La tradición es que los reencuentros de Clase Graduada son del nivel de escuela superior.
Recuerdo que cuando estudiaba en la
escuela elemental, decía que debería haber también reencuentros del nivel elemental.
Por algún motivo que solo Dios sabe, hoy –con canas, mis padres en el cielo y
los afanes propios de mi edad-- realizo en parte esa idea que tuve hace años.
Viví los días de nivel
elemental en la década de 1970 en escuela la Ramiro Colón Colón en Ponce,
Puerto Rico. Ramiro Colón Colón fue un destacado ponceño que desarrolló un gran
amor por la agricultura. Atesoro los recuerdos. Siempre recuerdo la alegría con
que recibimos dos libros que nos obsequiaron cierto día de 1974, siendo el
doctor Ramón A. Cruz, secretario de Instrucción Pública (hoy llamado
Departamento de Educación de Puerto Rico):
·
Cuentos para ti
·
Mi primer libro de
versos
En la “Dedicatoria” del
libro de cuentos, dice:
·
“Una biblioteca es un
sitio acogedor donde guardamos unos libros que queremos mucho. Ellos nos
devuelven todo el cariño que les brindamos. Nos regalan la belleza de los
sentimientos que guardan en sus páginas.
El Departamento
de Instrucción desea que tú empieces a formar tu propia biblioteca en tu hogar.
Poco a poco puedes tener tus libros”.
En la “Dedicatoria” del
libro de veros, dice:
·
“Esta vez el
Departamento de Instrucción Pública pone en tus manos un libro de versos. Se
titula Mi primer libro de versos. Es tuyo. Es un regalo de ritmo, de belleza,
de bondad, sus páginas recogen una sonrisa, una palabra de cariño, un mimo de
una rosa, un susurro de la brisa, un rayo de sol, una gota de agua”.
El doctor Cruz era
natural de Barranquitas y dirigió el Departamento con sumo respeto y
dedicación. Se le recuerda como estudiante positivista y callado con
inquietudes de poeta. No es casualidad que su honestidad, laboriosidad,
entendimiento, sensibilidad y sobre todo vocación, armonizaran con tan noble
proyecto de los libros infantiles.
Aun siendo infantiles,
esos libros contenían profundas enseñanzas y eran un buen taller para promover
a los escritores y artistas del país. La literatura infantil tiene gran
importancia en la formación de los niños, por lo que se puede ver como una
zapata en el intelecto del ser humano.
Recuerdo que en clase
fueron leídos todos los versos y cuentos. Hoy reconozco que fui afortunado al
contar con maestras comprometidas con la visión que buscaba fomentar en los niños
la lectura, el pensamiento profundo y el aprecio a los libros. Ante ese punto,
tiene relevancia hacer un paréntesis para recordar palabras del entonces
gobernador Rafael Hernández Colón, en el mensaje de estado pronunciado el 29 de
enero de 1976:
·
“Para servirle bien al
desarrollo del puertorriqueño, nuestro sistema educativo deberá fortalecer sus
esfuerzos para mejorar la calidad de su enseñanza, coordinar ésta con los
requisitos de los empleos existentes o por crearse en la economía de Puerto
Rico; y a la vez transmitir el buen saber que permita al puertorriqueño
interpretar su existencia a la luz de los valores trascendentes que le dan
sentido y propósito a la vida. Sin ese saber, no puede haber ni verdadera
educación, ni verdadero desarrollo, ni verdadera civilización”.
Hoy veo que
indudablemente, fue esencial para fomentar ese buen saber y esos valores
trascedentes, la iniciativa de dar libros a los niños. Lo más que recuerdo de
aquellos días en escuela elemental, era cuando se analizaban las enseñanzas de
los versos y cuentos. Las manos de los niños para lograr contestar y
participar, parecían querer tocar el cielo. No hay palabras para describir en
todos sus alcances, las imágenes de los niños mostrándole a sus padres, eso
nuevo que le dieron en la escuela.
Cuando navego en las
redes sociales de internet, o comparto con quienes saludo en la calle, descubro
a aquellos niños que hoy son hombres y mujeres de provecho, que ciertamente son
parte del legado educativo de la administración y el esmero en el salón de
clase, que sembraron esa buena semilla. Son los frutos del buen saber que en la
sumatoria, se incluye aquellos dos libros que abrieron cauces al pensamiento
productivo y la creatividad luminosa. ¡Con genuino orgullo somos fruto de la
escuela pública!
Al escribir así, está
sobre el tapete el tema de cierre de escuelas. Para mí, cada cierre de escuela
es una tragedia. El sistema de escuelas públicas fue un logro de generaciones
con una base de justicia social. Cerrarlas con el argumento de la baja
poblacional, es el mayor error. En la historia de Puerto Rico ha habido etapas
en que baja la población y etapas en que aumenta la población. Cuando sea
necesario reabrir escuelas, las que se hayan deteriorado mucho, costará
demasiado habilitarlas.
En mayo de 1979 me
gradué en la Ramiro Colón Colón; hubo la despedida a la directora Judith
Rodríguez por el retiro, y los niños íbamos hacia nuevas etapas de crecimiento.
Animados por los Juegos Panamericanos que se celebraron en la Isla en 1979, el
lema de la graduación fue: “Estudiar, competir y amar a Puerto Rico es
compromiso de todos”. El día de la graduación en ese patio escolar, el poema “Adiós
a la escuela” fue muy bien pronunciado por el más brillante estudiante de la
Clase, Juan Carlos Velázquez Pola. Siempre agradezco que mi hermana me llevó a
ver la película “Superman: The Movie”. Viví en el desaparecido cine Santa María en Ponce,
algo que se convirtió en un símbolo de la época: aplaudir cuando Superman
rescata a Lois Lane, con ella en un brazo y sosteniendo un helicóptero con el
otro brazo.
En los reportajes se
destacó la película como algo sano para toda la familia. Por ejemplo, en la
página 8-B del periódico “El Mundo” del 10 de marzo de 1979, un reportaje se
titula “Superman: Una fantasía romántica y divertida” y en parte dice:
·
“Lo más increíble del
filme ‘Superman’ no es el hecho de que trate de aventuras fantásticas, sino que
esas aventuras parezcan tan reales, tan posibles, tan fascinantes… llega el
momento en que nos adentramos en un mundo tan maravilloso de romance y aventura
que todo parece posible…”.
¡Qué mucho se necesita
eso hoy para fomentar el heroísmo de verdad!
De aquellos días, recuerdo la magia de las grandes series de televisión
(como “Wild Wild West”, “Zorro”, “Land of the Giants”, “Batman”, “I Dream of
Jeannie”, “Voyage to the Bottom of the Sea”, “The Six Million Dollar Man”, “The
Bionic Woman”, “Wonder Woman”, “Planet of the Apes”, “CHIPS” y otras) y de las
producciones de Roberto Gómez Bolaños, “Chespirito”. Aunque hay detalles
que se escapan de mi memoria, recuerdo con gran aprecio a mis padres y cómo
tantos niños y familias llenaron el coliseo Pachín Vicens de la Ciudad Señorial
para ver la presentación de Chespirito y su equipo. No tuvimos los recursos
económicos para pagar asientos cercanos a la escena, pero la magia única tocaba
bien a cada espacio del lugar.
Doy gracias a mis padres por haber hecho posible
esa vivencia y por tanto, ya que es cierto el pensamiento de que tal amor es lo
más cercano al amor de Dios. Son recuerdos que pueden permitir que se asome la
lágrima emotiva que es como rocío. Lo importado no rivalizaba con las
producciones locales; había espacio para todos. Recuerdo que al día siguiente
de los episodios, el patio escolar se convertía en taller de imaginación e
interesantes conversaciones. Los juegos de los niños prolongaban y maximizaban
lo visto en la pantalla chica. Cada uno de los personajes adquiría nueva vida y
alcances bajo un gran árbol en ese patio.
Eran días en que los
niños se levantaban bien temprano los sábados y domingo para ver los dibujos
animados en la televisión; pero qué difícil era para la mayoría de los niños
levantarse temprano para ir a la escuela… No sé cuánto daría por volver a esos
días en que con ojos de niño veía con ilusión única los juegos, los juguetes y
las series, los dibujos y la plasticina; con paz como si hubiese algo de
eternidad en ese tiempo, con mi madre como ama de casa y mi padre velando que
nada faltara.
En la graduación de
escuela elemental vi a niños llorar ante las emociones y el cambio. En ese
momento no lloré, pero en la noche en mi cama, sí lloré ante los recuerdos y el
cambio de vida que enfrentaría. Los años siguieron su curso.
En 1985 vi en la
graduación el retiro de la emblemática directora Miss de Armas. Al graduarme en
mayo de 1985 en Ponce High, nuevamente la historia se escribió desde el patio
escolar. Es una gran lección hecha por el Creador y la conciencia, de que mucho
de lo celebrado en el nivel superior comenzó en el nivel elemental.
