jueves, 5 de enero de 2012

El mensaje de las tres estrellas: ¡De eso se trata!

Los Reyes constituyen una tradición y más que una tradición. Son una tradición porque se transmite de generación a generación. Son más que una tradición porque no se trata de algo insularista o regionalista, es la celebración que une a todos los cristianos del mundo en la acción de adorar al Rey de Reyes; recordando que eso se vivifica cada vez que se expresa y confiesa de todo corazón y conciencia que Jesucristo es el Señor. ¡De eso se trata!

               

Una rápida mirada a mis recuerdos formativos, me confirma que en todo tiempo, aún ante los vientos adversos, al llegar los Reyes, se da un bálsamo y nuevo respiro, en que mi única crítica es que cuando se regresaba casi al día siguiente de Reyes, no se daba tiempo a los niños de unos días para disfrutar los regalos. Había más tiempo para disfrutar los regalos de Santa Claus.



Los Reyes no son solo para los niños y no rivalizan con Santa Claus. En los Reyes y Santa Claus tenemos el factor común del sentido cristiano de que el amor se vive y fructifica al dar y sembrar. Ahí, personas de todas las edades pueden y deben coincidir para desde esa pureza, crecer y forjar una justa y buena, constructiva y progresista, civilización a la altura de lo que honra y dignifica, y agrada al Todopoderoso.



Hay quienes en la insistencia del antagonismo que divide y nada edificante aporta (por motivos pequeños), argumentan que los Reyes vienen primero que Santa Claus. La verdad es que una cosa es el año natural y otra cosa es el tiempo navideño. Objetivamente, en el tiempo navideño Santa Claus viene primero que los Reyes, pero salomónicamente podemos ver que los Reyes dan el cierre de broche de oro. En buscar armonía de verdad está la misión navideña que trasciende. ¡De eso se trata!



Así, cada vez que observo las tres estrellas, redescubro la ilusión y la búsqueda inenarrable. ¡Claro que existen los Reyes! No sólo rindieron tributo al Señor en representación de la humanidad, sino que siguen la ruta evangelizadora en cada creyente que vive lo que predica y adora al Altísimo mediante la fe en acción y obra. ¡De eso se trata!



Hoy 5 de enero de 2012, víspera de Reyes, exhorto a contemplar en las tres estrellas, el mensaje de que el cristianismo no es religión, es rumbo y sentido de vida. Al recordar el largo camino recorrido para llegar al punto señalado por la estrella mayor, recordemos lo siguiente:



Cuando la tierra prometida parece más distante, renunciar no debe ser opción. No se trata de alentar una fijación o un desorden, sino de contemplar que tiene que tener poder real lo que se dice de que lo imposible para el hombre es posible para Dios. Se trata de lo que paso a paso, venciendo retos y afirmando la razón de ser de la visión consagrada y/o del solemne pacto (promesa), supere la prueba del tiempo por todo lo que es más. Así, me enfoco en el sueño que me toca y asumo responsabilidades.  

Se dice que es mejor no prometer que no cumplir, pero mucho mejor es enfatizar en los testimonios de cumplimientos de promesas; armonizando lo espiritual que no enajena y lo material que no es vanidad. Perseverar es cuestión de fe, amor, valor, obra, visión y honor. Así, persevero…



Los Reyes fueron en una jornada que seguramente muchos no entendieron, en pos de lo que no era un hecho en ese momento. Fueron hacia el niño que llegó a ser revolucionario, no en lo político, sino en lo más humano, espiritual y sobrenatural.



Ese niño, que dejó de ser niño en el proceso natural de crecimiento, dijo clara, directa e inequívocamente que vino para que tengamos vida en abundancia. La Biblia nos revela que Jesucristo tuvo un nacimiento humilde y un linaje real; que abrió ojos y sanó; que tuvo amor sin límites y al mismo tiempo, valor para sacar a los mercaderes del templo y señalar lo que había que cambiar y perfeccionar; fue crucificado, murió y resucitó para estar siempre y Sus palabras son guía de sabiduría, paz, vida, amor y libertad.



Los Reyes no hicieron tanto para justificar más de lo mismo o todo lo opuesto a Quien adoraron. Los Reyes no son ídolos, deidades o divinidades. Los Reyes fueron seres humanos que enseñaron a todas las generaciones y tiempos que Jesucristo es el Señor. Tengamos eso como norte. ¡De eso se trata! Dios ilumine a todos.

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