Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 (los Juegos de la XXXI
Olimpiada), se llevan a cabo en Río de Janeiro, Brasil, entre el 5 y el 21 de
agosto de 2016. Aunque ciertamente hay gran heroísmo en todos nuestros atletas,
hay un sentimiento especial patrio hacia Javier Culson que se acentuó ante su
carrera en la final de 400 metros con vallas. En verdad estaba cerca de un gran
triunfo, pero la realidad es que ya es un campeón por su trayectoria.
Sin embargo, las emociones y corazones impactaron con lo más inesperado
e irrazonable: Falsa salida y descalificación. Era tanto su deseo de ganar con
amor familiar y de patria como casa grande, que algo que no es nuevo en el atletismo,
fue objeto de algo tremendamente injusto, por un cambio de Regla.
Una regla de atletismo dice: “Todo
participante que haga una salida falsa tiene que ser advertido”. No es justa
una descalificación a la primera y sin espacio de advertencia. Javier Culson NO
cometió un error. No fue cuestión de nervios. La lógica dicta que Culson tenía
la estrategia de tomar la delantera desde el primer momento y era tanto su
deseo de ganar y traer la medalla a su tierra, que salió antes de tiempo. El
error no estuvo en su comprensible acción fruto de una gran pasión, razón, corazón
e incontenible energía. El error estuvo en una mala Regla. ¡Qué mucho hace ese
nivel de pasión, razón, corazón e incontenible energía en tantas áreas del
quehacer humano!
¡Culñeta! No es tiempo de lamentaciones o del libreto
conformista de “en la próxima será mejor”. Culson es un campeón por su
trayectoria y procede contagiarnos cada día más con sus grandes niveles de
corazón, compromiso y conciencia para hacer patria.
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