jueves, 6 de agosto de 2020

Comienzo de Clases en Ponce High en agosto de 1982 y su vigencia en el 2020 y más allá...



El 3 de agosto de 1982 comenzaron las clases en el sistama de educación pública en Puerto Rico. Así fue publicado en la página 5-A de El Mundo de esa fecha. Era un día soleado y siempre recuerdo lo inmensa y majestuosa que lució ante mis ojos, la escuela Ponce High en ese primer día. En los pasillos hubo mucha congestión y recuerdo a la directora Ana Adela de Armas, estableciendo orden en aquel caos propio de un primer día de clases. 

Como parte del Prólogo de ese comienzo, algunos detalles de prensa dicen mucho. Por ejemplo:
* La primera plana de El Nuevo Día del 1 de agosto, destacó el problema del desempleo creciente. Ante el tema del desempleo, siempre surgían los señalamientos sobre la calidad de la educación y la efectividad para capacitar hacia el empleo. Pocos años después, Puerto Rico vivió un proceso de recuperación económico; pero esos detalles son propios para otro texto.
* En la página 51 de El Nuevo Día del 1 de agosto, la Asociación de Maestros publicó su visión rumbo al nuevo año escolar.
* En la página 52 de El Nuevo Día del 1 de agosto se evidencia que en la televisión se lograba armonía de producciones locales e importadas.
* En la página 5-A de El Mundo del 2 de agosto, fue publicado que miles de maestros se reportarían a trabajar en el inicio de curso escolar.
* En la página 6 de El Reportero del 3 de agosto, fue publicado un reportaje sobre la merma en el número de estudiantes.

El Prólogo no era solo lo que se presenta en la prensa de ese tiempo. El Prólogo mayor para cada alma de esa comunidad escolar, partía de su entorno familiar y de socialización. Recuerdo de manera especial, el ánimo con que regresé a casa para comunicarle a mis padres cómo fue aquel primer día. Hoy mis padres están en el cielo, pero aliento la fe ante los nuevos retos; siguen en mi inspiración.

Dar gracias a Dios por cada nuevo palpitar; y buscar crear cada nuevo día, rompe los estereotipos sobre la edad y crea nuevos paradigmas. Al ser positivos y entusiastas aun teniendo canas en el cabello, renovamos el horizonte como cuando cotemplábamos la vida al comenzar el año escolar; y logramos la combinación única de experiencia y madurez, con visión refrescante y energía que armoniza. Así, se logra el proceso que sana heridas internas y perfecciona talentos, vivencias y potencialidades.

El Editorial y la caricatura publicados en la página 8-A de El Mundo del 2 de agosto de 1982, así como el reportaje de la página 4 de El Reportero del 4 de agosto sobre cómo fue el primer día de clases, muy bien se pueden emplear en el presente. No significa que desde 1982 hasta el presente, no haya habido etapas de progreso. Significa que en un mundo imperfecto, siempre habrá afanes y llamados. 

La mayor evolución está en nunca dejar de ser estudiantes y el mayor heroismo surge del poder de la humildad. De hecho, siempre recuerdo lo que decía el maestro Tito de Jesús en la clase de Historia en Ponce High, de que no quería que fuésemos como él, sino mejor que él. Mucho mejorarían la educación escolar y universitaria en el país con ese nivel de humildad, vocación y consagración. 

Hoy Puerto Rico y el mundo viven jamaqueos que eran impensables en aquellos días de 1982. Cada 100 años ocurren fuertes huracanes, terremotos y epidemias. Nos ha tocado vivir un nuevo ciclo. Lo irónico es que se necesita mucho de la voluntad con que comenzamos aquella etapa de estudios, para levantarnos ante los nuevos desafíos con mucha fe y amor, y la capacidad de soñar y evolucionar con sanos ideales. Muy bien se puede interpretar que en la vida no hay puntos finales, sino puntos de comienzo. Adelante en la vida como causa y vocación de amor.

















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