sábado, 7 de abril de 2012

Lo que no funciona no es la fe…

Hoy 7 de abril de 2012, es Sábado de Gloria y mañana es Domingo de Resurrección. Son días en que no falta la comparación de cómo se vivía la Semana Santa décadas atrás y cómo es vive ahora. Para ser bien directo: En mi caso, incluí en mi agenda el congregarme, pero no critico ni condeno a quienes tuvieron otras agendas. Veamos:



No tengo conciencia ni corazón para criticar o condenar a quienes van a la playa y otros lugares mientras otros viajan fuera de la Isla, no para entregarse a la reflexión, sino para no ser vistos en sus andanzas.

               

No tengo conciencia ni corazón para criticar o condenar a quienes van a la playa y otros lugares mientras otros desvirtúan el término “cristiano” al vivir todo lo opuesto y visitan al templo para dar una mera imagen o buscar provecho en el “media tour”.



No tengo conciencia ni corazón para criticar o condenar a quienes van a la playa y otros lugares mientras otros desvirtúan el lugar de trabajo y quehacer cotidiano, y tratan de dar una mera apariencia para luego seguir en el transcurso del año abusando, robando y actuando mal.



¿Cómo puede dar la conciencia y el corazón para criticar o condenar al humilde que solo tiene recursos para ir a la playa, mientras no se les cuestiona ni se le regatea a quienes más tienen y no procuran dar buen testimonio y mejor ejemplo?



¿Cómo puede dar la conciencia y el corazón para criticar o condenar al humilde que solo tiene recursos para ir a la playa, mientras no se busca superar el mensaje de culto a la pobreza y la pequeñez que se transmite en forma selectiva y tanto ha limitado el potencial y desarrollo del país?



¿Cómo puede dar la conciencia y el corazón para criticar o condenar al humilde que solo tiene recursos para ir a la playa, mientras no se busca evolucionar en el concepto de la igualdad humana y maximizar lo que dice Jesús en San Juan 10:10 de que vino para que tengamos vida en abundancia?



Que hay una preocupante crisis de valores es cierto, pero veo también que muchos van abriendo los ojos y se rebelan ante el más de lo mismo que no funciona.



Lo que no funciona no es la fe, la Biblia o las revelaciones con vigencia para todos los tiempos. Lo que no funciona es lo de emplear el mismo sermón todos los años, tratar de manipular con el libreto de hacer sentir culpable, o tergiversar conceptos como “el tiempo de Dios” para tratar de ocultar la falta de testimonios y adelantar otras agendas.



El rescate de valores comienza asumiendo responsabilidades a cabalidad. Un principio salomónico es buscar balance en la vida mediante lo que no le haga daño a los demás y a uno mismo, que agrade al Altísimo. La renovación de conciencias comienza renovando los propósitos, estilos y mensajes. Por ejemplo, sin limitarse a, lo siguiente:



·         ¿Por qué no aprovechar los viajes a la playa y otros lugares para fomentar espacios de cercanía con la creación y unificación de las familias?



·         En un país en que tantos pasan una Cuaresma todo el año por vía de la crisis económica y tantos otros problemas, ¿con qué fuerza moral se le puede cuestionar a quien persevera en el bien que busque un respiro? ¿Por qué no educar sobre las formas constructivas de canalizar energías y cómo hacer un mejor año?



·         Que el liderato político y religioso reciba la lección y llamado de promover una mejor calidad de vida. Que se entienda que el principio constitucional de separación de Iglesia y Estado significa que no se impone una religión oficial, no significa que se excluyen los valores cristianos porque la Constitución comienza poniendo la fe en Dios; lo que tampoco es aval para convertir al Altar en foro o tribuna para buscar conveniencias políticas, ya que el Altar es para unirnos a todos en humildad ante el Creador. Es cierto que demasiados han fallado y siguen fallando, pero es alentador que hay quienes se esfuerzan por hacer lo sabio y edificante, y confirmar que no es demasiado tarde para formar, para renovar la fe, el amor y la esperanza.



·         Que todos redescubramos que ser “cristiano” no es un género musical o una marca comercial. Ser “cristiano” no es ser perfecto o inmune a lo que afecta al mundo. Ser “cristiano” es ser creyente; lo que infunde una naturaleza revolucionaria al palpitar, al ver, creer, pensar y hacer.



·         Que todos redescubramos al Señor que no busca ritos religiosos, hipocresías ni más corrupción disfrazada, sino la vivencia que infunde paz y da luz.



Oremos para que en cada lugar en donde se haya estado, no se haya vivido una Semana Santa más, sino un tiempo que acentúe el propósito de que cada día de vida sea santo…

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