Dios
es visto también como padre. Veamos unas citas:
·
“Tan compasivo es el
Señor con los que le temen como lo es un padre con sus hijos”. --Salmo
103:13
·
“El necio desdeña la
corrección de su padre; el que la acepta demuestra prudencia”. --Proverbios
15:5
·
“Pero tú, cuando te
pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está
en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará”. --Mateo
6:6
·
“Pero tú, cuando
ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara para que no sea evidente ante los
demás que estás ayunando, sino sólo ante tu Padre, que está en lo secreto; y tu
Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará”. --Mateo
6:17-18
·
“Pues si vosotros,
siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro
Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” –Mateo 7:11
·
“Le contestó Jesús: El
que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra
vivienda en él”. --Juan 14:23
Dios
es Amor Supremo. Algo en ese nivel, supera los alcances del entendimiento humano.
Sin embargo, tenemos ejemplos en los padres que dan una idea:
·
Los buenos padres no
dejan de amar aun en las más duras discusiones en el hogar.
·
Los buenos padres
corrigen por amor, y sin maltratar.
·
Los buenos padres
buscan armonía entre los hijos.
·
Los buenos padres no
dejan de amar y de orara por los hijos que han abandonado el hogar os e han
perdido. Es sabio que una madre nunca deja de esperar.
La
parábola de Jesús del hijo pródigo, ejemplifica que Jesús nunca avalaría los
conceptos de “persona toxica” o “familia toxica” para justificar divisiones y
separaciones. Jesús fomenta los testimonios de perdón, reconciliación,
restauración y edificación.
Ese
tema del amor gigante no se limita a los padres. Otros ejemplos son:
·
Los hermanos que
discuten, pero saben que no dejan de ser hermanos y se apoyan.
·
Los amigos que saben
que la verdadera amistad no es decir “sí” a todo, sino dar solidaridad sincera
y el buen consejo.
·
El alma que se enamora y
no usa antifaces, sino que se presenta tal como es y pone a Dios primero en
todo.
·
El alma que se enamora
y si recibe una respuesta dura, no guarda rencor y no renuncia; sin caer en
enfermiza fijación, si descubre que tal respuesta es por heridas internas que
no se corresponde al amor genuino, indistintamente de si se da un “Sí” o un “No”,
ora intensamente y busca propiciar la sanidad interior.
·
Las almas que en todo escenario,
maximizan y perfeccionan el principio de tratar como se desea ser tratado.
María
de Himalaya ha hablado sobre el amor incondicional, que no es utópico, sino
real. Se trata de ir más allá de uno mismo. Se trata de transmitir el nivel de amor
que da luz, partiendo del reconocimiento del perdón y del poder del Amor
Supremo. María de Himalaya ha dicho “amo mi historia” y afirmado que “el camino
de excelencia para la libertad es el amor” y que “sin amor y sin misericordia
pereceremos”.
Cuando
se logra crecer en la mirada introspectiva, y superar contiendas y egocentrismos,
se puede entonces dar la dosis de amor que forja y consagra el luminoso nosotros.
Palpita ese poder en ejemplos como:
·
Convertir un “No” en un
“Sí”; no para impresionar a los demás, sino para enaltecer la humildad y
perseverancia y glorificar al Padre. Karen Lorenzo destaca el poder de la
complementación y que la mujer posee “la parte femenina de Dios”. La perfecta
complementación de dos personalidades únicas en un mundo imperfecto, no es la
unión de dos clones iguales; es comprendernos, respetarnos y amarnos más en las
diferencias. Se puede hacer realidad y hace presente la divinidad en lo humano.
·
Mantener la estabilidad
del hogar ante toda crisis y no abandonarlo.
·
Fundamentar las grandes
realizaciones en hacer grande cosas para el Padre. Eso es dinámica de pacto y de
promesas.
·
Ver en cada reto, una
oportunidad para educar sobre la solución de conflictos en forma madura,
consagrada y ejemplar.
·
Aprovechar los medios de
comunicación para armonizar, construir e inspirar todo lo mejor del ser humano.
El
amor del Padre no es inalcanzable y es realizable en este mundo. El
verdadero amor genera las mayores fuerzas y pasiones. El verdadero amor
vivifica la fe y genera que la persona busque sanar heridas internas y
desarrollarse positivamente al máximo. El verdadero amor es ir más de uno mismo
y colocar a Dios primero mediante el luminoso nosotros. Adelante en la vida
como causa y vocación de amor.
María
de Himalaya, Rescatando amor: https://www.youtube.com/watch?v=zBLHRkPIjA8
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