Puerto Rico es una
tierra tan bendecida, que unos disfrutan del paseo campestre, y otros disfrutan
del escenario playero; unos disfrutan del chinchorreo, y otros prefieren el
centro comercial y el cine; unos disfrutan de las fiestas y encuentros
sociales, y otros prefieren lo íntimo del compartir como pareja y en familia.
En todo eso y más ejemplos, no hay motivos para contiendas. Todo es parte de la
diversidad humana.
En esos ejemplos, cada
cual tiene pleno derecho a emplear sus propios recursos para desarrollar lo que
le brinda agrado. Cuando se llega a la dinámica de organizar el reencuentro de
una Clase Graduada, lo que debe guiar, no es lo individual, sino lo colectivo.
El verdadero liderazgo no es imponer un estilo de organización y celebración,
sino propiciar las condiciones que propendan a un logro de todos en armonía.
El tema de los reencuentros
de Clase, me permite colocar sobre el tapete lo siguiente: El licenciado Rafael
Hernández Colón estudió su escuela superior en la Valley Forge Military
Academy. Es muy diferente a lo que viví en mi etapa de escuela superior en
Ponce High. Sin embargo, hay un principio aplicable:
El 13 de octubre de
1996, Hernández Colón brindó un mensaje en Valley Forge. Para ese tiempo, ya no
ocupaba responsabilidades electivas y transmitía una amplitud de visión que
maximizaba la madurez que siempre le caracterizó desde temprano. Como joven,
siempre supo buscar el sabio consejo. Como adulto, nunca abandonó el espíritu
de buen estudiante y eso le dio una energía inmensa y una mente siempre fresca.
En su mensaje de 1996,
Hernández Colón tocó los temas propios de recuerdos institucionales y la mirada
a cómo había ido cambiando el mundo. Sin embargo, captó mi atención lo siguiente:
“So we have come to discover something the Founders knew full well. That the
pursuit of happiness can not occur only along the road of material wellbeing
alone. It must also take the higher road of moral and spiritual wellbeing”.
En eso, veo toda una
lección de vida. Se espera que el paso del tiempo, vaya desarrollando en las
personas una perspectiva evolucionada. Que no ocurra que lo vivido haya sido
una pérdida de tiempo por la mera insistencia en estilos inflexibles que no
propician a la paz integral y al bien. Que los saludos no se limiten a un
encuentro cada 5 años, sino que sigan y fructifiquen en testimonios de empatía
y consagrada solidaridad.
Me siento bendecido al
ser parte de la Clase Graduada de Ponce High de 1985. En mis días de escuela,
no me destaqué por la socialización, pero no me lamento y no aspiro a dar
marcha atrás al tiempo. Doy gracias a Dios por las bendiciones y veo que los
días para perfeccionar los conceptos de amistad y socialización. En los días de
escuela, tuve buenos educadores. Lo grande es que hoy miembros de mi Clase, son
mis educadores.
Es la nueva faceta
educativa que trasciende la educación formal. Por ejemplo:
·
Grande es la cátedra de
mi compañera de Clase que, estando mi madre en la etapa de vida que genera los
toques especiales rumbo al real destino final, le dio lo que veo como el mayor
tesoro: Las puras sonrisas que generó en mi madre que combinaron inocencia y la
perspectiva mayor, como fruto de sus conversaciones con un alma grande y joven.
Esas conversaciones superaron a la duración material del tiempo y al
entendimiento humano. Es testimonio constante de lo que mejor define y alienta
la alegría que da vida a la vida. Mi respeto y agradecimiento a tan espacial
alma.
·
Grande es la cátedra de
mis compañeros de Clase que usan las redes sociales positivamente y con
magistrales mensajes.
·
Grande es la cátedra de
mis compañeros de Clase que superan distancias para mantener la amistad.
·
Grande es la cátedra de
cada compañero(a) de Clase que triunfa sin perder la humildad, o que logra
levantarse en tiempos atípicos y retadores.
·
Grande es la cátedra de
cada compañero(a) de Clase que cuida a enfermos.
·
Grande es la cátedra de
cada compañero(a) de Clase que regresa a estudiar o retoma proyectos de vida,
porque de esa actitud revolucionaria depende la real juventud.
·
Grande es la cátedra de
cada compañero(a) de Clase que aprende de las vivencias, busca sanar heridas
internas, supera los impulsos, y no renuncia al nuevo testimonio en pareja y/o
en familia.
