jueves, 26 de enero de 2017

Unas notas sobre la Reforma Laboral en Puerto Rico.

Ya es Ley la Reforma Laboral en Puerto Rico. Objetivamente, es de esperarse que partes de esa Ley puedan ser objetadas en los tribunales, y lo único que se ha visto con buenos ojos es la eliminación de la Ley de Cierre.

En el trámite de esa legislación, veo temas de fondo que trascienden a funcionarios de turno, ideologías y resultados electorales. Un razonamiento lógico dicta que esa legislación hubiese sido promovida de todas formas, por factores como los siguientes:

·         La presión de los empresarios a los gobernantes para recortar beneficios y conquistas laborales (lo que puede estar atado al inversionismo político).
·         La enraizada cultura empresarial del país que busca sacar el máximo del empleado y trabajador, y darle lo menos posible en beneficios.
·         En los peores casos, se manipula lo religioso para que la persona dé gracias por tener beneficios limitados, o por tener un sueldo sin beneficios como el bono navideño.

Es hiriente cuando -al estilo de lo censurable del limitante insularismo- se tergiversan conceptos para fomentar un selectivo conformismo (que justifica restarle a muchos y nada regatearle a unos pocos), manipular y establecer que hay que agradecer el sueldo limitado o beneficios recortados (en vez de afirmar méritos y apoyar a los trabajadores y a quienes tanto se esmeran y perseveran honestamente).

Para que la Reforma Laboral supere en algo las críticas, debería crear 200,000 empleos en el cuatrienio. Aun de lograr algo así, está lo amargo de perder justos beneficios.

Quienes conozco que han tenido que cerrar negocios, lo han tenido que hacer por costos operacionales como energía (la mayor causa), agua y renta; no por dar beneficios a los trabajadores. Ojalá que se logre crear empleos en forma masiva, pero sería bueno desarrollar el estilo de dar el mayor apoyo y estímulo al trabajador para el éxito de la empresa. Que se busque dar el salario justo, beneficios como incentivo a la creatividad y la productividad, y si es viable ayuda para estudios universitarios. Eso no se logra con dar lo menos posible.   

Para que Puerto Rico alcance nuevos niveles de desarrollo integral y progreso ejemplar, necesita una nueva mentalidad y conciencia empresarial y administrativa: Se debe fomentar la productividad y el entusiasmo que forja los logros de toda empresa, mediante el más justo y mejor salario y los mayores beneficios. La humildad no es conformista, no avala abusos y potencia lo correcto. El agradecimiento no es para justificar miseria e inequidad y se engrandece en lo digno que hace a mejores seres humanos y fortalece a todo un pueblo.

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