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“El alma de una mujer es la obra maestra
de la creación.” – Confucio
Juan Pablo II, conocido como el
“Peregrino de la Paz” y reconocido por las diversas corrientes de fe, en su
primer mensaje cuaresmal de 1979 planteó: “¿Qué significa hoy la Cuaresma?”. En
su último mensaje cuaresmal de 2005 planteó: “La vida del hombre es un don
precioso que hay que amar y defender en cada fase”.
Son pensamientos que nos recuerdan
que del mismo modo que la fe debe ser para todos los días y no solo para algún
momento dentro de un espacio de 40 días, el amor debe ser motor para los
propósitos y rumbos de cada día.
El AMOR GRANDE es más que tiempo,
pruebas y teorías. Los alcances del testimonio del AMOR GRANDE que con humildad
prevalece, inspiran y hasta alientan a seguir adelante en casos en que se
fundamenta una gran petición o plan de vida en hacer algo grande para Dios
(máxime en tiempos en que se desarrolla la teoría de que el hombre no puede
pactar con el Altísimo y obstáculos retan a la fe).
Mucho se habla de buenos principios
como “el tiempo de Dios” y “la voluntad de Dios”, pero se desvirtúan cuando se
tergiversan con fines ajenos a lo que infunde paz y edifica. El verdadero
testimonio de AMOR GRANDE ayuda a plantear a la conciencia si hay disposición
de seguir aunque la meta pueda ser en un tiempo posterior al deseado, en que
los diversos factores se complementen bien y el milagro dé luz.
Al buscar vivir y testimoniar nuevos
paradigmas, se puede aplicar en el mejor sentido, el pensamiento de Santa
Teresa de Jesús: “Dios escribe derecho con renglones torcidos”. Grandes y
significativas son tales reflexiones en el presente (tocando a cada alma en
forma única); que impere decisión y voluntad de realizar --en la medida que
humildemente glorifica al Creador-- al nuevo y mejor nosotros, todos los días.
Reconocer a las mujeres, es reconocer todo lo puro que
supera las palabras, que se encarna en la mujer. Es tener acción de gracias y
al mismo tiempo, dedicar un recuerdo especial a las mujeres y las madres que
han partido de este mundo. Es dar motivos de regocijo para dar vida a la vida.
Reconocer a las mujeres, es tener comprensión, tanto hacia las que se
multiplican en amor y entrega (que pueden hacer tanto a la vez y es como si
nunca se enfermaran o debilitaran), como hacia quien vive su Damasco. Es
trascender como águilas para DAR VIDA A
LA VIDA.
Reconocer a las mujeres, es ser solidarios con las pastoras, amas de casa,
obreras, luchadoras y toda mujer que abre caminos. Es buscar honrar a tantas
mujeres humildes que perseveran. Es dar justo tributo a las madres que
enaltecen los roles tradicionales, las madres que se levantan ante desafíos de
enfermedad y adversidad en el hogar, y las madres solteras que tanto forjan en
la aparente soledad.
Hay poder en reconocer a las Wonder Woman reales porque grandes son las
promesas bíblicas para hijos, esposos y hombres conscientes que respetan y
atesoran a las madres y las mujeres, así como para los que cuidan a las viudas.
Es cuestión de vivir con fe, visión, amor, valor y honor, a la altura de lo que
Dios espera de uno.
Que cada cual dedique una oración especial a las mujeres
que le inspiran todo lo mejor. ¡EN VERDAD DIOS SE CRECIÓ AL CREAR A LA MUJER! Al
celebrar el Mes de la Mujer, que haya armonía y consagración en hombres y
mujeres para que sea la vida una
causa de AMOR. Dios ilumine a todos... Adelante en el AMOR GRANDE.
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