En Jueves Santo, se reflexiona sobre la institución
de la Santa Cena, y el lavatorio de pies. Hay base bíblica en Corintios 11:23-26 y Juan 13:1-20.
Con toda sinceridad, es triste
que el énfasis en lo ritual y ceremonial, desvíe del significado de la Santa
Cena y del lavatorio de pies. Son desvíos que al dar pie a debates sobre las
interpretaciones de la Palabra, sobre si hay transubstanciación o no, o sobre
si hay idolatría o no, bloquean el potencial de unificación y limitan la
receptividad a la acción del Espíritu Santo que es más que libretos y
protocolos.
En los términos más simples y
directos:
·
La Santa Cena es un Nuevo Pacto,
en que los elementos del pan y el vino no son la esencia, sino memorial para
enfocarnos en el Resucitado y su mensaje.
·
El lavatorio de pies es
recordatorio del buen servicio con humildad, en que la esencia no es repetir lo
de lavar pies, sino consagrar la vida entera.
En cada alma hay la capacidad para ser genuino y
para buscar superar heridas y marcas, tal como luego de la Resurrección las
marcas de la flagelación no son más que lo glorioso. Si se acepta que uno solo
tiene control de los actos de uno mismo, optemos por los pasos y ajustes
presididos por el Señor.
Ante eso, grande es el rol de quienes están ante
las congregaciones. Cuando surge el estilo más agresivo desde ciertos
religiosos en vez de desde lo político, y más expresiones cristianas y
humanitarias desde lo que no es religioso, se confirma que vivimos tiempos
atípicos. Cuando al día de hoy se da exclusión, duda y suspicacia hacia quien
se expresa a favor de la equidad y de que todos somos hijos de Dios, se
confirma que hay mucho que educar y revelar. Se confirma que Dios emplea los
medios que Él desea para responder, obrar y edificar.
Eso
de vivir tiempos atípicos, se puede tomar en lo positivo para buscar mejores
formas de ver y hacer las cosas. Se confirma que se ha fallado
cuando no se ha dicho la verdad a las congregaciones y al país. Siento empatía
hacia los maltratados por no decir “Amén” a ciertos estilos y mensajes; hacia
quienes no han tenido otra opción que dejar roles ministeriales, o incluso no
congregarse o asistir solo el domingo.
Afortunadamente
no todo el liderato religioso falla. Es importante la oración para que quienes
estén ante las congregaciones, NO se dañen, NO dañen y fomenten la plena
abundancia de todos en línea con la Palabra y la sana doctrina cristiana. Es
importante la oración para que todo el que mire hacia lo alto en estos días,
reciba su toque especial y trascendente porque amar es ver lo que se puede ser
más que lo que se es o se aparenta ser. ¡Demos en la medida que deseamos
recibir, haciendo todo día santo ante el Señor que no está muerto, está Vivo y
con Poder!
En tiempos retadores y atípicos, que NO sea una
Semana Santa más. Que en esos días se superen los libretos y los clichés. Que
pasados esos días, nuevas formas de ver, pensar y obrar hablen de cómo permitir
y propiciar la acción divina en todo el ser.
Se habla de reflexión y conversión, pero en
realidad eso es un proceso constante y no de solo un momento dado. Se habla de
retiros y actividades, pero si se opta por las demasiadas palabras o el factor
elitista en vez del silencio para que el testimonio de cambio hable, se daña,
se pierde la obra en el interior y se desperdicia el tiempo.
Bendigo a quienes se congregan para que transmitan
vivencia cristiana con amor y poder constructivo. Bendigo a quienes no se
congregan para que en donde estén tengan su encuentro divino y logren la
vivencia cristiana con amor y poder constructivo. Dios ilumine a todos.
·
"No entones las alabanzas
divinas sólo con la voz, acompaña también la voz con las obras. Si cantas sólo
con la voz, por fuerza tendrás al fin que callar; canta con la vida para no
callar jamás". --San Agustín
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