Objetivamente, el ataque al Congreso
dado el 1 de marzo del 1954, fue un criminal error para tratar de canalizar la
frustración de no tener apoyo de pueblo y buscar imponer lo que no se consigue
democráticamente. Eso fue terrorismo injustificable y censurable. El
Partido Nacionalista solo participó en elecciones de 1932. Les debe haber
defraudado la limitada cantidad de votos, pero hay otros factores a considerar,
como:
·
Fernando Bayrón Toro
indica en su libro que las elecciones de 1932 se dieron en tiempos en que
Puerto Rico era afectado por la Gran Depresión y como agravante, en 1932 la
Isla fue azotada por el huracán San Ciprián (uno de los 5 huracanes más
intensos que han atravesado la Isla). No era tiempo para un radical mensaje
nacionalista e independentista, sino para restaurar al país.
·
La elección del 1932
fue empañada por el fraude. Sobre eso, escribió Héctor Luis Acevedo: “En los
años treinta una decisión del Tribunal Supremo de 1931 el Tribunal Supremo de
Puerto Rico emitió la opinión de Pueblo v. Ramírez Brau donde invalidó el requisito de entintarse
los dedos al votar. Esta decisión abrió las puertas al fraude masivo con
votaciones múltiples por las mismas personas en las elecciones de 1932. En 1936
se trajo a la consideración de la legislatura la situación de múltiples
inscripciones fraudulentas. Ante la inacción de ésta, el Director de la
División de Territorios de Estados Unidos denunció la misma el 9 de marzo de
1936 ante el Senado de Estados Unidos. El Senador Milliard Tydings presentó la
evidencia del fraude masivo en las elecciones y propuso el colegio cerrado para
evitar el fraude el 23 de abril de 1936. El colegio cerrado operaba impidiendo
que ningún elector entrara a los colegios luego de comenzada la votación, se
podía salir pero no entrar, lo que imposibilitaba que se votase más de una vez
aunque se tuviera múltiples entradas en las listas electorales”. Es normal que
sea fuerte la reacción ante un sistema fraudulento (que trasciende el
señalamiento de que no es democrático un sistema colonial). En un sistema
electoral limpio, hay que convencer para prevalecer y ahí, hacer patria al
asumir las responsabilidades de gobierno. Ahí se da la dinámica comunitaria y
de país, de complejidades y de buscar soluciones salomónicas.
El reloj no se detuvo
en 1932 y las mejoras al sistema electoral, hicieron innecesaria la lucha
armada. Albizu pudo haber sido electo Legislador en la vía electoral y desde lo
pacífico y democrático, hacer más por la patria y ser patriota de verdad. Para
1974 hubo la Reforma Electoral que creó un Tribunal Electoral, y para 1982 hubo
el proceso de Reforma Electoral que dio origen al sistema de consenso entre partidos
que sigue hoy.
Se ha hablado sobre la
“Ley de la Mordaza”. Es sencillo criticar eso, pero hay que ver las realidades
de cuando se legisló en esa forma. En el momento que eso se legisló, fue
necesario ante unos niveles de violencia política que hoy no se conciben; al
nivel en que si se ve a un religioso o hasta un familiar como enemigo de la
causa, no se dudaría en tirar del gatillo. Momentos fuertes requirieron temporeras
medidas de rigor.
La lógica dicta que el
objetivo del ataque de 1954 no fue meramente asustar, ya que generaría una
imagen negativa a su causa en vez de adelantar el propósito de llamar la
atención sobre lo que consideraban incorrecto en el proceso de status en la
Isla. Aunque quienes dispararon dijeron que el objetivo no era matar o hacer
daño, el resultado fue que hubo heridos (no fueron balas al aire o salvas). Pasada
la crisis mayor, en la Constitución de 1952 se estableció una ejemplar Carta de
Derechos. No es aplicable a Puerto Rico el concepto internacional que valida la
lucha armada en busca de libertad que se da en sistemas en que se violentan derechos
humanos, ya que la Isla pasó a ser la Vitrina de la Democracia (superior a los sistemas totalitarios y
comunistas).
