En Viernes Santo, se reflexiona tradicionalmente
sobre la pasión y muerte de Jesús. Se
acostumbra ver la base bíblica en Juan 18:1-40 y Juan19:1-42.
Sin embargo, veo propio
desarrollar las reflexiones con la base bíblica de los capítulos completos de
Juan 14, 15, 16 y 17. Esos capítulos nos presentan el Gran Mensaje de Jesús de
sabiduría, poder y aliento a los apóstoles antes de la pasión y muerte, y a todas las
generaciones. Veamos unos detalles:
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En Juan 14 se establece que
Jesús es el camino al Padre, y la promesa del Espíritu Santo. En Juan 14:10-14
se transmite PODER: “¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las
palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre
que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre
en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. De cierto, de cierto os
digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun
mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi
nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo
pidiereis en mi nombre, yo lo haré”.
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En Juan 15 se establecen
realidades ante las que hay que desarrollar fe con fortaleza. En Juan 15:20
dice: “Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su
señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han
guardado mi palabra, también guardarán la vuestra”.
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En Juan 16 se afirma que ante
realidades, habrá la obra del Espíritu y victorias. En Juan 16:33 afirma: “Estas cosas
os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero
confiad, yo he vencido al mundo”.
·
En Juan 17 pronuncia la Gran
Oración por los discípulos presentes en ese momento, y por las futuras
generaciones. En Juan 17:20-23 bendice, con sentido de amor, sabiduría y
equidad, así: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han
de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh
Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el
mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que
sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean
perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los
has amado a ellos como también a mí me has amado”.
Es desde todo esa Gran Mensaje,
que Viernes Santo es día de recordación del sacrificio supremo de amor que
fue precedido por el mayor mensaje de fe con poder y trascendencia. ¡Hay
esperanza para todos los tiempos!
En cada alma hay la capacidad para ser genuino y
para buscar superar heridas y marcas, tal como luego de la Resurrección las
marcas de la flagelación no son más que lo glorioso. Si se acepta que uno solo
tiene control de los actos de uno mismo, optemos por los pasos y ajustes
presididos por el Señor.
Ante eso, grande es el rol de quienes están ante
las congregaciones. Cuando surge el estilo más agresivo desde ciertos
religiosos en vez de desde lo político, y más expresiones cristianas y
humanitarias desde lo que no es religioso, se confirma que vivimos tiempos
atípicos. Cuando al día de hoy se da exclusión, duda y suspicacia hacia quien
se expresa a favor de la equidad y de que todos somos hijos de Dios, se
confirma que hay mucho que educar y revelar. Se confirma que Dios emplea los
medios que Él desea para responder, obrar y edificar.
Eso
de vivir tiempos atípicos, se puede tomar en lo positivo para buscar mejores
formas de ver y hacer las cosas. Se confirma que se ha fallado
cuando no se ha dicho la verdad a las congregaciones y al país. Siento empatía
hacia los maltratados por no decir “Amén” a ciertos estilos y mensajes; hacia
quienes no han tenido otra opción que dejar roles ministeriales, o incluso no
congregarse o asistir solo el domingo.
Afortunadamente
no todo el liderato religioso falla. Es importante la oración para que quienes
estén ante las congregaciones, NO se dañen, NO dañen y fomenten la plena
abundancia de todos en línea con la Palabra y la sana doctrina cristiana. Es
importante la oración para que todo el que mire hacia lo alto en estos días,
reciba su toque especial y trascendente porque amar es ver lo que se puede ser
más que lo que se es o se aparenta ser. ¡Demos en la medida que deseamos
recibir, haciendo todo día santo ante el Señor que no está muerto, está Vivo y
con Poder!
En tiempos retadores y atípicos, que no sea una
Semana Santa más. Que en esos días se superen los libretos y los clichés. Que
pasados esos días, nuevas formas de ver, pensar y obrar hablen de cómo permitir
y propiciar la acción divina en todo el ser.
Se habla de reflexión y conversión, pero en
realidad eso es un proceso constante y no de solo un momento dado. Se habla de
retiros y actividades, pero si se opta por las demasiadas palabras o el factor
elitista en vez del silencio para que el testimonio de cambio hable, se daña,
se pierde la obra en el interior y se desperdicia el tiempo.
Bendigo a quienes se congregan para que transmitan
vivencia cristiana con amor y poder constructivo. Bendigo a quienes no se
congregan para que en donde estén tengan su encuentro divino y logren la
vivencia cristiana con amor y poder constructivo. Dios ilumine a todos.
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"El ladrón no viene sino
para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que
la tengan en abundancia". --Juan 10:10
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