De la película “Avengers”, a muchos
les gusta la escena en que Hulk vence a Loki, y me incluyo ahí. Sin embargo,
hay otra escena muy bien lograda y con gran significado:
Es la escena en Alemania, en que
Loki exhibe algo de “su poder” e infunde temor para que las personas se
arrodillen ante él.
Ahí, un anciano se levanta al expresar
que ese aspirante a ser un “dios”, no era muy diferente de los hombres que se
creen demasiado por posiciones y posesiones.
Ese anciano en pie, con la mirada
única de la perspectiva fruto de una sumatoria de años, habló con valor y
serenidad; no se dejaba dominar por el natural temor, por tener una base más
firme que la base de los que se sienten grandes y que pueden abusar.
No solo me recordaba a tantos que
sufrieron el holocausto judío desatado por el régimen nazi (combatido en el
mundo de las historietas por el Capitán América). Me recordó a muchos que se
levantan ante tempestades y perseveran por puro amor.
La llegada del Capitán América al
rescate en el momento justo (héroe que tiene conciencia histórica y principios,
lucha con la fuerza que viene del alma, no se arrodilla ante los que se creen ser
“dioses” o ser superiores y no tolera abusos), es lo más que se necesita para
inspirar y motivar a ver que se puede crecer y llegar a ser parte de las
soluciones, en tiempos en que se llega a pensar que no es posible el heroísmo.
Son héroes los que con dignidad e
identidad se atreven a la buena obra, a decir no al mal, a defender y ser firmes
en buenas causas, a dar a cada una de sus actividades un toque de consagración
y a hacer del servir bien, una vocación que da luz en el mundo.
Se puede hacer la diferencia. Se
puede tener el uniforme de valores definido por el poder que viene de adentro,
y los recursos de la fe sabia. Se puede hacer de cada día de vida, la heroica
jornada que agrada al Supremo Escritor. Dios ilumine a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario