Hizo historia la visita de Madre
Teresa de Calcuta a Puerto Rico; su inspiración supera fronteras políticas, religiosas
e ideológicas. Al despedirse de la Isla el 6 de julio de 1986, expresó que “el
bien y el mal comienzan en la familia”, y exhortó a la unidad de la familia, el
amor entre los prójimos y al esfuerzo colectivo para hacer el bien (Ver el reportaje
en la página 3 del periódico “El Mundo” del 7 de julio de 1986).
Ante el recuerdo de Madre Teresa,
pienso en la mujer cristiana que buscaba enfocar la mirada en el Todopoderoso y
no en ella misma, e inspirar a eso.
Ella con su humildad confirmó que no
debemos fundamentarnos en lo efímero, sino en lo eterno; y mediante la visión
de su obra, confirmó que es bueno prosperar con la visión, conciencia y corazón
de sembrar y hacer el bien. Su enfoque en la familia y en servir para agradar a
Dios, es aplicable a todos los tiempos, culturas y generaciones.
Vivimos tiempos convulsos y
retadores, en que mucho se necesita la sabia promoción y el buen fortalecimiento
de la institución familiar. No todo lo pueden hacer unos sistemas y los organismos
gubernamentales, pero ciertamente pueden propiciar la institución familiar en
diversos frentes, como la educación, el ejemplo de buena administración, el dar
participación real a los sectores de fe y base comunitaria para hacer patria,
en fin, adelantando los modelos de restauración, progreso y desarrollo con paz
integral.
Una parte indispensable para
fomentar valores edificantes que iluminan a personas, familias y comunidades,
es el congregarnos. En mi caso, me encamino a la Iglesia Nuevo Testamento de
Ponce (ubicada en la esquina de la Calle Villa, frente a la plaza Las Delicias
y la fuente de los Leones de la Ciudad Señorial).
No se trata de buscar religión, sino
de buscar relación con el Altísimo. Aunque se puede encontrar al Señor en todo
lugar e incluso se puede orar en soledad, el congregarnos es algo que no solo
se contempla en la Biblia, sino que el razonamiento humano permite comprender
que es única la vivencia en la familia de la fe.
Es desde la familia de la fe que se
puede potenciar mucho amor y bien para la vida individual, familiar y
comunitaria. Ciertamente “el bien y el mal comienzan en la familia”, por lo que
procede buscar los comienzos que permiten dar cada paso y enfrentar cada prueba
en forma sabia, efectiva y constructiva. Bendigo a la gran y creciente familia
de la Iglesia Nuevo Testamento de Ponce, y bendigo a toda congregación bien
fundada para que Jesucristo dicte pautas y rumbos. Dios ilumine a todos.
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