sábado, 9 de julio de 2011

¿Yugo desigual?

¿Yugo desigual?

Hubo un tiempo en que se estigmatizaba a la divorciada. Esa falla se ha ido superando y bendigo a las mujeres divorciadas y las madres solteras por la medida en que inspiran y forjan, y merecen una nueva luz; pero se presenta como nuevo reto, el superar la forma en que se manipula  y tergiversa lo de “yugo desigual”.

En 2 Corintios 6: 14-18 dice: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”.

En principio se plantea que no funcionará el matrimonio de cristianos y no-cristianos. Puede haber algo de lógica razonable que merezca atención para prevenir problemas futuros, cuando se trata de personas con creencias y valores espirituales totalmente diferentes; pero cuando se ve como “no-cristiano” a quien no coincide en el mismo templo, aun creyendo en Jesús, entonces estamos ante fabricaciones nocivas.

Nótese que la cita bíblica no establece lo del “yugo desigual” para quienes comparten la creencia en Jesucristo; no se establece el lugar de congregación como criterio para establecer igualdad o desigualdad. ¿Cuál es la agenda de quien se aparte del sentido de la Palabra para determinar la igualdad o desigualdad?

Veo el mismo nivel de terrorismo en quien se arma de bombas para destruir vidas por un fanatismo religioso y en quien se arma de manipulación para destruir el potencial de una nueva pareja por un fanatismo. Quien argumenta que el hombre que se fija en una mujer de otro lugar de congregación se irá con ella en lugar de traerla a la Iglesia y los buenos caminos de vida, confirma que está en el peor nivel de inseguridad.

Quien ejerce bien lo sacerdotal y pastoral, no tiene que temer; se goza de la felicidad del hermano en la fe y el hijo espiritual; vivifica lo del Talmud de que “quien salva a una vida, salva al mundo entero”, en especial para quien más necesita; no ve dudas, sino la certeza de crecimiento con el verdadero amor que edifica y da buen testimonio. Sólo quienes se olvidan de procurar la realización de quienes les depositan una confianza, y se afanan en buscar doble ayuda y aportación económica, recurrirán a todo lo posible para fabricar parejas.

Lo que diferencia el buen consejo de la expresión dañina, está en que lo bueno, genera paz; la paz que brilla aún de darse un consejo que de momento no sea lo que se desea escuchar. Tomando ejemplo de matrimonios estables y de parejas que superaron grandes obstáculos para unirse, veo que el yugo igual no es que piensen igual en todo, sino que crezcan en las diferencias y logren real unión y complementación.

Porque nadie es perfecto, TODOS tenemos derecho a nuevas oportunidades en el Señor; TODOS tenemos derecho al Damasco. Mujeres solteras y divorciadas tienen derecho a conocer a un buen hombre de verdad. Hombres solteros y divorciados tienen derecho a conocer a una buena mujer de verdad. No define la calidad humana y cristiana el lugar de congregación o el tiempo que se está en el templo, sino lo que se vive.

Así, cuando surja el libreto de “yugo desigual” para ejercer control indebido, lo que procede no es perder la fe y el ánimo, sino acudir al lugar secreto de oración. Es con la conciencia ante Dios, directamente y sin intermediarios, que se define mejor si en verdad se desea dar y vivir plenitud de vida.   

Pienso que la forma ideal es fundamentar la meta de una unión, en hacer algo grande para Dios. Eso es una PROMESA. Es una dinámica con base bíblica inmune a manipulaciones y tergiversaciones (sólo el terrorismo religioso no desea hablar del tema de promesas, que es fundamentar grandes peticiones en hacer cosas grandes para el Altísimo). Ahí está la materia prima de los testimonios que son más que religión y libreto.

Estoy convencido de que todo cambia cuando el hombre hace en el lugar secreto de oración, su mayor promesa a Dios porque de ahí, su promesa a la mujer será cumplida.

Al momento de escribir estas palabras, no sé si podré dar un testimonio de ese nivel, pero sí sé que hay muchos testimonios de ese nivel. Hay grandes parejas que crecieron en amor al romper moldes y cadenas. Cuando se persevera por fines mayores, mucho evoluciona en el proceso y eso en sí, es ganancia que fructifica.

¿Yugo desigual? No es cuestión de “yugo desigual”, sino de definir lo que es sumar y no restar a la vida de quien se dice amar. Dios emplea el medio que El desea para hablar y edificar; lo que requiere ojos abiertos y receptivos. Que toda persona en función de consejería sirva con sabiduría y excelencia, sin pequeñas agendas. Al ser humano le toca ser sincero y buscar armonizar los deseos naturales con la visión trascendente. A cada alma le toca ver que no es imposible el nuevo nosotros que sea luz milagrosa en el mundo. Amén.

-Gerardo L. Berríos Martínez 


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