viernes, 28 de noviembre de 2025

El nuevo y mejor paradigma es que Santa Claus y los Reyes no discriminan por edad o formación y siguen regalando con amor…

Recuerdo el pensamiento de que la “Navidad es de los niños”. Eso en parte es cierto y en parte no es cierto. El hecho de que el adulto Jesús dijo “dejad a los niños venid” confirma que el amor es accesible a todas las edades.



La tradición que recuerdo es que Santa Claus dejaba los regalos bajo el arbolito navideño y los Reyes los dejaban bajo la cama. Eso no significa que no hubiese casos en que Santa Claus y los Reyes dejaban los regalos bajo el arbolito y no era motivo de contienda porque se entendía lo esencial.

En la línea de que la “Navidad es de los niños”, se afrmó que a partir de cierta edad se deja de recibir regalos de Santa Claus y de los Reyes. Eso está mal. El hecho de que Jesús manifestó milagros de sanación y multiplicación, y trae redención para todos, confirma que la cultura crece en la conciencia de que Santa Claus y los Reyes siguen dando regalos a todas las edades y formaciones.

En la constancia de los regalos de Santa Claus y los Reyes para todas las generaciones, los regalos cambian tal como cambia el mundo en un paso acelerado del tiempo y de la historia. Por ejemplo:

* De los juguetes fabricados por los niños, se pasó a las jugueterías, y de ahí a los temas tecnológicos.

* De los juguetes para el juego y la imaginación, hemos llegado al juguete como pieza de colección.

* En cada edad y etapa, van cambiando los regalos que se desea recibir. Es un clásico el juguete de moda, pero no todos le dan la debida importancia que no es solo material. El juguete es esencial en lo formativo e imaginativo y como muestra, con canas en el cabello aun conservo mi figura de acción de Steve Austin de la serie “The Six Million Dollar Man” de la década de 1970.

* Hay quienes desean un auto y ropa nueva como las mayores aspiraciones. Hay quienes ven más y desean tener una casa que no deprecia. Hay quienes tienen visión mayor y reconocen que procede tener salud integral y medios económicos con sabia capacidad administrativa para adquirir y mantener bienes, y poder vivir y compartir las bendiciones con quien se ama.

* Hay quienes enfrentan fuertes soledades e incomprensiones. Hay quienes buscan reconciliación o hacer un buen hogar. Hay quienes buscan un particular toque sanador. Hay quienes ya no piden oraciones o consejería porque ya no pueden más con la falta de confiabilidad y con la indiferencia y el simplismo manifestados en los estilos del cliché y el libreto memorizado.

La lógica dicta que la mejor forma de regalar, o de dar oración y consejería es dar en la misma medida que se desea recibir.

Así, de las mejores formas de compartir la Navidad, es obsequiar a personas de diferentes edades. El nuevo y mejor paradigma es que Santa Claus y los Reyes no discriminan por edad o formación, no le ponen fecha de caducidad a las personas, y siguen regalando con amor y fomentando lo mejor de las personas. El verdadero cristianismo es guiado por el Espíritu para dar el regalo correcto en cada caso.

Hay que ser niños en toda edad para crecer de verdad y progresar. Que siempre esté presente al arbolito navideño; será luz ante los conflictos en el hogar, motor de reconciliación, y potenciación en la soledad.

De ese tiempo como niño, recuerdo el ambiente escolar en la Ramiro Colón Colón en Ponce Puerto Rico, y cómo la decoración ideal era hecha por los niños. Para mí era grande e inenarrable la ilusión de esperar a Santa Claus y a los Reyes. La magia era perfecta con la presencia de mis padres. Con libertad en paz y seguridad, escribo:

En la verdadera vivencia humana y cristiana, el tiempo navideño es ejemplificar que el Señor hace todo nuevo en el Halloween positivo y unificador; la Acción de Gracias que no es conformismo, sino motor de superación y progreso; reconocer la generosidad inspirada desde lo Alto en Santa Claus; ver en Jesús, María y José el modelo de hogar a forjar; tomar aliento en los pastores para entender sublimes revelaciones; recibir lecciones de los Reyes para ser adoradores en todo; y afirmar para el nuevo año el propósito de trazar la ruta hacia la Eternidad desde la salud, los milagros de amor que superan fronteras geográficas y culturales y crean paradigmas, la vida en abundancia, la prosperidad para bendecir, la felicidad y la plenitud en esta tierra.

Navidad es tiempo para recordar a las almas que han partido a la Eternidad, como mis padres. También es tiempo para recordar días y etapas formativas; y atesorar a quienes apreciamos y amamos.

Por ende, el sentido mayor de las rutas de vida que trasciende el tiempo navideño, está en el amor que restaurar, edifica, perdona, define la fe con buenas obras y persevera con corazón sembrando el bien. Adelante en la vida como causa y vocación de amor.

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