Recuerdo que un día como hoy,
comencé hace 11 años, nuevos pasos de fe. En el camino recorrido, he conocido
mucha gente buena y personas con grandes vocaciones de liderato y pastorado. Lo
grande es que los títulos no definen a las personas y que la gran Iglesia abre
muchas veces sus puertas al salir del templo luego de ser potenciados en
congregación. Es parte del desarrollo de una nueva conciencia.
Cada día confirmo más que no di
pasos de cambio de fe, sino de crecer en la fe. En lugar de ver iglesias en
rivalidad, procede ver una Iglesia que en diversas congregaciones, engrandece y
forma a la gran familia cristiana.
Procede reconocer y agradecer al
primer pastor que alcanzó mi conciencia con un mensaje redentor: el Rev.
Rodolfo Font. Se trata de una viva voz que presentaba el contenido bíblico del
mensaje de abundancia y sanidad integral que enseñaba Jesús. Dar buenos
principios de vida bien fundada en la Palabra tal como es, es libertar. Dios
usa los medios que El desea para responder y hacer Su obra.
Se puede prosperar cristianamente y
hay muchos géneros de semilla, por lo que es sabio profundizar en la conciencia
de siembra, abono y cosecha sana. Así, es bueno enfocarnos en las lecciones del
apóstol Font que educan para la siembra de hacer el bien a los demás, partiendo
de la sana autoestima. Muchas páginas requerirían el analizar cada género de
semilla, como amor, perdón, misericordia, apoyo, buen consejo, respeto, excelencia
en el trabajo, dignidad en la obra, honor en los cumplimientos, solidaridad,
ayuda al necesitado, visita a enfermos, etc.
Para ver un punto que puede
trascender y ejemplificar mucho más, para mí, “cosecha sana” es buscar
prosperar con sana conciencia. Por ejemplo, no veo mal aspirar a la
sobreabundancia (comprendiendo que el concepto abundancia es relativo porque
para cada alma, la abundancia que le llene será algo particular). La gran
pregunta es: ¿Para qué se desea ser prosperado?
No es lo mismo buscar abundancia
para satisfacer placeres en forma desordenada, que para vivificar el más puro y
consagrado amor. No es lo mismo buscar abundancia para mera imagen o dañar, o
para satisfacer un enloquecido consumo, que para buscar ser bendecido para
bendecir (ser efectivamente parte de las soluciones).
Porque nadie es perfecto, todos
somos llamados a fortalecernos en la fe y en el crecimiento que supera fallas y
perfecciona la existencia; merece el pastor Font la cobertura de las oraciones
sinceras de incontables almas y el apoyo de todos que infunde el Espíritu Santo
en la energía constructiva de vida. Que los nuevos testimonios sean luz para
incontables almas, en tiempos en que hacen falta testimonios victoriosos de
vidas consagradas y fundamentadas en cumplimientos de pactos y promesas.
Sé que el pastor Font es foco de comentarios,
ataques y críticas. Porque todavía se sigue esperando que lance la primera
piedra el libre de pecado, en demasiadas ocasiones quien más habla es quien
menos puede (censurando lo que en realidad desea, en vez de buscar vivir las
teorías que presenta), y todos anhelamos recibir misericordia y favor del
Señor, veo sabio en el balance enfatizar más en las vidas que abrieron los ojos
a una nueva vida y fueron restauradas gracias a su mensaje.
Veo de que mucho sería mejor si fuéramos
más prestos a bendecir y orar por quienes están en los altares (sin excluir discernimiento
y corrección). No se trata de idolatrar o tapar faltas, ya que cada cual debe asumir
plena responsabilidad por sus actos y se espera más de quienes tienen más
niveles de autoridad. Se trata de sembrar paz, orden y misericordia, y buscar
que se manifieste la guía del Altísimo en todo y en todos.
La vida es una constante jornada. Es
propio reconocer y agradecer a cada alma que aporta a la buena formación de
uno. Es digno expresar lo que se ve como justo y correcto, aunque no todos lo
comprendan. Es heroico optar por ser constructivos, aún en contra del viento
(siempre recuerdo lo que el Rev. Rodolfo Font predicó en Ponce hace un tiempo,
de que los más fuertes árboles se desarrollan en las alturas, resistiendo al
viento). No soy religioso y no hablo de religión, sino alguien que busca que le
defina lo que viva y así, al congregarme hoy, veo propio orar tanto por quienes
han fallado como por quienes siguen perseverando. Como cuestión de conciencia y
compromiso de vida, busquemos ser bien utilizados por el Señor. Dios ilumine a
todos.