en la calle, descubro
a aquellos niños que hoy son hombres y mujeres de provecho, que ciertamente son
parte del legado educativo de la administración y el esmero en el salón de
clase, que sembraron esa buena semilla. Son los frutos del buen saber que en la
sumatoria, se incluye aquellos dos libros que abrieron cauces al pensamiento
productivo y la imaginación luminosa. ¡Con genuino orgullo somos fruto de la
escuela pública!
Animados por los Juegos
Panamericanos que se celebraban en la Isla en 1979, el lema de la graduación fue:
“Estudiar, competir y amar a Puerto Rico es compromiso de todos”. El día de la
graduación en ese patio escolar, el poema de “Adiós a la escuela” que muy bien
pronunció el más brillante estudiante de la Clase, Juan Carlos Velázquez Pola,
nos colocó en el umbral de nuevas etapas y pasos evolutivos, y las lágrimas
eran como rocío. Dice el poema:
“Ha llegado el momento
de dejarte,
nuestra labor del año
está cumplida
somos el escuadrón
blanco que parte,
con la nostalgia de la
despedida.
Patio con Sol que nunca
olvidaremos
aulas donde aprendimos
tantas cosas,
pedacito de cielo que
aún te vemos
por la ventana abierta
entre las rosas.
Ya no vendremos más a
tu llamado
vieja campana de color
ceniza
ni escribiremos en el
encerado
con la barrita blanca
de la tiza.
Queda entre tus paredes
nuestra infancia
el primer goce y el
primer quebranto,
la amistad, esa flor de
tolerancia
y las maestras que
quisimos tanto.
¡ADIOS ESCUELA!
Con el alma henchida de
gratitud
la caravana parte
nuestro blanco
escuadrón
hará en la vida más de
un alto
tal vez, para venerarte.
Ha llegado el momento
de dejarte
nuestra labor del año
está cumplida
somos el escuadrón
blanco que parte
con la nostalgia de la
despedida”.
En 1979 vi en la graduación
el retiro de la emblemática principal Judith Rodríguez. En 1985 vi en la graduación
el retiro de la emblemática directora Miss de Armas. Al graduarme en mayo de
1985 en Ponce High, nuevamente la historia se escribió desde el patio escolar.
Es una gran lección hecha por el Creador y la conciencia, de que mucho de lo
celebrado en el nivel superior comenzó en el nivel elemental.
De hecho, fueron tan
especiales esos días de la niñez, que mucho me gustaría que se creara la
cultura de reencuentros de Clases de escuela elemental. Si hubiese reencuentros
de escuela elemental, ¡muy bien debería ser de la Clase de 1979 de la escuela
Ramiro Colón Colón! Sigamos creciendo y fructificando con la fe, energía y
magia de los mejores inicios.