Mayo es el Mes de las Madres: En
Génesis 2:18-25 se presenta la creación de la mujer como la más inspirada obra
maestra. No es casualidad, sino causalidad, que sea de la mujer un poder de
origen creador y el vital rol maternal. Veo algo del ojo detallista de la
mujer, en el relato de inicio de Génesis cuando Dios trae luz y orden a la
Tierra. Para mí, el Mes y el Día de las Madres, que debe inspirar en su esencia
a todos los días, es:
·
Reconocer la presencia de mi madre como milagro de vida.
¡Cuántos necesitan reconocer los testimonios del Lázaro del siglo 21 para
redescubrir a un Dios real, vivo y con poder! ¡Cuántas más oraciones de
bendición se deben seguir dando para seguir creciendo en todo lo inherente a un
milagro así!
·
Reconocer la trayectoria y luchas de mi hermana. ¡Cuántas
mujeres necesitan crecer en la conciencias de todo lo que pueden hacer!
¡Cuántas más oraciones de petición se deben seguir dando para que la sabiduría
sea la mejor base!
·
Reconocer a la dama que tanto destaco y reconozco: El
gran alma con dones, talentos, llamado único, energía, belleza inenarrable y
presencia sin igual, con el nombre artístico de Melina León. ¡Cuántos deben
abrir los ojos y desarrollar una nueva y mejor conciencia ante la luz que
exalta al corazón de mujer! ¡Cuántas más oraciones de intercesión se deben
seguir dando para que Melina sea hoy y siempre gran baluarte en genuina
plenitud de vida y testimonio potenciador!
Reconocer a las madres, es reconocer
todo lo puro que supera las palabras, que se encarna en la mujer. Es tener
acción de gracias y al mismo tiempo, dedicar un recuerdo especial a las madres
que han partido de este mundo. Es dar motivos de regocijo para dar vida a la
vida.
Reconocer a las madres, es ser
solidarios tanto con las madres que honran los roles tradicionales, como con
las madres que se levantan ante desafíos de enfermedad y adversidad en el
hogar, y las madres solteras que tanto forjan en la aparente soledad.
Grandes son las promesas bíblicas
para los buenos hijos, buenos esposos y hombres conscientes que respetan y
atesoran a las madres, así como para los que cuidan a las viudas. Es cuestión
de vivir con amor, valor y honor, a la altura de lo que Dios espera de uno; así
se llega al nivel en que es El en uno.
Con gran paz y seguridad, afirmo que
Melina León es la cantante cristiana que más admiro. Es así porque ser “cristiano”
no es religión, un género musical o una marca comercial. Ser “cristiano” no es
ser perfecto o inmune a lo que afecta al mundo. Ser “cristiano” es ser
creyente; lo que infunde una naturaleza revolucionaria al palpitar, al ver,
creer, pensar y hacer.
Como muestra, sería excelente que
los hombres analizaran y asimilaran las lecciones de la canción “un hombre de
verdad”, que canta Melina. Porque es de Dios esa canción, veo también que les
permite a las mujeres respetar y valorar al buen hombre que honra a Dios, y
educar a las presentes y las nuevas generaciones para eso. Igualmente, sería
excelente que las mujeres analizaran las lecciones de la canción “corazón de
mujer” para crecer en eso. Porque es de Dios esa canción, veo también que los
hombres deben aprender de eso para valorar y atesorar al corazón de mujer.
Como fruto de todo lo anterior, en
la medida de las sinceras oraciones, obras y siembras, cuando se enfrentan
golpes, traiciones y momentos difíciles, no sólo se siente el apoyo del
Altísimo, sino también el bálsamo de la madre; y cuando hay tiempos de justicia
y felicidad, no sólo se siente la alegría de lo correctamente hecho ante y con
el Todopoderoso, sino también el gozo ante y con la madre.
En verdad Dios se creció al crear a
la mujer. Sea el Día de las Madres, gran momento para orar y perseverar con
mayor sentido; para afirmar el amor y el agradecimiento verdaderos, y la visión
de almas de pacto con la voluntad de cumplir promesas a Dios para armonizar
deseos genuinos con el ser luz a los demás. Sean bendecidas todas las madres en
la Isla del Cordero. Adelante en el nombre de Jesucristo.
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