El tiempo navideño debe ser el más alegre del año. No debería haber contiendas o temas limitantes, pero lamentablemente no faltan. Por ejemplo:
* El debate ideológico y no teologico, de si los regalos los trae Santa Claus o el niño Jesús; lo que fomenta la falsa idea de que la cultura se fortalece con aislamiento y estigmatizando como "extranjero" en un mundo creado sin fronteras.
* La idea limitante de que después de cierta edad, no se recibe regalos de Santa Claus; lo que fomenta la falsa idea de que madurar es apagar la imaginación y las ilusiones en forma contraria al mensaje de Jesús de bendición para todos.
Todo eso se puede cambiar y superar. El niño Jesús es el nacimiento de la dimensión salvifica del amor. Santa Claus es el gran alma que sigue la inspiración de Jesús y lleva regalos al mundo entero, a los niños y a las personas que crecen con el niño interior.
Santa Claus sigue la línea de evangelización de Pablo, que superó lo limitante regionalista, y fue con visión hacia todos los pueblos. Santa Claus ejemplifica que hoy, cada alma generosa, amorosa y constructiva, armoniza lo espiritual y lo material. Por consiguiente, Jesús y Santa Claus son buenos y son aliados.
Para mí, el tiempo navideño en la niñez comenzaba antes del día de Navidad en sí. Comenzaba con las conversaciones en el patio escolar, Acción de Gracias, y las ilusiones al ver en el almanaque que pronto llegaría Santa Claus.
Tocar las puertas de los recuerdos, es ver a mis padres en pleno vigor, y el enorme proyecto artesanal de hacer pasteles y el postre. En la Misa había alegría. En Noche Buena, acostarse temprano tenía magia.
Hoy que mi cabello pinta canas y mis padres están en el cielo, ver que nuevamente Santa Claus se acordó de mí, es buen bálsamo. Me encantó encontrar junto al arbolito, unos vídeos de Supergirl, la figura de acción de Supergirl y la figura de acción de Rey.
Los vídeos fomentan unidad. Las figuras de acción se han expandido; son juguete, artículo de colección y parte del valor histórico. Activar la imaginación y vivificar las ilusiones es lo que mejor crea paradigmas.
Melissa Benoist como Supergirl y Daisy Ridley como Rey, le dieron nuevas dimensiones y mayor contenido a los personajes. Expandieron lo creado hace años y eso ejemplifica que no procede excluir o discriminar; se puede armonizar generaciones y unificar a las diversas edades y formaciones. Es así como ubicando a Jesús, José, María y Santa Claus en la misma línea, hacemos real el poder del amor que genera los mayores testimonios de luz.
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