Ha sido encontrado culpable Edgar Santana, quien laboró como Alcalde de Vega Baja, por cargos de corrupción. No procede responder con un libreto memorizado, y mucho menos procede buscar en forma inhumana el llamado “capital político” (sea para crear un chivo expiatorio, o sea para crear una forma de estigmatización).
¿Qué procede en lo justo, digno, humano y cristiano? Lógicamente lo primero que procede es que cada cual asuma plenamente la responsabilidad y consecuencias de sus actos, y ya el señor Santana comenzó ese proceso. Deberé seguir profundizando en proceso interno para entender, rectificar y crecer; tiene la gran oportunidad de dar testimonio de nuevo comienzo y mejor rumbo de vida con la ayuda del Señor y de su familia y amistades reales, pero hoy deseo ver otros detalles:
El diccionario VOX de la lengua española define “corrupción” como “la acción y el efecto de corromper”, y define “corromper” como “alterar, dañar, pudrir, pervertir, sobornar”. En consecuencia, corrupción no es sólo lo que sea socia con corrupción gubernamental. La corrupción tiene múltiples manifestaciones.
Siendo la corrupción fruto del pecado, no existe partido o institución exenta o inmune de eso. Hoy reconozco que los peores corruptos no son los que caen presos, sino los que son maquiavélicos y dominan los trucos y tecnicismos legales para hacer el mal, sacar provecho y escapar al brazo de la justicia.
Podemos reconocer que hay corrupción en actos como los siguientes:
1. En el ejemplo y la educación a los niños, enseñar que la violencia es la solución y que triunfa el que abusa, maltrata, engaña, destruye y roba.
2. Emplear los argumentos religiosos para manipular y tergiversar por un fin personal, en vez de potenciar con amor, verdad y vocación por una causa mayor.
3. Al dar empleo, emplear el recurso del empleo parcial para negar beneficios al empleado y aumentar ganancias en forma impropia.
4. En la dinámica laboral, buscar trucos para quitar derechos adquiridos. Eso es robo.
5. Ha habido casos de corrupción que se han tratado de justificar con lo de seguir instrucciones, y ha habido casos en que se ha visto el hace lo que sea –desde el atentar en contra del prójimo para buscar “beneficios” del funcionario superior de turno, hasta el favor sexual- como medio para escalar posiciones. Cuando se reconoce que hay que meditar con sumo cuidado sobre las consecuencias de cada acción, no se cae en el camino equivocado.
6. Se dice que “donde manda capitán no manda marinero” y es un sabio pensamiento en principio, pero incluso en el ámbito militar, existen mecanismos para objetar órdenes fuera de orden. Aunque toda autoridad tiene un poder para establecer normas y reglamentos y dictar pautas, no hay obligación de seguir lo que vaya en contra de la ley y/o de principios y valores de bien y orden.
7. Es triste cuando en centros de trabajo, se establece lo de unos empleados vigilando a otros, lo de fomentar el congraciarse con la “autoridad” de turno en base a legitimar los peores estilos, lo de menospreciar al trabajador honesto y cumplidor, lo de lanzar lodo en contra de quienes han precedido en las funciones, y lo de responder a quien es solidario hacia los demás con el “resuelve como puedas” cuando necesita ayuda. En San Juan 15:18-27, Jesús advierte sobre la persecución en contra de los que hagan el bien, ya que El mismo fue perseguido. Jesús ha vencido al mundo y no como cuestión de divisiva y ritual religión, sino como cuestión de mejor rumbo de vida, en El podemos mucho. Por lo tanto, sigamos perseverando en el bien con amor, visión, inspiración y fuerza inenarrable; la diferencia estará en no dar la milla extra para agradar a hombres, sino para agradar al Altísimo que preside y nos ubica en donde Él nos necesita.
Podría seguir sumando más a esa lista, pero no deseo extender este texto demasiado. No ataco ni juzgo. Sí veo que tiene que llegar el momento en que la lucha en contra de la corrupción adquiera nuevos niveles y perspectivas, para promover una integral mejor calidad de vida y de civilización. Ahora más que nunca, recordemos la firmeza con que el Supremo Maestro echó a los mercaderes del templo, y el amor con que tanto iluminó y educó, y abrazó a los sinceros, a los arrepentidos y convertidos de corazón, a los humildes, a los que promueven la paz y la sanidad en todos los sentidos, a los genuinamente perseverantes y a los que son como los niños.
Porque la lucha en contra de la corrupción y a favor de la vida edificante es mucho más que lo que se ve de inmediato a simple vista, a quienes hoy tengan dudas y debilidad en la fe, les exhorto a perseverar en el bien con el siguiente pensamiento:
Cuando la tierra prometida parece más distante, renunciar no debe ser opción. Se dice que es mejor no prometer que no cumplir, pero mucho mejor es enfatizar en los testimonios de cumplimientos de promesas. Perseverar es cuestión de fe, amor, valor, obra, visión y honor. Así, persevero. Porque no puede ser que tan esforzada y consagrada ruta quede inconclusa, impere el Señor en todo.
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