viernes, 22 de diciembre de 2017

No es quejarse de la Navidad…

En la historia de pueblo en Puerto Rico, nuestros jíbaros enseñaban que aun en los más difíciles momentos, uno no se podía quejar de la Navidad, porque si uno se quejaba de la Navidad, Dios castigaba a uno. El propósito de eso no era fomentar conformismo o justificaciones, o encuevarse a lo insularista y evadir temas fundamentales. El propósito era vivir el mayor respeto en la fe, al no perder de perspectiva que la razón de ser de la Navidad es recordar y reconocer el nacimiento de Jesús.

Puerto Rico vive retos antes impensables. Son tiempos atípicos en que el tiempo navideño es muy necesario para fortalecer la voluntad inquebrantable, los lazos solidarios y todo lo grande que se forja con amor, fe, visión, sabiduría y todo el ser.

Eso no significa que sea malo sentir dolor o debilidades. Eso no significa que sea pecaminoso cuestionar por qué, en el análisis del camino recorrido hasta la actual, las cosas no están como deberían estar. Eso significa que:

·         Es bueno el rostro sonriente en Navidad, pero que sea de verdad y no artificial por aparentar; es más digno un rostro serio con buen corazón que un disfraz de falsedad.

·         Es bueno el ánimo festivo en Navidad, pero que sea de verdad y no por un alboroto externo con vacío interior por ansias tergiversadas de aceptación; es más digna la sobriedad respetable que la estridencia que empalaga.

·         Es bueno en principio enfatizar en los temas agradables, pero que no sea para tirar al olvido a los enfermos y tantas personas que sufren; es más digna la acción solidaria con personas en soledad y almas que viven cada día en forma heroica, que seguir “la fiesta” como si togo estuviese bien, con egoísmo y soberbia.

·         Es bueno en principio el lema de “Puerto Rico se levanta”, pero se daña si se emplea para no cuestionar lo que obstaculiza la más efectiva y rápida restauración del país (que debe tener el norte de forjar algo mejor a lo que había antes del azote huracanado); es más digno jamaquear corazones y conciencias constructivamente, que manipular y limitar horizontes.

·         Es bueno el significado de resiliencia como “la capacidad que tiene una persona o un grupo de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro”; pero se daña cuando se busca frenar toda acción de cuestionar y de buscar la verdad, o convertir lo de recuperación y de ajuste, en formas de tratar de justificar unas realidades como que siempre deben ser así, o de confinarse en más de lo mismo sin expectativas de cambio (eso es conformismo y estancamiento). En tiempo navideño, porque Jesús fue revolucionario con amor y mensaje de sanidad y redención, veo que hay muchas ocasiones en que la disidencia (saber no rendirse y defender la justicia) y la resistencia (saber ser firmes y solidarios en lo correcto) son lo mejor.
   
En fin, no es quejarse de la Navidad lo que procede; y es de lo peor, estigmatizar a la queja razonable como que es incorrecta en el tiempo navideño. Lo que procede es educar mejor sobre la queja debida, y acentuar lo que genera genuino gozo navideño.

Lo que procede es hacer valer el respeto a la dignidad humana en todo tiempo; es quejarse dignamente por lo que así procede, en pos de corregir injusticias y lograr soluciones reales. Lo que procede es reconocer la verdad, entender las causas de los problemas, asumir responsabilidades, buscar definir mejor el Proyecto de Vida y entonces, hacer del tiempo navideño, un buen momento para redefinir estrategias, buscar crecer como seres humanos y afirmar el mayor deseo de conciencia y corazón de consagrar nuevos testimonios de plena realización y bien para el mundo.  



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