Hoy 1 de marzo de
2017 es Miércoles de Ceniza. Hay quienes lo ven como idolatría, pero es más saludable
y salomónico profundizar en lo de fe, respeto y digna devoción. Es un día en
que se predica mucho sobre “preparase para la muerte”, pero me convence más lo
que alguien dijo de que lo que procede más no es preparase para la muerte, sino
prepararse para la vida. Eso significa que la muerte es el destino de todos,
por lo que en realidad la gran preparación es de vida, al buscar vivir
cristianamente porque de ahí, por su propio peso, el resultado es una muerte en
paz.
Sin ánimo de entrar en numerología, el “10” se asocia con perfección,
abundancia y plenitud. En San Juan 10:10 se dice
mucho. Jesús dice ahí que vino para que tengamos “vida en abundancia”.
Es un principio que, si se manipula para indicar que la bendición depende
de diezmar y ofrendar, se corrompe. El que sea bíblico lo de diezmar y
ofrendar, no es inherente a justificar los peores estilos y apetitos. La
siembra financiera requiere libertad y sabia conciencia; y al mismo tiempo,
sana administración. Jesús enfatiza en la obra social que trasciende al templo,
y no sirve bien el mercadeo de la fe. Seamos sinceros:
·
Es imposible que la santidad que se pueda asociar con
diezmar y ofrendar, pueda avalar el tratar a las personas según el poder
adquisitivo.
·
Cuando se dice que se tiene ejemplos de cómo han sido
prosperados por la siembra financiera sin dar ejemplos concretos con evidencia,
lo más probables que no se cuenta con tales testimonios; testimonios muy
necesarios para identificar niveles de efectividad en un buen terreno.
·
Cuando se deja de crear expectativas por la siembra financiera
y se abusa del libreto de que la fe “se prueba” al sembrar en el momento
difícil y de escasez, aun con limitadas excepciones, se tiende más a pecar de
tergiversación acomodaticia y de indiferencia hacia quienes más necesitan. En
el momento difícil, lo más que se necesita no es manipular el término “prueba”
para recibir lo más posible de las personas, sino maximizar la obra de amor y
apoyo, como dar sugerencia edificantes a los gobernantes y empresarios para
hacer patria y sin negociar lo salvífico, visitar enfermos y envejecientes,
canalizar los más recursos posibles para la obra social, educar para el éxito
empresarial con la visión cristiana que fomenta consagrar y no requiere a
cambio dinero, llevar a las comunidades un nuevo enfoque evangelizador que fomente atención individualizad a las
familias para que progresen en forma integral y no sigan estilos de grito y
estigmatización, en fin, que se merezca el apoyo en la obra por vivir lo que se
predica e invertir en lo santo de verdad.
Se necesita una perspectiva integral que valore al ser humano más por su
ser que por su poseer. Afortunadamente no todo el liderato religioso falla y
hay buenos testimonios de liderato humilde ante las congregaciones y
ministerios eficaces (que fructifiquen en bendición y no se desvíen del buen
camino). Que la recta capacidad administrativa, de respeto al amor al prójimo,
a la diversidad de ideas y a la equidad que es buena y agrada a Dios,
establezca la calidad del terreno que merezca siembras y abono.
Hay muchos géneros de semilla, por lo que es sabio profundizar en la
conciencia de siembra, abono y abundante cosecha sana. Así, es bueno enfocarnos
en las lecciones que educan para la siembra de hacer el bien a los demás, partiendo
de la sana autoestima. Muchas páginas requerirían el analizar cada género de
semilla, como amor, perdón, misericordia, apoyo, buen consejo, respeto,
excelencia en el trabajo, dignidad en la obra, honor en los cumplimientos,
solidaridad, ayuda al necesitado, visita a enfermos, etc. Para ver un punto que
puede trascender y ejemplificar mucho más, para mí, “cosecha sana” es buscar
prosperar con sana conciencia.
Por ejemplo, no veo mal aspirar a la sobreabundancia (comprendiendo que el
concepto abundancia es relativo porque para cada alma, la abundancia que le
llene será algo particular). La gran pregunta es: ¿Para qué ser prosperado?
No es lo mismo buscar abundancia para satisfacer placeres en forma
desordenada, que para vivificar el más puro y consagrado AMOR. No es lo mismo
buscar abundancia para mera imagen o dañar, o para satisfacer un enloquecido
consumo, que buscar ser Bendecido para BENDECIR. Lo concreto y directo es que en
Santiago 2:26 se establece la fe sin obras está muerta y en Mateo 25:37-40 se
establece que las buenas obras determinan la salvación.
A todo eso, sumo hoy lo imperioso y muy necesario de tocar el tema de
fundamentar grandes planes y peticiones en cumplir promesas a Dios. Es triste
cuando no se quiere tocar ese tema, ya que de lo que no se quiere hablar, es de
lo que más hay que hablar.
Todo sería mejor si cada petición se fundamentara en hacer algo grande para
Dios. No hay que temar al tema de lo que se puede cumplir solo luego de haber
recibido lo pedido a Dios (como el estudiante que promete presentar su diploma
en el altar de graduarse y solo podrá cumplir al concederse eso). Ante una
promesa sabia y bien definida, es imposible engañar y manipular. Es cuestión de
fe, amor, valor y honor.
Se necesitan testimonios que confirmen que lo de fundamentar grandes planes
y peticiones en cumplir promesas a Dios, funciona y libera de tergiversaciones a
conceptos como “el tiempo de Dios”. Que el tiempo y la voluntad de Dios, sean
en verdad perfectos y eficaces. Que los nuevos testimonios sean luz para
incontables almas.
En la medida que sea el mensaje de nueva conciencia,
fuerza potenciadora para NO quitarnos y enfocar la mirada en el Todopoderoso y
Su Bien y Justicia ante las tempestades (para que sea El en uno, en la
transformación constructiva que viene de adentro), sea cada testimonio de
triunfo inspirador y aleccionador, una estrella vivificadora en el firmamento
que opaca toda oscuridad. Dios ilumine a todos.
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