No es idolatría y tiene la capacidad de maximizar la conciencia sobre el Resucitado desde su base formativa como niño. Veo que eso no se limita al catolicismo y puede unir a todos los creyentes y almas que buscan respuestas; indistintamente del lugar de congregación, o si se congregan o no.
Veo que la mirada al niño Jesús, amplía el entendimiento sobre Él, nos recuerda que comenzó Su vida y obra desde la familia, alimenta al niño interior en las personas que es Génesis del poder constructivo de la fe y la voluntad, y fomenta las manifestaciones de la paz real en este mundo imperfecto.
Adelante en la vida como causa y vocación de amor. Adelante en pos de vivir y consagrar el nuevo yo y el luminoso nosotros.
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