Hoy estaría celebrando su cumpleaños mi madre, Adela Martínez Cruz, que está en el cielo desde junio del 2016. Es otro cumpleaños sin su presencia física; con su recuerdo y con realidades únicas en esta patria y en esta tierra.
Cada recuerdo de los cumpleaños con ella, es todo un tesoro y bálsamo. Un buen testimonio con vigencia y luz para los demás, es que buscar halagarla no se limitaba a un solo día, en el concepto de hacer de febrero, el Mes de Su Cumpleaños. Ese concepto es muy necesario y voy más allá: Darle agradecimiento a Mami no se limitaba a un día o un mes, era para todos los días del año.
Hoy 9 de febrero de 2022, al recordarla y abrazar la visión tradicional de visualizar que está en el Paraíso con mi padre, mi hermano y otros que han partido, veo propio hacer algo más: Afirmar la voluntad de perseverancia.
Al pensar en el año que nació mi madre y el año en que nació Rafael Hernández Colón, veo que ambos fueron contemporáneos. En el libro Vientos de cambio, primer tomo del proyecto de las Memorias de Hernández Colón, escribió el líder y maestro:
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Cuando nací, en 1936, Puerto Rico era un país pobre, un país subdesarrollado. La pobreza no andaba muy lejos de mi casa. Cruzando el río Portugués, se hallaba el barrio de Machuelito, con todas las carencias imaginables rodeado de cañaverales. Su buena gente, hacinada en casuchas, bregaba para subsistir a base de salarios de hambre. Y en Puerto Rico había muchos machuelitos.
Viví la transformación de aquel Puerto Rico realizada por el Partido Popular, hasta lograr un país en pleno desarrollo económico gracias a la implantación de un programa vigoroso de industrialización que no echó de lado una educación para todos, ni la adecuada atención a la salud, logrando ampliar los límites de la clase media, y creando en la sociedad un estado de optimismo y esperanza.
Viví y supe lo que vale el poder del voto sostenido a lo largo de los años para transformar la oprobiosa realidad --la tierra azotada, como la describió el último gobernador norteamericano-- en una situación de progreso con justicia. En otros pueblos hermanos, esta transformación hubo de intentarse, sin éxito, a sangre y fuego frente a dictaduras y mediante ideologías que atenazan la libertad. El concepto que entonces se usaba, muy correctamente, para describir lo ocurrido en Puerto Rico, era el de ‘revolución pacífica’. Vivir estos cambios fue nutrir el espíritu para siempre.
Vi la colonia gobernada por norteamericanos convertirse en Estado Libre Asociado mediante una constitución propia y el convenio de asociación con los Estados Unidos. Juristas, políticos e intelectuales de Estados Unidos y de otros países valoraban la nueva fórmula de Gobierno considerándola de vanguardia porque armonizaba los factores económicos, sociales, culturales y políticos potenciando el desarrollo múltiple del país.
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Frente a los problemas del presente y la diversidad de visiones, las verdades familiares, culturales e históricas, confirman que:
* No todo fue igual que hoy; hay ejemplos inspiradores y aleccionadores.
* Hay buenos mensajes fundadores de nuestros padres y líderes, con razón y vigencia.
* No hay que destruir lo bien fundado por fallas de funcionarios de turno, obsesiones ideológicas y/o tomar rutas que son lo peor de todos los caminos.
* Las soluciones en un mundo imperfecto en que siempre habrán retos y luchas no son finales, sino guía para la ruta de las generaciones en el buen camino.
* Esas soluciones que iluminan a generaciones, se encuentran en afirmar los valores edificantes y las bases de fe, amor e institucionales.
Al recordar el cumpleaños de mi madre, reafirmo que las grandes mujeres son en verdad un regalo de Dios. Mi madre tenía una voz que daba serenidad ante todo, y una sensibilidad y humildad que le daban autoridad. ¡Que mucho se necesita hoy ese nivel de cátedra y serenidad que respeta y no necesita recurrir al odio, al grito o al estilo cuestionable! Recordar cómo me decía “Dios te bendiga”, es uno de los buenos alientos para afirmar la voluntad de fe, amor y perseverancia.
Mi madre mereció más en la vida, y al mismo tiempo le dio luz a todo lo que tuvo y alcanzó. Haya gozo eterno a ella y luz a todos los que seguimos perseverando.
Hace un tiempo, escribí lo siguiente:
“La flor en el desierto, en el más árido ambiente, no pierde sus esencias admirables; y para crecer, necesita mucho de la luz del Sol. Los seres humanos debemos recordar siempre los motivos de fe y gratitud, no perder las virtudes ante las adversidades y tempestades, y buscar siempre la luz que es lo que mejor inspira, da trascendencia y perfecciona al proyecto de vida mediante el verdadero amor.
Crezcamos en las fuerzas de bien y de buen corazón. En tiempos atípicos y retadores, de convocatoria a restaurar y edificar, lo más que se necesitan son testimonios de reverdecer y fructificar. Siga la fuerza de inspiración presente en toda buena creación y efectiva obra definitoria de bien. Siga el poder del amor presente en la razón de vida y realización plena. Siga la luz de cada nuevo testimonio en verdad victorioso como faro”.
Mi madre fue humilde, pero en las causas mayores no fue conformista. La mejor evidencia está en que siempre apoyó la educación. La buena educación es más que títulos; es saber que las causas son buenas en la medida que infunden paz y no son para el egocentrismo o hacer daño, no perder la humildad, saber respetar a Dios y a los demás, y ser respetable. Ahora más que nunca, ADELANTE.
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* “De mi madre aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo; ahora mismo le puedes decir basta a los hábitos que te destruyen, a las cosas que te encadenan, a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida por el camino perdido”. --Facundo Cabral
* “El amor de una madre no contempla lo imposible”. --Charles Paddock
* “Gracias a la mujer de Puerto Rico. Gracias a la mujer puertorriqueña porque su esencia es dar. Dar todo lo que tiene. Dar generosamente. Dar todo lo que tiene a los demás; a sus hijos, a sus maridos, a sus padres, a sus vecinos, al prójimo. La mujer puertorriqueña da, porque la mujer puertorriqueña es generosa. La mujer puertorriqueña da, porque la mujer puertorriqueña es fuerte. Porque no hay fuerza más grande que la del amor. Porque el amor da fuerza; fuerza para todo, fuerza para luchar”. --Rafael Hernández Colón
* “Las grandes obras de la humanidad comienzan como sueños de hombres que tienen los pies sobre la tierra y firmeza en su voluntad… ¡VAMOS A LUCHAR!” --Rafael Hernández Colón
* "Así es la esperanza, sorprende y abre horizontes, nos hace soñar lo inimaginable, y lo realiza". --Papa Francisco
* “La fe y las obras son dos remos que debemos usar igualmente si hemos de abrirnos camino aguas arriba contra la corriente de la incredulidad”. --Elena de White
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Vídeos:
El Vals de las Mariposas: https://www.youtube.com/watch?v=OFMbsmP9Hns
"You'll Never Walk Alone": https://www.youtube.com/watch?v=iacM6UGPswM
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