Hay quienes sostienen
que no funcionan las relaciones de pareja en que hay una diferencia de edad. Hay casos en que eso
ocurre al buscarse unos beneficios y unas experiencias sin pensar en el alma
con quien se comparte una especial etapa de vida, o al darse unas diferencias
irreconciliables de expectativas, perspectivas y realidades. Existe la
expresión de “si se fija en mí con mi edad, es porque busca mi dinero”. Hay
veces que la relación no funciona por incompatibilidad o hasta retos de salud y
escasez (si en matrimonios tradicionales puede haber divorcio por tentaciones o
por una mala racha, cuando hay diferencias de edad los tiempos duros son más
marcados). El tema es complejo, cada caso es único y no aspiro a ver cada
detalle en este texto.
Hay casos de la
persona que desea que le acompañe alguien con “experiencia”, en vez de
preguntarse si tiene correctamente definido lo de experiencia y plantearse que
procede mejor crear nuevas y constructivas experiencias. Hay casos en que el
hombre se siente triste y demasiado mayor para comenzar a criar bebés de la
mujer que alienta sueños; y hay casos en que la mujer se siente triste por ya
no poder dar hijos al joven con bríos. Hay casos en que ambos se quieren y
desean mutuamente, pero les afecta el qué dirán y las presiones de quienes nada
aportan.
No obstante, hay casos
admirables en que sí funciona la relación y la diferencia que conlleva diferencias
de formaciones y estilos, cede ante lo realmente importante. Son casos en que
el amor crece en el apoyo mutuo, la debida comprensión y la sabiduría de buscar
lo salomónico ante las expectativas, perspectivas y realidades. Son los casos
en que se descubre que la verdadera madurez se enfoca en darse oportunidades y
lograr soluciones juntos, sin caer en maltratos y en negarse el presente que pueden
disfrutar y el futuro que pueden forjar.
A la hora de la
verdad, el tiempo pasa rápido en la efímera existencia y al compartir todos una
misma naturaleza humana, procede ser humildes y desarrollar amplia, abarcadora
y sabia empatía. Es buscar que con amor reinen nuevos paradigmas. Que ese triunfo
del amor confirme que se puede superar estereotipos, no caer en utilizar a la
pareja, no dejarse tentar por lo incorrecto, el fatalismo y la soberbia, buscar
revolucionar cada etapa de vida –con temas de salud y desafíos cotidianos-- en
la ruta fuera de lo tradicional, y sobre todo, buscar dar nuevos brillos a cada
día.
Seamos sinceros El
proceso de envejecimiento comienza desde el proceso de nacer, por lo que las parejas
con diferencia de edad tienen la oportunidad de crear historias poderosas que
superen los casos en que ocurre egocentrismo, crueldad o se privan de manifestar
lo que mejor fructifica y define al ser humano. Es cierto que por el ciclo de
la vida, no es eterna la idea del amor como luna de miel; pero no es menos cierto
que a poder abrir los ojos a los días difíciles con quien compartir el aliento
de fe y palpitar sin soledad, es glorioso. Es más que edad, es uno mismo. Cuando
notemos que hay demasiados casos de fracaso y frustración, busquemos marcar la
diferencia que confirme que puede haber casos victoriosos en perfecta complementación,
y rutas de paz cuando el llamado es a tomar rumbos diferentes. Eso es real
heroísmo. Adelante…
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“La edad no importa, ni para vivir
plenamente, ni para sentirse joven, ni para luchar día a día por nuestros
ideales, mucho menos importa para AMAR”. --Izrael De la Roza
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“Sueños son renovables. No importa cuál
es nuestra edad o condición, siempre hay inexploradas posibilidades dentro
nuestro y nueva belleza esperando nacer”. --Dale Turner
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“Al final, lo que importa no son los
años de vida, sino la vida de los años”. --Abraham Lincoln
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