Para unos el receso navideño fue de vacaciones, para otros
fue un fin de semana largo.
Para unos el receso navideño fue de fiesta, para otros
fue de seguir enfrentando retos.
Para unos el receso navideño fue de alegrías, para otros
fue de lágrimas.
En todo caso, que sea una experiencia de crecimiento integral
para que el verdadero espíritu navideño que trasciende, sea del amor que no
renuncia, de perseverancia bien fundada, y de fuerza vivificadora.
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