Al ver el tema
de los 65 años del ataque al Congreso por 4 nacionalistas, la distancia del
tiempo permite analizar con objetividad y capacidad educativa. En primer lugar:
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El ataque no fue para
llamar la atención internacional y no hacer daño.
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El ataque nada tuvo de causa
libertaria, heroísmo y patriotismo.
Veamos algunos
detalles de esos puntos:
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De haber tenido el
ataque la intención de llamar la atención internacional, el foro no hubiese
sido el Congreso de Estados Unidos, sino las Naciones Unidas. El ataque
ordenado por Pedro Albizu Campos, siguió el modelo de estrategia militar y de
plan terrorista, de atacar lugares estratégicos para tratar de causar daño
considerable y buscar adelantar un fin.
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No había un fin
altruista y redentor. Aunque en la historia electoral de Puerto Rico ha habido
fraudes, también ha habido reformas electorales que hacen innecesaria la lucha
armada. Pedro Albizu Campos tuvo brillante intelecto, oratoria potente y dotes
de liderazgo. Lamentablemente, no toleraba la diferencia de opinión y no
aceptaba resultados electorales adversos. En vez de buscar comprender al pueblo
y educar democráticamente, optó por buscar imponer sus ideas a la fuerza. De
haber logrado su propósito, hubiese sido de los peores dictadores en un tiempo
en que el comunismo buscaba crear un bloque de países. El no haber logrado
apoyo de pueblo por la falta de sintonía con el pueblo, me recuerda lo que dijo
John F. Kennedy sobre el conflicto de Vietnam, en la línea de que una guerra
sin apoyo del pueblo, no se puede ganar.
Objetivamente el
ataque al Congreso dado el 1 de marzo del 1954, fue un criminal error
injustificado para tratar de canalizar la frustración de no tener apoyo de
pueblo y buscar imponer lo que no se consigue democráticamente. El Partido
Nacionalista solo participó en elecciones de 1932. Les debe haber defraudado la
limitada cantidad de votos, pero hay otros factores a considerar, como:
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Fernando Bayrón Toro
indica en su libro que las elecciones de 1932 se dieron en tiempos en que
Puerto Rico era afectado por la Gran Depresión y como agravante, en 1932 la
Isla fue azotada por el huracán San Ciprián (uno de los 5 huracanes más
intensos que han atravesado la Isla). No era tiempo para un radical mensaje
nacionalista e independentista, sino para restaurar al país.
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La elección del 1932
fue empañada por el fraude. Sobre eso, escribió Héctor Luis Acevedo: “En los
años treinta una decisión del Tribunal Supremo de 1931 el Tribunal Supremo de
Puerto Rico emitió la opinión de Pueblo v. Ramírez Brau donde invalidó el
requisito de entintarse los dedos al votar. Esta decisión abrió las puertas al
fraude masivo con votaciones múltiples por las mismas personas en las
elecciones de 1932. En 1936 se trajo a la consideración de la legislatura la
situación de múltiples inscripciones fraudulentas. Ante la inacción de ésta, el
Director de la División de Territorios de Estados Unidos denunció la misma el 9
de marzo de 1936 ante el Senado de Estados Unidos. El Senador Milliard Tydings
presentó la evidencia del fraude masivo en las elecciones y propuso el colegio
cerrado para evitar el fraude el 23 de abril de 1936. El colegio cerrado
operaba impidiendo que ningún elector entrara a los colegios luego de comenzada
la votación, se podía salir pero no entrar, lo que imposibilitaba que se votase
más de una vez aunque se tuviera múltiples entradas en las listas electorales”.
Es normal que sea fuerte la reacción ante un sistema fraudulento (que
trasciende el señalamiento de que no es democrático un sistema colonial). Sin
embargo, aún con un sistema electoral limpio, hubiese perdido también el
movimiento nacionalista y porque no se puede creer en la democracia solo cuando
los resultados electorales son favorables, lo que procede no es la lucha
armada, sino seguir educando.
Para 1974 hubo
la Reforma Electoral que creó un Tribunal Electoral, y para 1982 hubo el
proceso de Reforma Electoral que dio origen al sistema de consenso entre
partidos que sigue en el presente. Me identifico con la indignación de Albizu
Campos ante los fraudes electorales, pero no con la guerra que nada bueno
aporta.
Un tema paralelo
es la “Ley de la Mordaza”. Es sencillo criticar eso, pero hay que ver las
realidades de cuando se legisló en esa forma. En el momento que eso se legisló,
fue necesario ante unos niveles de violencia política que hoy no se conciben;
al nivel en que si se ve a un religioso o hasta un familiar como enemigo de la
causa, no se dudaría en tirar del gatillo. Pasada la crisis mayor, en la
Constitución del Estado Libre Asociado (ELA) de Puerto Rico de 1952 se
estableció una ejemplar Carta de Derechos.