·
Grande es la cátedra de
cada compañero(a) de Clase que ejemplifica que la verdadera fuerza sabe
perdonar sabiamente y generar testimonios de reconciliación, restauración y
edificación.
·
Grandeza hay en todo lo
que afirma el poder de la fe y el amor.
No es algo abstracto. Es
la verdadera fuerza de vida para hacer presente y futuro. Si en algún momento
de mi existencia, tuviese el privilegio y la oportunidad de dar un mensaje en
Ponce High, no sé si lograré estar a la altura del mensaje de Hernández Colón y
a la altura de lo que merecen mis padres y educadores, pero sí sé que los
mensajes más intensos y de perseverancia se van escribiendo día a día en lo que
se vive.
Sí sé que en el 2012, fue
sabio Hernández Colón al establecer que “solo el presente es nuestro”. Es en
ese presente, que busco honrar bases formativas, dar buen testimonio, sembrar
con fe y corazón y consagrar todo. Veamos lo siguiente: Una persona puede tener
la percepción de que el mundo gira a su alrededor, pero no es así. Habitamos en
un planeta que gira en su eje alrededor el Sol. El Sol es el centro de un
sistema solar que viaja en la galaxia y el universo sigue en expansión.
Nadie es el centro del
universo. Nadie tiene el monopolio de la verdad. Hay que saber armonizar y
fomentara sana convivencia. Hay que dialogar y desarrollar nuevos niveles de
comprensión forjadora. El tiempo es demasiado breve para desperdiciarlo en
enojos, divisiones, contiendas y distanciamientos. En la medida que un ser humano
busca ir más allá de sí para transmitir la paz que ilumina y dejar legados
aleccionadores, eso habla de la vocación esencial de amor y de la razón de todo.
De eso se trata.
·
“El amor vence siempre,
como Cristo ha vencido; el amor ha vencido, aunque en ocasiones, ante sucesos y
situaciones concretas, pueda parecernos incapaz. Cristo parecía imposibilitado
también. Dios siempre puede más”. --Juan Pablo II
·
“¿Cuál es la materia más
importante que hay que aprender en la vida? Aprender a amar”. --Papa Francisco
·
“El verdadero amor es
amar y dejarme amar”. --Papa Francisco
·
“La verdad que Dios ha comunicado al hombre sobre sí
mismo y sobre su vida se inserta, pues, en el tiempo y en la historia. Es verdad
que ha sido pronunciada de una vez para siempre en el misterio de Jesús de
Nazaret. Lo dice con palabras elocuentes la Constitución Dei Verbum: «Dios
habló a nuestros padres en distintas ocasiones y de muchas maneras por los
profetas. «Ahora en esta etapa final nos ha hablado por el Hijo» (Hb 1, 1-2).
Pues envió a su Hijo, la Palabra eterna, que alumbra a todo hombre, para que
habitara entre los hombres y les contara la intimidad de Dios (cf. Jn 1, 1-18).
Jesucristo, Palabra hecha carne, «hombre enviado a los hombres», habla las
palabras de Dios (Jn 3, 34) y realiza la obra de la salvación que el Padre le
encargó (cf. Jn 5, 36; 17, 4). Por eso, quien ve a Jesucristo, ve al Padre (cf.
Jn 14, 9); él, con su presencia y manifestación, con sus palabras y obras,
signos y milagros, sobre todo con su muerte y gloriosa resurrección, con el
envío del Espíritu de la verdad, lleva a plenitud toda la revelación». La historia, pues, es para el Pueblo de
Dios un camino que hay que recorrer por entero, de forma que la verdad revelada
exprese en plenitud sus contenidos gracias a la acción incesante del Espíritu
Santo (cf. Jn 16, 13). Lo enseña asimismo la Constitución Dei Verbum cuando
afirma que «la Iglesia camina a través de los siglos hacia la plenitud de la
verdad, hasta que se cumplan en ella plenamente las palabras de Dios». Así
pues, la historia es el lugar donde
podemos constatar la acción de Dios en favor de la humanidad. Él se nos
manifiesta en lo que para nosotros es más familiar y fácil de verificar, porque
pertenece a nuestro contexto cotidiano, sin el cual no llegaríamos a
comprendernos”. –Carta Encíclica “Fides et Ratio”, Juan Pablo II