Comenzando el 2017, comparto el siguiente pensamiento: Cristianismo NO es
Conformismo. Veamos unos puntos básicos para sostener eso:
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Cuando se expresa lo de “dar gracias por lo bueno y por
lo malo” con suma humildad y sana conciencia, es respetable, pero cuando se
expresa para manipular o escapar de unas responsabilidades y realidades no es
respetable. Eso de abrazar “lo malo” tiende al masoquismo y al conformismo que
anula toda ruta de superación. Lo correcto es aprender de lo malo y
eventualmente testimoniar sobre el proceso que condujo a lo bueno.
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Cuando se fomenta conformismo no se evoluciona como
individuos ni como pueblo. Por ejemplo, siempre recuerdo a alguien que me dijo
que el empresario judío paga bien y premia la productividad y el empresario
japonés enseña a amar y bendecir a la empresa que le da a uno empleo. Veía eso
como claves de éxito empresarial, pero lamentablemente eso no se fomenta en
Puerto Rico. En la Isla se fomenta una perspectiva tergiversada del
cristianismo. En vez de ver lo cristiano de la justa paga y el acto de bendecir
al buen trabajador, se crea la falsa imagen de que a mayor pobreza más cercanía
al Señor. Esa teoría que no se le comunica a quien está en posición
privilegiada, justifica abusos y que la persona se sienta bien en el
sufrimiento. En vez de enseñarse a agradecer un bono navideño limitado, se debe
fomentar que los patronos pidan perdón por no pagar el bono debido y fijen la
meta de honrarlo. En San Juan 10:10 Jesús dice que vino para que tengamos vida
en ABUNDANCIA, por lo que procede incentivar y educar para prosperar con la
conciencia de ser canales de bendición.
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Cuando se fomentan los diminutivos, se fomenta la
mentalidad de pequeñez que limita a las personas y a todo el país. No es bueno
enseñar a los jóvenes a soñar con el “carrito” y la “casita”; que sueñen con el
buen carro y la buena casa. Es imposible que un país crezca y se desarrolle al
máximo si piensa en pequeño y subordinado a recibir “lo que Dios quiera” o
peor: pensar que el bien material es malo o inmerecido en vez de medio constructivo.
La Biblia dice que Dios es AMOR, por lo que procede aspirar a todo lo mejor en
el buen camino del amor supremo. En vez de fomentar la envidia hacia quien
progresa y prospera y el apego a cadenas, que se fomente el entendimiento de
que toda persona puede prosperar a su paso con humildad y sin apetitos
desmedidos, sin hacer el mal, con serenidad y con la conciencia de que al ser
capaz de hacer más buenas obras y ser más sabio, ama efectivamente y es más
libre en autoestima, autosuficiencia y mejor convivencia.
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Cuando en lo político se ve como traición la disidencia y
como deslealtad la diferencia de opinión, con el fin de conformar con un
“status quo”, procede enseñar que los grandes ideales, movimientos y
estructuras no surgen del conformismo. Eso se ejemplifica en las grandes
figuras de la historia como Mandela, Golda y Luis Muñoz Marín. Procede educar
para que en cada partido las personas participen masivamente para seleccionar a
los mejores candidatos, y se redescubra la esencia fundadora del Estado Libre
Asociado para triunfar ante cualquier ruta de status. Si se desea forjar algo bueno, hay educar
para potenciar constructivamente, respetar la diversidad, no maltratar a quien
piense diferente y sobre todo, ver que una fórmula de status político no es
ideal, sino instrumento para servir a mayores ideales. Recordemos que la
equidad es buena y agrada a Dios.
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Cuando se manipulan términos como la “voluntad de Dios” y
el “tiempo de Dios”, se tergiversa lo de “pareja idónea” para amarrar en unos
lugares y drenar, y se justifican estilos de manipulación y maltrato desde los
altares, con el fin de conformar y cortar las alas de autosuficiencia, libertad
económica y de conciencia, y perspectiva amplia, se hacen daños inmensurables. Eliminé
de mi vocabulario lo del “tiempo de Dios” y la “voluntad de Dios” por lo mucho
que se usa para conformar y manipular. Sin perder bases de fe, pienso que hay
realidades que requieren más que unos libretos o pensamientos tradicionales. En
la medida que tengamos derecho a la felicidad, en la medida del desarrollo de
una nueva conciencia, tiene que haber espacio para más. Afortunadamente no todo
el liderato religioso falla. Es importante la oración para que quienes estén
ante las congregaciones, NO se dañen, NO dañen y fomenten la plena abundancia
de todos en línea con la Palabra y la sana doctrina cristiana. Lo mismo aplica
al liderato político, de gobierno y en todo rol y nivel, para que cumpla bien.
Apoyemos a los líderes que honran la vocación y edifican a generaciones.
Cristianismo NO es Conformismo. Quien se conforma no echa pa’lante y no
logra fructificar desde su pleno desarrollo. Es imposible que eso sirva bien.
La mejor forma de honrar a nuestro Creador (o de honrar otras creencias y
teorías evolutivas, ya que en un mundo en que hay más de 4,200 religiones,
nadie tiene el monopolio de la verdad y cada ser humano tiene una parte de la
verdad), a nuestros padres o a lo que más amemos y atesoremos, es ser parte de
las soluciones y los nuevos paradigmas.
Incluso ante lo que no se puede cambiar o va más allá del alcance, lo que
procede no es el inerte conformismo, sino buscar ir más allá en todo lo posible
y poner evolutivamente manos a la obra. Cristianismo es buscar forjar y
consagrar nuevas y mejores realidades. Voy más allá: Jesús comenzó su obra y
esencia divina siendo buen hijo, y María acentúa lo mucho que forja el Corazón
de Mujer. Jesús no se conformó, aceptó una gran misión redentora y alentó a
seguir adelante. Jesús es revolucionario y ser cristiano es ser revolucionario. Ser “cristiano” no es
religión, un género musical o una marca comercial. Ser “cristiano” no es ser
perfecto o inmune a lo que afecta al mundo. Ser “cristiano” es ser creyente; lo
que infunde una naturaleza revolucionaria al palpitar, al ver, creer, pensar y
hacer. Adelante en la vida como sabia, heroica y victoriosa causa de amor.
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