He adquirido y leído con sumo interés, el libro “Mis Santos Alumnos: Aventuras del aprendizaje feliz”, escrito por el doctor Alejandro Ríos Cintrón. El libro es natural y espontáneo, como una de esas conversaciones que más se atesoran.
Para mí, fue vivir viajes en el tiempo. Recordé con acción de gracias, mi primera escuela en casa, los días como estudiante en los diferentes niveles educativos, y las experiencias laborales. Al reconocer mis aciertos y errores, es inevitable pensar cómo hubiese sido mucho si hubiese contado con tan refrescante y edificante libro.
Al reflexionar sobre el camino recorrido teniendo hoy canas, reconozco que he sido afortunado al contar con buenos padres, educadores y líderes. También llegué a vivir lo que significa la falta de respeto en el salón de clase. Eso no debe ocurrir, pero hay casos en que heridas internas, indisciplina, incorrectas nociones culturales de que con el cocotazo se logra más, presiones y tensiones, originan lo que no se desea.
Sin embargo, hay raíces más profundas: El estilo de maltratar al estudiante en Puerto Rico, tiene su origen en la colonización española, que trajo la mentalidad de “la letra con sangre entra”. La idea de ser fuerte “por tu bien”, cae en dos males:
* Convertir incorrectamente lo de ser fuertes y maltratar en sinónimos.
* Justificar agresiones y por ende, enseñar a ser agresores.
La idea de ser fuerte y azotarte “por tu bien”, crea las nociones que en el hogar comunican “te golpeo porque te amo” y en otros ámbitos “abuso para lograr más fidelidad”. La cultura de maltrato enseña valores tergiversados y daña demasiado.
Hay que regresar al valor de la humildad, a las raíces de buen hogar que ve que todos somos hijos de Dios, a la conciencia sobre lo breve de la existencia, y a hacer del título universitario un medio para servir. El Respeto Integral que es esencial para lograr una mejor civilización, comienza en buena medida con el buen trato al estudiante. Gracias al libro escrito por el doctor Ríos Cintrón por ejemplificar y confirmar que se puede forjar un mejor tiempo desde el proceso enseñanza-aprendizaje con amor y paz; se puede vivificar el efectivo emprendimiento en la vida misma como la mayor empresa.
El libro es un aliento a educadores y estudiantes para crear mejores ambientes educativos y por ende, más prometedora formación en todo. Voy más allá: Debería ser lectura obligatoria en los programas de Pedagogía; ya que en forma práctica y trascendente, une los propósitos formales de la educación, con la alegría de vivir. Es con una sana conciencia sobre la vida, que se logra una más plena realización y una mejor relación con los demás, con el Señor y con uno mismo.
El libro es un bálsamo para educadores y estudiantes con marcas por heridas internas y vivencias negativas. Mucho hay que sanar, reconciliar y restaurar. Voy más allá: Aprobar rigurosas pruebas psicológicas debe ser requisito para ejercer la vacación de educar; con el fin de dar medios de sanación y mejoramiento a quien necesite ayuda.
Doy gracias a Dios por mis bases formativas, por lo vivido, por los sueños que deseo realizar y consagrar, y por el libro “Mis Santos Alumnos: Aventuras del aprendizaje feliz” que es bendición del Altísimo que inspira todo lo que supera palabras, en la presente etapa que vivo y en tiempos retadores y atípicos para Puerto Rico y el mundo.
Le deseo éxito en todo al doctor Alejandro Ríos Cintrón y sus santos alumnos. Con tan excelente y potenciador libro, se amplía el salón de clase del profesor Ríos. Que los nuevos testimonios den luz al mundo. Adelante en la vida como vocación de amor.
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