El tema de los 62 años
del ataque al Congreso, armoniza con leer el libro “Historia
del Partido Nacionalista en Utuado”, de la profesora Glorimar Rodríguez
González.
Objetivamente el ataque al Congreso dado
el 1 de marzo del 1954, fue un criminal error injustificado para tratar de
canalizar la frustración de no tener apoyo de pueblo y buscar imponer lo que no
se consigue democráticamente. El libro permite conocer detalles sobre la
organización, propósitos y luchas de un movimiento, por lo que un buen
complemento al libro podría ser estudiar cómo el pueblo, en su diversidad de
ideologías y niveles socio-económicos veía a ese movimiento. En su mayoría, no
le vieron heroísmo y/o patriotismo y el libro presenta lo que sigue siendo el
gran debate: “Descrito por algunos como valor, por otros como acto terrorista…”.
El Partido Nacionalista
solo participó en elecciones de 1932. Les debe haber defraudado la limitada
cantidad de votos, pero hay otros factores a considerar, como:
·
Fernando Bayrón Toro
indica en su libro que las elecciones de 1932 se dieron en tiempos en que
Puerto Rico era afectado por la Gran Depresión y como agravante, en 1932 la
Isla fue azotada por el huracán San Ciprián (uno de los 5 huracanes más
intensos que han atravesado la Isla). No era tiempo para un radical mensaje
nacionalista e independentista, sino para restaurar al país.
·
La elección del 1932
fue empañada por el fraude. Sobre eso, escribió Héctor Luis Acevedo: “En los
años treinta una decisión del Tribunal Supremo de 1931 el Tribunal Supremo de Puerto Rico
emitió la opinión de Pueblo v. Ramírez Brau
donde invalidó el requisito de entintarse los dedos al votar . Esta
decisión abrió las puertas al fraude masivo con votaciones múltiples por las
mismas personas en las elecciones de 1932. En 1936 se trajo a la consideración
de la legislatura la situación de múltiples inscripciones fraudulentas. Ante la
inacción de ésta, el Director de la División de Territorios de Estados Unidos
denunció la misma el 9 de marzo de 1936 ante el Senado de Estados Unidos. El
Senador Milliard Tydings presentó la evidencia del fraude masivo en las
elecciones y propuso el colegio cerrado para evitar el fraude el 23 de abril de
1936. El colegio cerrado operaba impidiendo que ningún elector entrara a los
colegios luego de comenzada la votación, se podía salir pero no entrar, lo que
imposibilitaba que se votase más de una vez aunque se tuviera múltiples
entradas en las listas electorales”. Es normal que sea fuerte la reacción ante
un sistema fraudulento (que trasciende el señalamiento de que no es democrático
un sistema colonial). Sin embargo, aún
con un sistema electoral limpio, hubiese perdido también el movimiento
nacionalista y porque no se puede creer en la democracia solo cuando los
resultados electorales son favorables, lo que procede no es la lucha armada,
sino seguir educando.
Para 1974 hubo la
Reforma Electoral que creó un Tribunal Electoral, y para 1982 hubo el proceso
de Reforma Electoral que dio origen al sistema de consenso entre partidos que
sigue en el presente. Me identifico con la indignación de Albizu Campos porque
lamentablemente los fraudes electorales siguen ocurriendo.
En el libro se menciona
la “Ley de la Mordaza”. Es sencillo criticar eso, pero hay que ver las
realidades de cuando se legisló en esa forma. En el momento que eso se legisló,
fue necesario ante unos niveles de violencia política que hoy no se conciben;
al nivel en que si se ve a un religioso o hasta un familiar como enemigo de la
causa, no se dudaría en tirar del gatillo. Pasada la crisis mayor, en la
Constitución de 1952 se estableció una ejemplar Carta de Derechos.
En el libro se
presentan los propósitos de la revuelta nacionalista, y se menciona el ataque
al Congreso en que participó Lolita Lebrón. El no haber logrado apoyo de pueblo
por la falta de sintonía con el pueblo, me recuerda lo que dijo John F. Kennedy
sobre el conflicto de Vietnam, en la línea de que una guerra sin apoyo del
pueblo, no se puede ganar. Veo que haber tomado otra ruta, hubiesen podido
hacer mucho bien.
