El 13 de junio se celebra la fiesta de San Antonio de Padua. Sin embargo, el significado trasciende.
San Antonio es reconocido como el Santo de todo el mundo por la amplitud de su vocación, legado y pensamiento que llega a las conciencias y fortalece la fe. Su imagen y devoción es ampliamente difundida. A San Antonio recurren:
• Mujeres estériles que desean tener el milagro de concebir.
• Los pobres que buscan una nueva vida de progreso y prosperidad.
• Los viajeros.
• Albañiles y panaderos.
• Personas que buscan objetos perdidos. Se puede expandir al orar por personas que se han perdido o apartado del buen camino.
• Almas que buscan la compañía idónea; un buen esposo o buena esposa.
Cómo testimonio personal, comunico lo siguiente: Hace un tiempo, extravié unas llaves. Recordé lo de San Antonio y los objetos perdidos, y lo invoque. Me maravilló que no fue solo que aparecieron, sino que me las trajo alguien que las recibió luego de ser encontradas en la forma más sorprendente. Eso alentó mi fe y sentido de gratitud.
Es importante la figura de San Antonio de Padua. Hay también más devociones, como la Virgen de Guadalupe, la Virgen de La Milagrosa, San José, el Sagrado Corazón de Jesús y la Divina Misericordia. También hay debates sobre buscar la intercesión de Santos o invocar directamente a Jesús.
En lugar de perderse la capacidad de edificación en debates y contiendas, procede respetar el nivel de conciencia de cada cual y crecer en lo unificador de buscar ser parte de milagros y testimonios.
Voy más allá: Con respeto al correcto y sabio orden de la Misa, veo que necesita un espacio para comunicar testimonios. Los testimonios alientan, dan luz, ilustran sobre formas efectivas de perseverancia, y evidencian al terreno fértil que da frutos y merece más abundantes siembras.
Al recordar a San Antonio, que se entienda que pequeños detalles como encontrar un objeto perdido, confirman que se puede aspirar a más en línea con el Señor; como reunificar un hogar, restaurar una relación humana, rescatar una vida del vicio, o consagrar la realización de un sueño y el mayor Proyecto de Vida.
Al recordar a San Antonio, que no se coloquen sus estatuillas de cabeza. Que no se piense que es varita mágica que concede todo o puede manipular a tono con el antojo. Que sea aliento para fijar la mirada en lo correcto que edifica y lo amoroso que armoniza, y afirmar la voluntad en el propósito de vivir el milagro de Dios en el nuevo y luminoso nosotros.
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