Ante los hechos
de la revuelta nacionalista y otros sucesos, se podría pensar que la década del
’50 fue convulsa y de inestabilidad para el país. Sin embargo, paradójicamente
se identifica como la “Década de Oro” en Puerto Rico. En internet, el Banco
Gubernamental de Fomento para Puerto Rico explica lo siguiente:
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“Impulsada por las
nuevas inversiones en manufactura, la economía de la Isla floreció en la década
de 1950. El crecimiento anual promedio fue de 8.3% durante la década y el
ingreso per cápita se duplicó de $342 en 1950 a $756 en 1960. Mientras tanto,
la inversión bruta aumentó en un 219% durante este período. El crecimiento
acelerado de Puerto Rico lo convirtió en un modelo de desarrollo económico donde
llegaron visitantes de todo el mundo a conocer sobre la Isla. Puerto Rico se
había transformado de ‘la Casa Pobre del Caribe’ en un Modelo de Democracia”.
La obra de
progreso y justicia social, parcelas e infraestructura, nuevos hospitales,
educación y alfabetización fue impresionante. Todavía hoy, hay admirables
testimonios como fruto de las reformas que implantó el PPD. Aún así, no todo
fue color de rosa. Sobre la migración, de la UPR se informa en internet:
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“Para el año 1940,
menos de 70,000 puertorriqueños vivían en los Estados Unidos continentales.
Diez años después la comunidad de emigrantes se habían multiplicado a 300,000
personas y en la siguiente década ya había alcanzado la enorme cifra de
887,000. Para el 1970 el número de personas nacidas en Puerto Rico o de padres
puertorriqueños que vivía en los Estados Unidos, alcanzaba la cantidad de 1.4
millones de personas. En 1975 esa cifra subió a 1.7 millones. Se dice que fue
la ciudad de New York el primer hogar para millones de inmigrantes al país, que
se convirtió en el nuevo hogar para la llegada masiva de ciudadanos
estadounidenses de otras partes, siendo ellos los puertorriqueños y los negros
que venían de los estados del sur de los Estados Unidos”.
La gran pregunta
es: Si había tanto progreso en la Isla, ¿por qué la masiva emigración? Los más
críticos indican que la estrategia gubernamental fue precisamente bajar los
niveles de desempleo y proyectar progreso con las vías de emigración y de
enviar al ejército. No se habla mucho de los padres que enviaban a los hijos al
ejército pensando en beneficios y oportunidades (mi padre fue uno de esos que
entró al ejército).
En todo caso, la
suma de factores no daba margen al nacionalista mensaje radical, de violencia y
sin garantías de dar algo mejor al país. El que los puertorriqueños (y habitantes
de otros países) vean hacia Estados Unidos como un mejor destino en un
escenario de cambio, confirma que no hay margen para el mensaje de separación.
Ciertamente el
proceso constitucional que dio origen al ELA fue democrático y ejemplar. El
resultado ha sido tan bueno, que hasta estadistas han indicado que de lograrse
la Estadidad, se mantenga la actual Constitución para el Estado de Puerto Rico.
Las expresiones judiciales e internacionales que validan al ELA son
contundentes. Puerto Rico afianzaba lazos con la gran potencia triunfante en la
Segunda Guerra Mundial.
Para la década
del ’50, grande fue el desarrollo artístico, literario y cultural. En lo
musical, Felipe Rodríguez ejemplificó los estilos de gran contenido. Es en 1955
que surgió el Instituto de Cultura Puertorriqueña. En lo constructivo está el
verdadero patriotismo. El verdadero patriotismo es humildad, acción positiva y
propósitos que consagran todo lo mejor del ser y superan al egoísmo y al
cainismo. Incluso la crisis que vive Puerto Rico que originó la Ley PROMESA y
la Junta de Control Fiscal, no valida la postura de Albizu Campos; la crisis
que fue causada por malas prácticas administrativas y no por el ELA, confirma
que lo más que se necesita es buena capacidad administrativa y unión de todos
los sectores para generar soluciones y el modelo de desarrollo socioeconómico.
Todo confirma que
en la vida no hay absolutos, sino llamados a coincidir y edificar. Hay diferencias
ideológicas en la Isla, pero la Constitución del ELA incluye derechos para
todos y disposiciones como la Ley de Minorías porque hay que convivir y dar
justa participación a todos. Eso no se hubiese logrado de prevalecer los
promotores del ataque al Congreso. Sea el recuerdo de un ataque, lección para
recordar que no procede la ruta cainista y destructiva, y que toda persona que
opta por hacer y sembrar el bien, es instrumento de Dios y canal de bendición.
Dios ilumine a todos.
Lolita Lebrón,
nacionalista que asaltó el Capitolio: https://elpais.com/diario/2010/08/06/necrologicas/1281045602_850215.html
Ultima
entrevista a Lolita Lebrón: http://www.academia.edu/33877651/_Ya_yo_vi_la_luna_la_%C3%BAltima_entrevista_a_Lolita_Lebr%C3%B3n
Ataque nacionalista
al Congreso: http://www.proyectosalonhogar.com/enciclopedia_ilustrada/Ataque_al_Congreso.htm
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