Un gran detalle es que en cualquier
lugar, se puede observar el amanecer cada día desde un mismo sitio, y cada
amanecer será único e irrepetible. La naturaleza es libre y espontánea; no se
confina en moldes y es creativa en sus sublimes detalles.
Un
buen libro es grande por su contenido, más que por su tamaño y número de páginas.
Ha llegado a mis manos un Gran Libro: “Versos del alma: Poemario de Jacqueline
Maldonado Bula”. Es un proyecto de amor dedicado a su madre. Es poesía libre y
genuina, tal como lo mejor del corazón y la creación. Esa alma que habla con versos.
La
poesía es más que una recreación o un estilo literario con cierta estética. La
poesía que impacta es una poderosa manifestación del ser que toca al lector en forma
especial. Así es lo que transmite Jacqueline en su libro; accesible y con final
innovador.
La
travesía en las inspiradas páginas, no es solo ver unos sentimientos de la
escritora, es verse a uno mismo en esa ruta del pensamiento. Para mí, no es
solo la mirada introspectiva, es recordar aquellos días en los salones de Ponce
High en que Jacqueline se destacaba por su espíritu alegre y sincero, su sensibilidad
y humildad, y un admirable esmero en los estudios con libros, escritos, presentaciones
y proyectos especiales.
Los
días de escuela eran días dorados en que los sueños impulsaban todo lo mejor
del ser, y los entornos de hogar nutrían de estabilidad (aun en momentos
nublados). El libro es fiel testimonio de que la esencia de los buenos sueños
sigue presente en Jacqueline, ilumina sus realizaciones y es buena inspiración
para edificar a generaciones.
Uno
de los versos dice:
“Descubrirás que tu grandeza
Es como un grano de arena
en el inmenso mar”.
Gracias
a Jacqueline Maldonado Bula por inmortalizar palabras citables y con
trascendencia. Que sea el primero de muchos nuevos textos y proyectos.
Bendecida en todo y con toda su familia.
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