martes, 18 de diciembre de 2012

En Navidad y más allá, tengamos comprensión y empatía


Navidad es tiempo de gratos recuerdos y de forjar buenos recuerdos. A unos les hará recordar vivencias tiernas y a otros les hará recordar cómo se lograba tener una buena Navidad superando estrecheces y hasta conflictos familiares.

 

Pero habrá también quienes tengan dificultad en visualizar las escenas de fiestas navideñas y de despedida de año, porque nunca lo vivieron.

 

Hay quienes sienten tristeza, dolores y amargura en el tiempo navideño, y lo más que necesitan es empatía y comprensión, en vez de críticas que sean sal en las heridas. Como muestra, ¿cómo recriminarle a quien sufrió maltratos por el alcoholismo, y abusos casi inimaginables, con la apariencia de compartir lo festivo y “afectivo”?

 

Hay quienes no tuvieron niñez y quienes perdieron la inocencia demasiado temprano. Hay casos dramáticos en que se guarda silencia y por eso, resulta chocante cuando se trata de despachar una consejería, o un mensaje espiritual, con un libreto memorizado. Cuando Jesús sanaba y obraba milagros, lo primero que hacía era preguntar sobre el problema y dar suma atención a la persona; El nunca tomó la ruta de despachar a todos con el mismo tratamiento. Atender de verdad es amar de verdad.

 

Voy más allá: Es chocante y decepcionante cuando se tergiversa la canción de “Cristo es la Navidad y el que tiene a Cristo tiene alegría”, para silenciar al que sufre (etiquetando que si se tiene tristeza es porque no se tiene a Cristo en el corazón), y buscar una apariencia de alegría que hace más daño que bien. La canción es correcta y es un medio para edificar y bendecir (para recupera fuerzas, dar el frente sabiamente, ser positivos revolucionarios y recordar los motivos de alegría que trascienden y superan mucho), NO para manipular y ser artificiales o indiferentes al dolor.

 

Al no encontrar palabras que compensen lo sufriente a los más sufridos y los que tienen abismales vacíos, solo pido a Dios que les brinden paz integral, o por lo menos alivios reales. Busquemos dibujar en todos una sonrisa y fomentar la capacidad de celebrar y comenzar un ánimo diferente. Dios ilumine a todos. 

 

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