Batallante: Las Promesas le dan continuidad a los Reyes...

El Día de Reyes tiene duración de 24 horas. Al terminar el día, hay que esperar hasta el próximo año para volver a celebrar la presencia de los Reyes ante el Rey de Reyes.

Hay un factor que le da presencia y continuidad al tema de los Reyes más allá del 6 de enero: Las Promesas. En este punto, recuerdo que conocí a un profesional de la salud en Ponce, Puerto Rico, que tenía una gran colección dedicada a los Reyes en su oficina.

En cada área y cubículo de su oficina tenía figuras y obras enmarcadas dedicadas a los Reyes. Siempre recordaré y admirare la forma en que proclamaba que los Reyes nunca le han fallado. De eso se trata.

Una promesa de Reyes es buscar la intervención de los Reyes para lograr algo grande que parece imposible. Al lograrse lo pedido, entonces se cumple la promesa de hacer algo en Día de Reyes para que las generaciones recuerden siempre el milagro, den gracias y lo honren. Por ejemplo:

* En tiempos de guerra, pedir que regrese vivo y sano el hijo que está en batalla.

* En tiempos de crisis y con escasos recursos, lograr la nueva casa.

* Cuando todo parece perdido, lograr un milagro de sanación, de reconciliación y restauración, y/o de reunificacion del hogar.

Luego de formalizarse la promesa, todos los esfuerzos de fe y perseverancia se enfocan en propiciar la realización de la petición y cumplir la promesa. Si lo pedido no se concede, la promesa no se realiza y es comprensible que haya tristeza.

Para quien no ve la realización de la petición, procede el apoyo de oraciones y sabios consejos. Para quien logra vivir la realización de la petición, procede no perder la humildad y recordar todo lo que significa cumplir una promesa de Reyes. En ambos casos, con el fin del 6 de enero no termina el tema de los Reyes; unos para buscar realizar lo aún no logrado, y otros para consagrar y honrar lo recibido.

La promesa de Reyes es amor y no odio o insularismo. El tema es para toda la humanidad y eso armoniza con lo multiculral. Por ende, no rivaliza con Santa Claus. En el calendario navideño, primero llega Santa Claus, luego la esperanza del nuevo año, y luego los Reyes. En el amor y en sintonía con el Príncipe de Paz, Santa Claus y los Reyes están en la misma línea.

La promesa de Reyes no es cuestión de tradición o escenario de música típica. La promesa de Reyes es cuestión de un Pacto Sagrado. Lo esencial es dar y explicar el testimonio, y celebrar la acción de gracias.

A la música religiosa aplicable, se le puede sumar lo tradicional de los aguinaldos. Eso no significa que la persona no pueda optar por otros ritmos musicales. El foco mayor no es el género musical, sino consagrar lo mejor del ser y lo más que se ama y aprecia.

Por ejemplo, un rockero puede enriquecer la promesa con Rock lleno de sentimiento; y un admirador de Melina León como este servidor, puede enriquecer la promesa con el contenido musical del Corazón de Mujer.

Recordemos que como Pacto, la promesa es entre dos partes: la persona que pide y se compromete, y el Señor. Recordemos también que Dios emplea los medios que Él desea para edificar y que algo de Dios hay en toda música que inspira para bien. A quien formalizó el Pacto Sagrado con su alma en la mano, NO se le puede imponer la música a emplear y tampoco se le puede obligar a justificar un enfasis en la bebida.

Que conste que no estoy en contra de la bebida. La promesa puede incluir un brindis formal y consagrado. Lo que no procede es un desvío que eche al olvido la razón de ser que es un Pacto Sagrado.

Que den luz al mundo el cumplimiento de las Promesas de Reyes. Que se ponga fin a libretos y clichés que fomentan la inercia conformista al no verse la materialización de lo pedido; que se desarrolle un nuevo nivel de revelación que ilustre la forma correcta y efectiva de hacer Pacto. Que ilumine caminos la forma en cómo la dinámica de las promesas, da continuidad al tema de los Reyes en conciencia evolucionada y nuevo sentido de vida.