Otro detalle significativo de su libro, es que ante
los hechos de la revuelta nacionalista y otros sucesos, se podría pensar que la
década del ’50 fue convulsa y de inestabilidad para el país. Sin embargo,
paradójicamente se identifica como la “Década de Oro” en Puerto Rico. En
internet, el Banco Gubernamental de Fomento para Puerto Rico explica lo
siguiente:
·
“Impulsada por las nuevas inversiones en manufactura,
la economía de la Isla floreció en la década de 1950. El crecimiento anual
promedio fue de 8.3% durante la década y el ingreso per cápita se duplicó de
$342 en 1950 a $756 en 1960. Mientras tanto, la inversión bruta aumentó en un
219% durante este período. El crecimiento acelerado de Puerto Rico lo convirtió
en un modelo de desarrollo económico donde llegaron visitantes de todo el mundo
a conocer sobre la Isla. Puerto Rico se había transformado de ‘la Casa Pobre
del Caribe’ en un Modelo de Democracia”.
La obra de progreso y justicia social, parcelas e
infraestructura, nuevos hospitales, educación y alfabetización fue impresionante. Todavía hoy, hay
admirables testimonios como fruto de las reformas que implantó el PPD. Aún así,
no todo fue color de rosa. Sobre la migración, de la UPR se informa en
internet:
·
“Para el año 1940, menos de 70,000 puertorriqueños
vivían en los Estados Unidos continentales. Diez años después la comunidad de
emigrantes se habían multiplicado a 300,000 personas y en la siguiente década
ya había alcanzado la enorme cifra de 887,000. Para el 1970 el número de
personas nacidas en Puerto Rico o de padres puertorriqueños que vivía en los
Estados Unidos, alcanzaba la cantidad de 1.4 millones de personas. En 1975 esa
cifra subió a 1.7 millones. Se dice que fue la ciudad de New York el primer
hogar para millones de inmigrantes al país, que se convirtió en el nuevo hogar para
la llegada masiva de ciudadanos estadounidenses de otras partes, siendo ellos
los puertorriqueños y los negros que venían de los estados del sur de los
Estados Unidos”.
La gran pregunta es: Si había tanto progreso en la
Isla, ¿por qué la masiva emigración? Los más críticos indican que la estrategia
gubernamental fue precisamente bajar los niveles de desempleo y proyectar
progreso con las vía de emigración y de enviar al ejército. No se habla mucho
de los padres que enviaban a los hijos al ejército pensando en beneficios y
oportunidades (mi padre fue uno de esos que entró al ejército).
En todo caso, la suma de factores no daba margen al
nacionalista mensaje radical, de violencia y sin garantías de dar algo mejor al
país. El que los puertorriqueños (y habitantes de otros países) vean hacia
Estados Unidos como un mejor destino en un escenario de cambio, confirma que no
hay margen para el mensaje de separación.
Ciertamente el proceso constitucional que da origen al
ELA fue democrático y ejemplar. El resultado ha sido tan bueno, que hasta
estadistas han indicado que de lograrse la Estadidad, se mantenga la actual
Constitución para el estado de Puerto Rico. Las expresiones judiciales e
internacionales que validan al ELA son contundentes. Puerto Rico afianzaba
lazos con la gran potencia triunfante en la Segunda Guerra Mundial.
Para la década del ’50, grande es el desarrollo
artístico, literario y cultural. En lo musical, Felipe Rodríguez ejemplifica
los estilos de gran contenido. Es en 1955 que surge el Instituto de Cultura
Puertorriqueña.
Es acertado culminar el
libro con la persona de Juanita Ojeda. Se puede coincidir y diferir de sus
ideas y acciones. Sin embargo, verla en sus méritos y el contexto total del
libro, permite descubrir que se crece al tratar de colocarnos en el lugar de la
otra persona y desarrollar más amplio entendimiento y empatía. Sea su libro
tesoro historiográfico por trascender la historiografía. Sea el recuerdo de un
ataque, lección para recordar que no procede la ruta cainista y destructiva, y
que toda persona que opta por hacer y sembrar el bien, es instrumento de Dios y
canal de bendición. Dios ilumine a todos.
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