domingo, 1 de noviembre de 2020

La Santidad desde esta tierra...

El 31 de octubre es Día de Halloween y el 1 de noviembre es Día de todos los Santos. Es un motivo de fe sumamente respetable que puede unir a las diversas ideologías y corrientes de fe. En tiempos de elevar la mirada, el mundo enfrenta serios desafios. En cada rol y vocación, se necesita la dosis de santidad que no se limita a lo religioso. 

El verdadero significado de ser “santo(a)”, es decisión y vivencia que no es solo la canonización, una imagen o teorías sobre lo que define a una “persona buena”. Ser “santo(a)”, es dedicarse al Señor. Eso no es equivalente a apartarse del mundo, juzgar a todos los demás como si fuesen inferiores o tergiversar lo bueno de la religiosidad y la santidad. Juan Pablo II es buen Role Model para redescubrir el mejor sentido. 

Eso significa hacer que sea una Gran Realidad en todo en la vida, el dedicar TODO al Señor y preguntarse ante cada decisión y camino: “¿Sirve sabiamente, con amor y a cabalidad, y sobre todo le agrada al Señor?”. No todo en los lugares de congregación tiene santidad, y mucho en el diario vivir más allá de los lugares de congregación, potencia con real santidad. 

Es importante congregarnos como comunidad de fe, en la realidad humana con virtudes y defectos. Es importante lo que se realiza más allá del lugar de congregación, como predica mediante lo vivido. Por eso, hay grandeza en quienes honran las vocaciones y los altares; y es vital orar por el liderato y por todos, y tener capacidad de discernimiento.

Así, al dar trascendencia a lo cotidiano y la vocación, TODA alma puede vivir en santidad; en todo trabajo y toda función que forma y sirve bien. Así, mi primer y gran modelo de santidad fueron mis padres. Somos llamados a unir y restaurar, con la certeza de que Dios está con nosotros, nos bendice y fortalece en las causas justas y en lo correcto que es fe en acción con buenas obras y amor con poder de armonía, unificación y edificación.          


Hay santidad en toda expresión de sincero amor, en la voluntad de maximizar la espiritualidad que se recibe en oración y congregación, en toda acción para sembrar el bien y la potenciación edificante al prójimo, en el esmero para trabajar con excelencia, en el valor para no avalar abusos y corrupción, en la decisión de ejercer toda autoridad con humildad y sabiduría, en lo propio de dar transmitir efectivos testimonios y educar con el ejemplo, en fin, en todo lo que define a cambiar para bien y crecer como mejores seres humanos.

Con esa conciencia, recuerdo de manera especial a mis padres, Oscar Berrios Rodríguez y Adela Martínez Cruz. Hoy están en el cielo y comparto en el inicio de este texto, una foto que les tomé en la distancia en 1993 con una pequeña camara. Hay detalles que no se ven, pero al ser hoy seres espirituales, muy bien pueden invitar a ver más allá de lo efímero.

Mis padres estudiaron en Ponce High. Mis hermanos y este servidor también estudiamos ahí. Pienso en la sumatoria de mi existencia, y reconozco en mis padres, mi más cercano contacto con la Santidad. 

En un mundo imperfecto, almas imperfectas con humildad, visión, corazón y consagración, hacen palpable y accesible la santidad. En cada rol y vocación, se necesita la dosis de santidad que no se limita a lo religioso. Todas las corrientes de fe, obra definitoria, pensamiento y creencias pueden coincidir en ese principio. Sé en esta tierra, Peregrino(a) del nuevo yo y el luminoso nosotros. 

Día de todos los Santos:

https://www.aciprensa.com/noticias/feliz-dia-de-todos-los-santos-44904?fbclid=IwAR3CW2af4j__GR20XVV_jZJ5yAq7Xh55FjXll4QVLTCrGO-_wQhct7ElYkk

https://youtu.be/QJDy2vQf6wc

https://youtu.be/vKr0XpI0uUk  (Tú también puedes ser Santo)



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