En 1976, tiempo de crisis económica mundial, la
Sección 936 fue un gran logro de la administración dirigida por Rafael
Hernández Colón para atraer nuevas industrias y crear empleos. No fue un
“mantengo corporativo” y en un texto escrito por Salvador Casellas, publicado
en la página 21 del periódico “El Nuevo Día” del 9 de septiembre de 1980,
expone:
·
“Para asegurar la inversión de los fondos 936 en el
país, proveer ingresos adicionales al Tesoro y disponer que las empresas
manufactureras exentas aportasen al erario, se aprobó en 1976 la contribución
del 10% conocida como el ‘tollgate tax’ sobre todas las ganancias de dichas
empresas que estas remitiesen a los Estados Unidos mediante dividendos. Esta
contribución ya le ha producido aproximadamente $200 millones al erario”.
En 1982 el desempleo subió al nivel
más alto de la historia, por las posturas ideológicas de la administración
Romero. Con el triunfo Popular de 1984, se recuperó la ruta del buen camino. En 1985, comenzó una
nueva administración gubernamental. El primer gran reto fue la amenaza de la
eliminación de la Sección 936.
Incluso el presidente Ronald Reagan agradeció al
gobernador Hernández Colón por el apoyo para “promover la democracia y el
progreso económico en toda la región del Caribe”; porque los grandes propósitos
superan las diferencias. El cambio hacia la solidaridad y creatividad productiva,
dio como saldo de ese cuatrienio, que en el mensaje de estado de 1988 se
informó sobre un crecimiento económico que sigue siendo factor aleccionador.
Dijo Hernández: “…hoy trabajan 126,000 puertorriqueños más que en enero de
1985; 29,000 de ellos jóvenes… Hemos hecho posible que el Producto Nacional
Bruto creciera en 1987 a un ritmo de 5.1 por ciento –mayor que el ritmo de
crecimiento de Japón, Alemania, o los Estados Unidos”. En el ELA y con el ELA
se puede construir mucho bien.
Ante esos logros, lo más incorrecto –por cuestiones
ideológicas y no por la naturaleza del ELA bien creado en 1952-- fue abandonar
la defensa de la Sección 936 y es evidente el daño causado por perder ese
instrumento. Lamentablemente hay quienes siguen en contra de instrumentos así
por causas confusionistas. Estar en contra de los incentivos para Puerto Rico,
incapacita para legislar, administrar y gobernar.
Ante el fracaso de los argumentos que se crearon para tratar
de justificar la eliminación de la Sección 936 y la necesidad de un instrumento
así para Puerto Rico y Estados Unidos, es ejemplar el esfuerzo conjunto de país
que apoyan David Bernier y Héctor Ferrer, en pos de lograr un nuevo incentivo
para la Isla. Buscar una nueva Sección 936 es
poderoso propósito para unificar y potenciar al país.
Ante cualquier oposición fruto de la esclavitud de la ideológica,
Bernier y Ferrer representan el contraste positivo y constructivo. Bernier
tiene la experiencia, el emprendedor espíritu deportivo, la capacidad diplomática
y los talentos para fomentar una nueva unidad de pueblo en pos de lograr nuevos
incentivos en el Estado Libre Asociado de Puerto Rico y restaurar a la patria.
Adelante…
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