Navidad une tiempos, culturas y corazones...

De mi niñez en la década de 1970, recuerdo la ilusión ante Santa Claus y los Reyes. Siempre ví con buenos ojos a Santa Claus y los Reyes. Santa Claus no es opositor de Jesús. Fomentar contiendas es algo contrario a Jesús, es confusionista e irracional. No es demasiado tarde para crecer en amor y libertad y unificar a Santa Claus y los Reyes con buena fe. 

Eran tiempos en que las clases en la escuela se reanudaban lo más pronto posible después del Día de Reyes, por lo que el tiempo justo para disfrutar los regalos era para los dados por Santa Claus. 

Sin embargo, con la sinceridad pulida por los años, comunico que para mí Santa Claus era mucho más que recibir dos veces regalos en tiempo navideño. Santa Claus era el nivel de generosidad inspirada por Jesús con el que toda persona se puede identificar para aplicar en su vocación y escenario.

Santa Claus existe... Es tan vivo como la fe, el amor y las virtudes; y tan real como la sana conciencia y la naturaleza de la obra digna que define la fe y la esencia de la persona.

Navidad es para mí recordar con agradecimiento a mi padre Oscar Berrios Rodríguez y a mi madre Adela Martínez Cruz; son santidad. Doy gracias por lo vivido. Doy gracias por cómo Santa Claus sigue llegando a casa sin seguir de largo por mis canas. 

Gracias a Santa Claus por recordarme siempre que la verdadera Navidad es para todas las edades y culturas, alienta la imaginación y la creatividad, supera fronteras e ideologías porque el mensaje de Jesús es para toda toda la humanidad y todas las generaciones, erradica al insularismo y al cainismo, y edifica con amor, bendiciones y milagros.