miércoles, 20 de marzo de 2024

Cuando el tejido tiene sonido, le habla al alma... / When the crochet has sound, it speaks to the soul...

Una de las obras hechas en tejido por mi madre, Adela Martínez Cruz, es toda una cátedra de arte, vida y fe. El arte del tejido en sí, requiere paciencia y ojo al detalle. 

Buscando información, encontré que el origen del arte del tejido se pierde en la distancia del tiempo; y el arte específico de tejer entrelazando hilos con un ganchillo, surge del término francés “crochet”, que significa “gancho pequeño”.

Cada mirada a esa obra, trae a mi memoria diferentes recuerdos en mis diferentes etapas. Mi madre tuvo arte en sus manos al manejar los hijos y el ganchillo. Mi madre tuvo silencios ensordecedores mientras se esmeraba al tejer. 

Así, cuando el tejido tiene sonido, habla mediante los recuerdos y las lecciones, y sobre todo la motivación para darle arte a la vida. Hay sonido en la obra de arte cuando nos habla. Hay poder cuando eso que nos habla, nos alienta a crear paradigmas. Por eso, los tesoros que conservamos que tocan a generaciones, son aliento a honrar la fe y el amor que tuvieron en nosotros; y glorifican al Creador mediante cada paso creativo, cada testimonio edificante, y cada decisión que hace un Nuevo Comienzo.

En mi madre había arte en su presencia en sí; en su postura al caminar, en cómo se preparaba bien y con sencillez al salir, en su voz dulce, y en sus manos había fuerza y delicadeza. Mi madre está en el descanso en el Señor, pero sus tejidos inspiran de forma particular en cada día y ante la diversidad de vivencias y retos. 

Por ejemplo, hay veces que me pregunto sobre lo que pensaba mi madre mientras entrelazaba esos hilos; y hay veces en que me pregunto sobre la paz y las ideas que desarrollaba en el silencio que era inherente a ese arte, frente a la existencia que es mucho más complicada.  

Muchas son las manifestaciones en las artes. Podemos darle arte a cada tarea que realizamos. Una buena lección de vida es que el producto final nos recuerda que siempre hay soluciones; y el proceso que llevó esa obra de arte, nos recuerda que crecemos al forjar. Adelante con acción de gracias y de sabia perseverancia.

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One of the works made in crochet by my mother, Adela Martínez-Cruz, is a whole lesson in art, life and faith. The art of weaving itself requires patience and an eye for detail.

Searching for information, I found that the origin of the art of weaving is lost in the distance of time; and the specific art of knitting by interlacing threads with a crochet hook, arises from the French term “crochet”, which means “small hook”.

Each look at that work brings to my memory different memories in my different stages. My mother had art in her hands when handling children and crocheting. My mother had deafening silences while she worked hard at knitting.

Thus, when the crochet has sound, it speaks through memories and lessons, and above all the motivation to give art to life. There is sound in the work of art when it speaks to us. There is power when what speaks to us encourages us to create paradigms. Therefore, the treasures that we preserve that touch generations are encouragement to honor the faith and love that they had in us; and they glorify the Creator through every creative step, every uplifting testimony, and every decision that makes a New Beginning.

In my mother there was art in her very presence; in his posture when walking, in how he prepared himself well and simply when leaving, in his sweet voice, and in his hands there was strength and delicacy. My mother is resting in the Lord, but her crochets inspire in a particular way every day and in the face of the diversity of experiences and challenges.

For example, there are times when I wonder what my mother was thinking while she was weaving those threads together; and there are times when I wonder about the peace and ideas that developed in the silence that was inherent to that art, in the face of an existence that is much more complicated.

There are many manifestations in the arts. We can give art to every task we do. A good life lesson is that the final product reminds us that there are always solutions; and the process that took that work of art reminds us that we grow by forging. Go forward with thanksgiving and wise perseverance.

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