Definí ideales. Asumí
responsabilidades. Llegué a lo universitario y laboral. Recuerdo que siendo
este servidor estudiante en la Dr. Rafael Pujals, en el tiempo del
fallecimiento de Luis Muñoz Marín y la elección de 1980, la dinámica política
captó mi atención. En el sepelio de Muñoz el 2 de mayo de 1980, expresó
Hernández Colón: “Lo que Puerto Rico pierde, lo gana el cielo. Marcaras una
huella indeleble en nuestro recuerdo como persona y como Maestro. Líder
incuestionable de tu pueblo, forjador de voluntades, padre de la patria, no
había pequeñez en tu alma ni mezquindad en tu pecho. Sentiste compasión no solo
por los oprimidos, sino aún por los que se oponían a ti y a tu obra”.
Me convenció el mensaje
maduro, lleno de energía y constructivo, de Hernández Colón. A veces miraba
aquella casa frente a la escuela con cierta curiosidad. Jamás hubiese imaginado
que los caminos me llevarían a hacer tareas para el gran líder, gobernante y
maestro que fue el licenciado Rafael Hernández Colón. En 1984 expresó Rafael: “Por
encima de las diferencias que tengamos en cuanto a status político están los
lazos que nos unen, las esperanzas compartidas, las metas personales y
familiares que todos tenemos, los valores de justicia, democracia y conducta
moral en que creemos”.
Hernández Colón fue gran
profesional del Derecho, pero su pasión era la arquitectura. Le sirvió bien a
Puerto Rico en la responsabilidad electiva y luego del tiempo de ese rol,
siguió sirviendo y consagrando mucho, a tono con su vocación y calidad humana.
Hernández Colón falleció el 2 de mayo de 2019 y al ver el rótulo en la escuela
Dr. Rafael Pujals en su memoria, medité sobre la realidad de que mis padres y
mi gran líder están en cielo, con nostalgia y con acción de gracias a Dios por
tanto que me bendijeron. Les aplico lo que dijo Rafael: “Lo que Puerto Rico
pierde, lo gana el cielo”.
De hecho, fueron tan
especiales esos días de la niñez, que mucho me gustaría que se creara la
cultura de reencuentros de Clases de escuela elemental. Si hubiese reencuentros
de escuela elemental, ¡muy bien debería ser de la Clase de 1979 de la escuela
Ramiro Colón Colón! Sigamos creciendo y fructificando con la fe, energía y
magia de los mejores inicios.
·
“El hombre que tiene hoy un conocimiento que ayer no tenía es hoy, en
ese mismo grado, un hombre más libre de lo que era ayer, porque ignorar es
servidumbre y saber es libertad”. –Luis Muñoz Marín
·
"Es el niño en el hombre la fuente de su
originalidad y creatividad, y el patio de recreo es el medio óptimo para el
desarrollo de sus capacidades y talentos”. --Eric Hoffer
·
“La educación como vía hacia el pensamiento crítico, la amplitud
humanista, la cuestión trascendente y la calidad de nuestra civilización.”.
–Rafael Hernández Colón
·
“La musa más poderosa
de todas es nuestro propio niño interior”. --Stephen Nachmanovitch
·
"No importa la
edad que tenga, si mantiene el deseo de ser creativo, no envejecerá".
--John Cassavetes
·
"Amor es el
arquitecto del universo". --Hesiodo
Adiós a la escuela
Ha llegado el momento
de dejarte,
nuestra labor del año
está cumplida
somos el escuadrón
blanco que parte,
con la nostalgia de la
despedida.
Patio con Sol que nunca
olvidaremos
aulas donde aprendimos
tantas cosas,
pedacito de cielo que
aún te vemos
por la ventana abierta
entre las rosas.
Ya no vendremos más a
tu llamado
vieja campana de color
ceniza
ni escribiremos en el
encerado
con la barrita blanca
de la tiza.
Queda entre tus paredes
nuestra infancia
el primer goce y el
primer quebranto,
la amistad, esa flor de
tolerancia
y las maestras que
quisimos tanto.
¡ADIOS ESCUELA!
Con el alma henchida de
gratitud
la caravana parte
nuestro blanco
escuadrón
hará en la vida más de
un alto
tal vez, para
venerarte.
Ha llegado el momento
de dejarte
nuestra labor del año
está cumplida
somos el escuadrón
blanco que parte
con la nostalgia de la
despedida.