Es cierto que Puerto Rico vive tiempos
retadores. Pero tal como ocurre en un hogar, en los días difíciles lo que se necesita
es sumar serenidad y no restar paz. Es comprensible que al aumentar los
problemas económicos se eleve el tono de las discusiones, pero lo más que se necesita
de los llamados a dar el mejor ejemplo, es hacerlo bien (en lo justo de que a
quien más se le da más se le exige, máxime desde lo más consagrado).
El “debate” entre Taína y Héctor Ferrer confirmó
que vivimos tiempos atípicos. En el pasado, se hubiese esperado más fogosidad
en quien se identifica con lo político y más acción conciliatoria en quien se
identifica con lo espiritual. En el “debate” reciente, Héctor Ferrer aportó la
objetividad y la búsqueda de ideas para solucionar, y Taína aportó la negativa
a ser parte de las soluciones y la gritería descontrolada.
Es imposible asociar una gritería en
tal nivel, con la voz de enfatizar puntos válidos o con las energías acentuadas
por la acción el Espíritu Santo. Fue tan diferente la Taína que pedía oración
con la Biblia en mano y lágrimas, de la Taína alterada y señalando en tono de
guerra y amenaza, que es como si tuviese algún trastorno. Oremos bien por ella.
Reconozco que estoy de acuerdo con que
el país no puede con más impuestos. Pero también estoy de acuerdo con lo
presentado por el Gobernador en su mensaje de que se necesita patriotismo. Del
mensaje, subrayo lo siguiente:
·
“Crear una Junta Fiscal que, fuera de líneas partidistas,
garantizará continuidad y el cumplimiento con los compromisos que asumamos en
este proceso de reestructuración. Esta
Junta deberá descargar su responsabilidad de forma ininterrumpida y fuera de
los ciclos electorales”.
·
“Igual que los problemas no se crearon de la noche a la
mañana, el cambio que te propongo no se dará de un día para otro. Será un cambio que tomará años, pero debemos
comenzar a actuar ahora. En la medida en
que logremos mejores términos para la deuda de Puerto Rico, tendremos las
herramientas para el desarrollo. Las decisiones que tomemos hoy van a definir
el mañana de nuestro país, y obligarán a futuros gobiernos a su cumplimiento”.
El buscar iniciativas de consenso y
responsabilidad que superen el partidismo, las ideologías y los límites de
cuatrienio, es verdadero patriotismo. Eso es Pacto Social; ponerse de acuerdo
en iniciativas que restauren al país como obra de todos. Nadie en su sano juicio puede ver que eso y
promover la equidad, es darle la espalda a Dios. Esos principios están en línea
con el Señor que es amor y verdad.
El “debate” entre Taína y Héctor Ferrer
fue radiografía de ciertos líderes religiosos. Si en un foro televisado Taína
cayó en tan cuestionable estilo, ¿cuántos más excesos y malos tratos se dan en
otros foros? ¿Quiénes en verdad le dan la espalda a Dios en los altares y en
los escenarios que deben dar ungido testimonio, son quienes se dejan consumir
por el personalismo? Sería interesante conocer la estadística sobre cuántos de
los que son agresores y caen en violencia en el hogar, fueron alentados por el
fanatismo religioso.
Cuando surge el estilo más agresivo
desde lo religioso en vez de desde lo político, y más expresiones cristianas y
humanitarias desde lo que no es religioso, se confirma que vivimos tiempos
atípicos. Cuando al día de hoy se da exclusión, duda y suspicacia hacia quien
se expresa a favor de la equidad y de que todos somos hijos de Dios, se
confirma que hay mucho que educar y revelar. Se confirma que Dios emplea los
medios que Él desea para responder, obrar y edificar. Muchos Damascos se
necesitan.
Eso de vivir tiempos atípicos, se
puede tomar en lo positivo para buscar mejores formas de ver y hacer las cosas.
Se confirma que se ha fallado cuando no se ha dicho la verdad a las
congregaciones y al país. Siento empatía hacia los maltratados por no decir
“Amén” a ciertos estilos y mensajes, hacia quienes no han tenido otra opción
que dejar roles ministeriales, o incluso no congregarse o asistir solo el
domingo.
Porque vivimos tiempos atípicos, se
puede encontrar lo positivo al ver lo esperanzador en que cada persona busque
su genuino y verdadero desarrollo espiritual (superando moldes y
manipulaciones). Toda alma que opta por hacer y sembrar el bien, pasa a ser
instrumento del Altísimo y canal de bendición.