Tengo buenos recuerdos de mi niñez de la década del ’70. Recuerdo lo difícil que era en ocasiones en la semana levantarme temprano para ir a la escuela, y lo fácil que me levantaba sábados y domingos para ver muñequitos. En ese tiempo, gustaban más los muñequitos de superhéroes. Hoy no se ve la calidad de dibujo de esos muñequitos. Como muestra, los muñequitos de Superman y Batman y Robin, se inspiraban en lo sentado por las series de televisión. Recuerdo cómo a través de los ojos de niño, se veía la magia de la serie de Batman Y Robin, encabezada por Adam West y Burt Ward. Recuerdo cómo en el patio escolar, el tema principal era el episodio que se vio de Batman y cómo nos imaginábamos que escaparía del peligro en que quedó al terminar el episodio, hasta la próxima bati-hora y el próximo bati canal. En mi caso, hasta llegué a dibujar mis propios comics. Recuerdo que en armonía con el impulso del poder de la mujer, brilló Lynda Carter encarnando a Wonder Woman. Recuerdo cómo para cuando estaba en sexto grado en la escuela Ramiro Colón Colón en Ponce, allá para 1979, dos grandes eventos que fueron los Juegos Panamericanos y la llegada al cine de “Superman, the movie”, con Christopher Reeves. No se ha vuelto a ver un auge del personaje de Superman como ese. Incluso se volvieron a transmitir en televisión episodios de la clásica serie de Superman interpretada por George Reeves. Años después, la película de Batman de 1989 de Tim Burton que interpretó Michael Keaton, buscó cercanía con el personaje original creado por Bob Kane, que fue transformado para llegar mejor a los niños y jóvenes de la época (por lógica, el origen trágico de Batman le da oscuridad, y al mismo tiempo su luz en lo justiciero). En los años siguientes, el cine le ha sumado dimensiones, detalles y tecnología a Batman, pero siempre aquel vehículo de 1966, es El Batimóvil. Para el 2006, “Superman Returns” elevó nuevamente a Superman, pero grande es la terea para lograr recuperar hazañas del pasado. No se ha logrado realizar una nueva película o serie de la Mujer Maravilla. Quienes hoy se interesan por esos personajes y otros, podrán expresar que fui afortunado al haber vivido esa magia de esos años. Es cierto que hoy los efectos especiales son muy superiores, pero había un factor único en actuación, y en creatividad para maximizar el alcance de la tecnología disponible. Sin embargo, hoy veo que lo más heroico, no ha estado en esos personajes, sino en mis padres, maestros, y modelos de vida. Aprendamos a reconocer y apoyar el verdadero heroísmo, ya que a eso nos llaman los superhéroes que en diferentes tiempos y a diferentes generaciones, han sabido inspirar para superar limitaciones con activa fe en el Altísimo y en poder que viene de adentro, ser sensibles ante el dolor, valientes ante las injusticias, más solidarios y constructivos, más humanos y hermanos. Ahí están las reales super-hazañas. Dios ilumine a todos.
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