Hoy 1 de noviembre de 2011, comienza el Mes de Acción de Gracias y con el Día de Acción de Gracias comienza el tiempo navideño; siendo en Puerto Rico la tierra de fiestas navideñas de más larga duración en el mundo.
Afortunadamente se ha superado la pelea política y pequeña de enfrentar a Santa Claus y los Reyes, para ver que ambas tradiciones pueden coexistir en el espíritu navideño de amar, bendecir, alimentar la inocencia, dar y compartir.
En el comercio comienza desde antes, ya que desde Halloween se va viendo lo de colocar adornos en las tiendas. En vez de caer en criticar la comercialización, prefiero ver que se combinan en la última etapa del año, los deseos genuinos de un impulso económico y ser parte de las esencias milagrosas del tiempo más especial.
El origen de la Navidad es el nacimiento de Jesús. Por ser fiesta cristiana, no olvidemos la directriz de El de ir y predicar. El mandato no es sólo a autoridades, es a todos y la mejor prédica es dar testimonio de una vida positiva. Hay quienes asumen responsabilidades de evangelismo mayor y en mi caso, algo así dependería de unas condiciones específicas, pero en lo cotidiano, somos llamados a vivir las palabras de Jesús que como Guía de Vida, transmiten y contagian en todo tiempo y lugar. Es cuestión de ser sembradores.
En Jesús se combinan la cuna humilde y un linaje real. Jesús sintetizó todo en la Ley del Amor. Jesús dijo que vino para que tengamos vida en abundancia (ver San Juan 10:10) y no es casualidad que sea el tiempo navideño, el tiempo de hacer inventario para dar gracias, hacer ajustes y comenzar el nuevo año.
Así, las llamadas “resoluciones de año nuevo” en muchos casos no duran más que las decoraciones navideñas. No presentaré un procedimiento ni promoveré taller alguno. Sólo planteo una pregunta: ¿Cómo lograr vivir y hacer algo diferente; cómo superar lo ritual; como alcanzar resultados duraderos y crecientes?
Cada caso es individual, por lo que sería insultante responder con un libreto memorizado o algo al extremo general. Existe un pensamiento que dice: “No se puede esperar resultados diferentes haciendo lo mismo”.
Cada cual deberá autoevaluarse para identificar lo que tiene que cambiar, lo que tiene que mantener y lo que tiene que perfeccionar. El cumpleaños de Jesucristo, es buen momento para buscar del Padre la luz y el plan.
Es legítimo visualizar planes, deseos y aspiraciones. Es saludable buscar abundancia integral para bendecir. Son necesarios los testimonios con fuerza de inspiración, restauración y potenciación.
Se puede aspirar a ser mejores seres humanos cada día. Se puede buscar fundamentar las grandes peticiones a Dios en cumplir grandes promesas como pacto solemne y sagrado. Se puede aspirar a prosperar con sabiduría y hacer la diferencia.
No obstante, reconozco que el año ha sido difícil y retador y se necesita de cada cual mucho más que lo tradicional. Se necesita mucho más que meras palabras. Se necesitan las palabras que nazcan de lo mejor del interior.
Se necesita la fe para seguir adelante, no como otro ejercicio de autoestima, sino como motor que es más que uno mismo. Se necesita ese nivel de fe en que los que vean la perseverancia y transformación real, reconozcan que solo Dios puede hacer algo así. ¡Esa es la Revolución de la Fe!
Tiene relevancia recordar palabras del licenciado Rafael Hernández Colón del 25 de julio de 1979: “Los tiempos exigen que el espíritu se eleve. Los tiempos exigen que se comprendan los imperativos del deber, que nuestro viaje por la vida sea una experiencia de crecimiento moral, de modo que al final de la vida seamos mejores seres humanos que cuando comenzamos”. Optemos por el inventario que no aliente la frustración limitante, sino la acción transformadora. ¡Esa es la Revolución de la Fe!
Hay que superar las religiones y las etiquetas divisivas. Hay que buscar de las lecciones del Príncipe de Paz, de quien celebramos su cumpleaños. Hay que seguir por lo que se ama y por quien se ama; no para exhibir un trofeo con soberbia, sino por hacer -con conciencia, corazón y humildad- de la vida entera una consagración. Hay que ser sinceros y constructivos. Desde mi decisión personal, veo que hay que optar por no renunciar. ¡Esa es la Revolución de la Fe!
Porque es cuestión de ser sembradores, algo tan amplio y abarcador requiere trascender. La Biblia, la historia y la razón nos confirman que Dios emplea los medios que El desea para responder y edificar. He escrito que la cantante cristiana que más admiro es al alma con dones, belleza inenarrable, energía, llamado y presencia sin igual con el nombre artístico de Melina León. Porque ser cristiano es mucho más que un género musical, es ser creyente, ahora más que nunca, ante todo y ante todos, sigo bendiciendo a Melina. ¡Esa es la Revolución de la Fe!
Algo de Dios hay en cada don, talento y manifestación artística que mueve a VER lo que se debe mejorar y rectificar, a RECONOCER lo que debe hacernos más humanos, constructivos y sensibles, y a OBRAR como sinceros sembradores de fe, amor y buena voluntad. ¡Esa es la Revolución de la Fe!
Destacar a la mujer: Trae a mi mente a mi madre que ha dado todo. Trae a mi mente a mi hermana que lejos ha sabido levantar una familia. Trae a mi mente a Melina León. Cada día es gran día para redescubrir en el Corazón de Mujer y en lo que define al hombre de verdad, todo lo grande, transformador y sublime que Dios quiere para el mejor desarrollo de la humanidad. Porque a Dios que conoce todo consagro todo, reafirmo la decisión de promesa e invito a cada cual a una decisión de nueva vida que supere todo lo pequeño y mueva montañas por la visión para contemplar la tierra prometida y la medida del amor para sembrar y dejar legado que forme generaciones. ¡Esa es la Revolución de la Fe!
¿Queremos un tiempo navideño más o algo diferente? En Jesucristo, nada es algo más. Que cada cual celebre viendo que las decoraciones no definen, del mismo modo no nos definen otros, sino lo que somos. Volvamos a creer. Redescubramos el poder de la oración real. Alimentemos el potencial de cada alma para ser bendición. Optemos por ser parte de las soluciones. ¡Levántate! ¡Esa es la Revolución de la Fe!
Al escribir así, reconozco que no todo es el escenario ideal. Fe no es ir hacia un plan conocido, sino hacia lo inédito con la certeza en lo que se ama, cree, traza, promete y cumple. Ante lo que se opone, mi respuesta es seguir. De perseverar con amor, valor y honor se trata. De buscar el milagro por la medida en que armoniza deseos y va más allá de uno mismo se trata. De buscar renacer, reverdecer y fructificar con el nacido en un pesebre y resucitado se trata. ¡Esa es la Revolución de la Fe!
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