Halloween es un tiempo que me lleva a revivir de los más bonitos recuerdos de mi niñez, como los días de escuela y mis padres en plena vida.
Era la década de 1970 mi serie de televisión favorita era "The Six Millón Dollar Man". Aún tengo mi figura de acción y adquirí una reproducción de la caja original para conservarla mejor.
En ese tiempo no existía Plaza del Caribe en Ponce, Puerto Rico, y no viví lo de disfrazarme y pedir dulces. Hoy con canas en el cabello, al pensar en el compartir de niños y familias con disfraces en la noche de Halloween en Plaza, medito...
Me permito rediseñar el pasado: De haber contado con Plaza del Caribe en Plaza del Caribe, quizás hubiese tenido la oportunidad de lucir un disfraz inspirado en la serie que tanto me gustaba (comparto una foto que conseguí en internet de ese disfraz); o quizás mi madre me hubiese creado un disfraz con su talento y máquina de coser.
Quizás nos poníamos de acuerdo con otros niños para coincidir en Plaza y recrear ahí la sana dinámica del patio escolar. Ese ejercicio imaginativo fomenta vivirlo hoy en las actividades de Plaza del Caribe.
Frente a los retos contemporáneos, esos recuerdos formativos son un bálsamo y doy gracias a Dios por ser afortunado al revisitar esas vivencias.
Agradezco tanto amor y como ser humano con virtudes y defectos, busco reciprocar esos valores y niveles de fe, amor y respeto; al Eterno consagro todo creyendo en el poder de la ley de siembra y cosecha para realizar sueños, imaginar y redefinir tiempos, y edificar a las generaciones.
Así, respetar la unificación positiva en la noche de Halloween, y buscar generar bonitos recuerdos, es de lo más humano y cristiano.
The Six Million Dollar Man intro: https://youtu.be/0CPJ-AbCsT8?si=B3l_VObV3gFBoBZm
The Six Million Dollar Man action figure: https://youtu.be/7PWjHoleLFM?si=zWx7g87rbtkAMEPJ
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