El no haber logrado los
nacionalistas apoyo de pueblo por la falta de sintonía con el pueblo, me
recuerda lo que dijo John F. Kennedy sobre el conflicto de Vietnam, en la línea
de que una guerra sin apoyo del pueblo, no se puede ganar. Veo que haber tomado
otra ruta, hubiesen podido hacer mucho bien.
Ante los hechos de la revuelta nacionalista y otros
sucesos, se podría pensar que la década del ’50 fue convulsa y de inestabilidad
para el país. Sin embargo, paradójicamente se identifica como la “Década de Oro”
en Puerto Rico. En internet, el Banco Gubernamental de Fomento para Puerto Rico
explica lo siguiente:
·
“Impulsada por las nuevas inversiones en manufactura,
la economía de la Isla floreció en la década de 1950. El crecimiento anual
promedio fue de 8.3% durante la década y el ingreso per cápita se duplicó de
$342 en 1950 a $756 en 1960. Mientras tanto, la inversión bruta aumentó en un
219% durante este período. El crecimiento acelerado de Puerto Rico lo convirtió
en un modelo de desarrollo económico donde llegaron visitantes de todo el mundo
a conocer sobre la Isla. Puerto Rico se había transformado de ‘la Casa Pobre
del Caribe’ en un Modelo de Democracia”.
La obra de progreso y justicia social, parcelas e
infraestructura, nuevos hospitales, educación y alfabetización fue
impresionante. Todavía hoy, hay admirables testimonios como fruto de las
reformas que implantó el PPD. Aún así, no todo fue color de rosa. Sobre la
migración, de la UPR se informa en internet:
·
“Para el año 1940, menos de 70,000 puertorriqueños
vivían en los Estados Unidos continentales. Diez años después la comunidad de
emigrantes se habían multiplicado a 300,000 personas y en la siguiente década
ya había alcanzado la enorme cifra de 887,000. Para el 1970 el número de
personas nacidas en Puerto Rico o de padres puertorriqueños que vivía en los
Estados Unidos, alcanzaba la cantidad de 1.4 millones de personas. En 1975 esa
cifra subió a 1.7 millones. Se dice que fue la ciudad de New York el primer
hogar para millones de inmigrantes al país, que se convirtió en el nuevo hogar
para la llegada masiva de ciudadanos estadounidenses de otras partes, siendo
ellos los puertorriqueños y los negros que venían de los estados del sur de los
Estados Unidos”.
La gran pregunta es: Si había tanto progreso en la
Isla, ¿por qué la masiva emigración? Los más críticos indican que la estrategia
gubernamental fue precisamente bajar los niveles de desempleo y proyectar
progreso con las vías de emigración y de enviar al ejército. No se habla mucho
de los padres que enviaban a los hijos al ejército pensando en beneficios y
oportunidades (mi padre fue uno de esos que entró al ejército).
En todo caso, la suma de factores no daba margen al
nacionalista mensaje radical, de violencia y sin garantías de dar algo mejor al
país. El que los puertorriqueños (y habitantes de otros países) vean hacia
Estados Unidos como un mejor destino en un escenario de cambio, confirma que no
hay margen para el mensaje de separación.
Ciertamente el proceso constitucional que dio origen
al ELA fue democrático y ejemplar. El resultado ha sido tan bueno, que hasta
estadistas han indicado que de lograrse la Estadidad, se mantenga la actual
Constitución para el estado de Puerto Rico. Las expresiones judiciales e
internacionales que validan al ELA son contundentes. Puerto Rico afianzaba
lazos con la gran potencia triunfante en la Segunda Guerra Mundial.
Para la década del ’50, grande es el desarrollo
artístico, literario y cultural. En lo musical, Felipe Rodríguez ejemplifica
los estilos de gran contenido. Es en 1955 que surgió el Instituto de Cultura
Puertorriqueña.
El extremismo
destructivo no es reflejo de la identidad puertorriqueña. Sea el recuerdo de un
ataque, lección para recordar que no procede la ruta cainista y destructiva, y
que toda persona que opta por hacer y sembrar el bien, es instrumento de Dios y
canal de bendición. Dios ilumine a todos.
Información:
No hay comentarios:
Publicar un comentario