Es propio ver que en la elección
general, no se decide sobre fórmulas de status político, sino sobre la
capacidad de dirigir, legislar, administrar y gobernar.
También es propio ver que en
las primarias se vota por candidatos, y en las elecciones generales se vota por
programas (cada partido presenta un programa y un equipo de candidatos
comprometido con ese programa y unas bases ideológicas).
La democracia
se valida con la campaña constructiva de respeto a todos y de consideración a
la dignidad e igualdad humana; y se protege con el trabajo electoral de los
funcionarios de colegio. Cuando un partido logra la mejor papeleta en las
primarias, el voto inteligente es el voto íntegro. Aunque existe el derecho a voto
mixto y por candidaturas, es más recomendable contar con equipos completos y
excelentes, en especial ante el fracaso del “gobierno compartido”.
Porque es sabio fundamentarse en el
Señor y no en hombres, veo que procede para líderes, equipos de trabajo y
asesores, liderato de base y seguidores, buscar en primer lugar agradar al
Altísimo. Buscar agradar al Señor establece lo que sirve bien en el mundo y no
cae en hacer desde el altar campañas políticas directas o solapadas. Buscar agradar
a Dios confirma que no vale la pena caer en el cainismo por funcionarios de
turno (lo que equivale a perderlo todo por un plato de lentejas).
Reconozco que
tengo mi identificación política, y veo que se puede armonizar el ejercicio de
la identificación política con ser cristiano. Algunas formas son:
·
Establecer que no me fundamento en hombres, sino en el
Señor, y que en todo busco agradar al Altísimo. No le doy rol mesiánico a
candidato alguno.
·
Recomendar que se lleve a cabo en las congregaciones
la dinámica de personas de diferentes ideologías orando y bendiciéndose
mutuamente; con el mensaje común de que el Señor es primero y de que hace falta
que en toda organización el cristiano haga la diferencia. Es algo que he hecho.
·
No favorezco llevar banderas políticas y mensajes
partidistas a las congregaciones. Reconozco que hay decepción en el país cuando
líderes religiosos se insertan en issues públicos en una forma que tiende a
adelantar causas particulares. Favorezco la separación de Iglesia y Estado, en
la forma constitucional que no permite el establecimiento de una “iglesia”
oficial y propicia edificar con valores cristianos. Veo lo salomónico en
fomentar la obra social que une y supera el partidismo y la política.
·
Ver que cada insignia es reflejo de la historia de
cada partido. En mi caso, me enfoco en los valores fundadores que son más que
candidatos de turno.
·
En mis mensajes, me enfoco en los méritos de lo que
apoyo y no en atacar al adversario. Cuando procede fiscalizar, me enfoco en el
funcionario que tiene unas responsabilidades en el cargo electivo, y no ataco a
los seguidores, ya que gente buena y decente hay en todas las ideologías.
·
Recomiendo que todo cristiano lleve el mensaje
cristiano en todo escenario a los líderes que apoye. De esta forma, el saldo
para el país es de ganancia. La Biblia confirma que los gobernantes más
exitosos y los pueblos más bendecidos, buscan sabia y realmente de Dios,
mediante lo que se vive y lo que sirve bien. Cuando un cristiano opta por no
participar en lo político, crea un espacio que buscará ocupar quien tiene
agendas ajenas a los valores cristianos. En la medida que cada cristiano busque
llevar a los candidatos y a los partidos el mensaje cristiano para que se pueda
legislar y gobernar sin dar la espalda a lo correcto, y domine un sentido de
fe, amor, vocación y consagración en tan intensa y controversial dinámica, el
resultado para el país será positivo.
·
En la red social, me abstengo de hacer comentarios
negativos a lo que otros redactan, y voy más allá: A quienes piensan diferente
a mí, les comento a favor en lo que coincidimos, para dar testimonio de que es
más lo que une. Otra buena forma es transmitir lo que se recibe en la
predicación.
·
Las diferencias ideológicas no solo se dan entre partidos
diferentes, se dan también dentro de los partidos. En mi caso, hay quienes se
sorprenden cuando respaldo a candidatos del partido que no coinciden con mi
perspectiva sobre detalles del tema del status político. Mi respuesta es que
busco promover que se vean los méritos y el potencial constructivo de las
personas. Aspiro a que mi ejemplo eduque a electores y candidatos.
Estoy
convencido de que se pueden identificar unos puntos guía que permitan
establecer que no es incompatible la identificación partidista de la persona,
con la búsqueda de una real vivencia cristiana, ya que lo que mejor define a
uno es lo que uno vive. Recordemos que por supremo amor, Jesús les confió mucho a
los discípulos e instituyó la Iglesia, que no es otra estructura humana; está
en toda congregación que sinceramente busca de Él. En la política coinciden
múltiples intereses, propósitos, luchas e ideales. Sin embargo, en momentos de
crisis mayor, no se recurre a quien está en la función política o
gubernamental, sino a quien está en la función espiritual, sacerdotal o
pastoral. Por eso es importante orar por quienes asumen esas supremas
responsabilidades para que cumplan a cabalidad y no se desvíen del buen camino.
Objetivamente, las Iglesias cumplen
una vital función social. Gracias a las Iglesias, la Isla del Cordero no está
peor o sin esperanza o remedio, pero ciertamente se debe seguir creciendo,
profundizando y maximizando la buena obra. Veo que el llamado cristiano es a
restaurar y no a tergiversar la
comunicación con políticos y personas en eminencia por apetitos desmedidos y lo
que es contario a lo que agrada al Maestro.
El principio constitucional de
separación de Iglesia y Estado va dirigido a que no haya una religión oficial,
no excluye al liderato y pueblo cristiano de las decisiones fundamentales (al
usar la palabra “cristiano” me refiero a todo creyente en Jesucristo, sea
católico, evangélico o de cualquier otra denominación). De hecho, nuestra
Constitución del ELA comienza en el Preámbulo así: “Nosotros, el pueblo de
Puerto Rico, a fin de organizarnos políticamente sobre una base plenamente
democrática, promover el bienestar general y asegurar para nosotros y nuestra
posteridad el goce cabal de los derechos humanos, puesta nuestra confianza en
Dios Todopoderoso…”.
Que ante todo,
asumamos responsabilidades enfocados en ser bendecidos para bendecir. Dios
ilumine a todos en la Isla que es hogar y patrimonio de todos.
--Gerardo L.
Berríos Martínez
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