Octubre es el mes de Halloween. En Ponce, Puerto Rico, para mí es una inenarrable vivencia recordar mi niñez y el compartir en la escuela; y en tiempos más recientes, la noche de Halloween en Plaza del Caribe (siendo edificado por el sano disfrute de familias y empleando mi uniforme de Star Trek). Nada maligno hay en esos detalles que alientan la capacidad visionaria de crear recuerdos edificantes.
Cuando una noche de Halloween ví a un pastor con su familia en Plaza del Caribe, fue contundente el golpe a mi conciencia: Pensé que en el tiempo que paseaba con mi madre y mi hermano, debí llevarles a Plaza en la noche de Halloween para disfrutar ese ambiente de amor y creatividad. Ya no no es posible porque han fallecido y no hay prédica, juego de palabras ni expresión de confirmismo que alivie eso.
Así, tomé la decisión de, mientras Dios y la vida lo permitan, ir a Plaza en noche de Halloween. No puedo celebrarlo con mi madre y hermano, pero sí puedo dar ejemplo de aprender lecciones y desarrollar una nueva conciencia de libertad integral, de perseverancia en el bien y de no renunciar a las grandes causas y los buenos propósitos.
La lección es no perder oportunidades de bendición por la influencia de mensajes incorrectos. Voy más allá: Hace mucho que se superó el origen de Halloween y hoy es para muchos la oportunidad de manifestar talentos en los disfraces y unificación con familias y amistades. Para quienes están en soledad, es un oasis de paz y confraternizacion.
Insistir en que Halloween sigue en su origen y no cambia, invalida el pensamiento de que Cristo hace todo nuevo, va en contra de relatos como el cambio de Saulo hacia Pablo, y cierra puertas a las nuevas manifestaciones del amor y la consagración. Por consiguiente, el maligno habita en buscar imponer, manipular, demonizar, juzgar y excluir.
Celebrar Halloween constructivamente y generando gratos recuerdos para sí y los demás, es fruto y semilla de amor. Es dar en la medida que se desea recibir. Es la constancia del amor.
La constancia del amor es saber no renunciar, crecer en la perseverancia y lo bien fundado que solo Dios conoce, dar un nuevo y mejor sentido a todo, ejemplificar al cristianismo que armoniza y no antagoniza, darle una mejor alternativa a quien falla, y no cerrar las puertas a que en Halloween también surgen bendiciones y los maravillosos testimonios que superan fronteras y hacen el luminoso nosotros.
Celebrar Halloween positivamente, es de las mejores formas de dar luz a un mundo que necesita espacios de respiro y volver a creer; y de encaminarnos hacia Acción de Gracias, la celebración del cumpleaños de Jesús y la llegada de un nuevo año. Adelante con libertad en el Señor! Adelante con amor y sin miedo!
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