Ayer miércoles 19 de octubre de 2011, opté por cambiar una ruta y cenar en el restaurante Metro-Ponce (ubicado cerca del monumento a la abolición de la esclavitud de la Ciudad Señorial). De ahí, fui al servicio de oración en la Iglesia Nuevo Testamento de Ponce (todos los miércoles a las 7:00 pm se lleva a cabo el servicio de oración en tan ungido templo ubicado en la Ave. Hostos).
En Metro-Ponce saboreé una exquisita pechuga “cordon bleu”; no es sólo la gran calidad de la comida, sino la mayor calidad en las atenciones. En el servicio de oración, fue inenarrable la potenciadora vivencia.
Reconozco que he tenido mis bajones de fe, pero busco enfocarme en los motivos de gratitud y en las razones para dar vida a la vida que son más. Asumo mis responsabilidades. Ciertamente hay testimonios, señales y pasos que alientan a seguir amando, creyendo y perseverando (Dios sabe). En San Juan 17, Jesús ora por los discípulos y todos los creyentes (incluye a los de hoy), para que el mundo crea.
Que las nuevas victorias, testimonios y cumplimientos de promesas, aviven la fe con poder constructivo, en tiempos en que es creciente el número de personas que se debilita y decepciona y deja de creer. Sea el Señor en nosotros.
Sea el Señor quien presida al trazar el rumbo, en consagración y fructificación; que lo que mejor nos defina sea lo que se viva y que toda victoria, sea mayor que uno por la forma en que pueda dar luz.
Ayer los oasis en Metro-Ponce y la Iglesia, se integran en el tejido del tapiz perfecto que hace el Altísimo. Con visión, conciencia y corazón, recomiendo el restaurante Metro-Ponce y la Iglesia Nuevo Testamento de Ponce, como grandes espacios creados y bendecidos por el Señor. A Dios consagro todo. Dios ilumine a todos en la jornada…
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