Batallante: La Guadalupe, dos templos ponceños, las rutas de vida y la fe que unifica y edifica...

El 9 de diciembre es Día de San Juan Diego y el 12 de diciembre es Día de la Virgen de Guadalupe. Juan Diego es el humilde indígena a quien se le apareció la Virgen de Guadalupe en el Cerro del Tepeyac en México. La Virgen de Guadalupe es patrona de México, Emperatriz de América y toca al mundo entero.

La Devoción Guadalupana se ha extendido y en el caso de Puerto Rico, el "Álbum Histórico de Ponce" nos indica que en 1692 fue convertida la Iglesia Guadalupe en parroquia colectiva. De ahí, que el Álbum establece la fecha de fundación de Ponce en 1692.

Con el paso de los años, terremotos afectaron la estructura física del templo, pero no cayó la fe. En 1892 tomaron posesión los Padres Paules y en 1924 fue convertida en Catedral.

Así en Ponce, Puerto Rico, la Virgen de Guadalupe es patrona. La Catedral Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad Señorial, es icónica y ejemplifica como nacían y se desarrollaban los pueblos en torno a la fe.

Debe quedar claro que la Fiesta de la Virgen de Guadalupe no es una tradición más y tampoco es para fomentar el insularismo o ideologías particulares. María es parte esencial del Plan Salvifico para toda la humanidad.

El el Álbum, otro gran templo es la parroquia La Milagrosa, que se encuentra en la calle Guadalupe de Ponce. La Devoción de la Milagrosa surgió de cómo en 1830 la Virgen se se le apareció a Santa Catalina Labouré, humilde religiosa vicentina.

La Medalla Milagrosa fue revelada a Catalina en París, Francia. En América, Europa y en todos lugares, se trata de María, la madre de Jesús. Por consiguiente, la fe supera fronteras geográficas e ideológicas.

La parroquia La Milagrosa es hija de la parroquia La Guadalupe (que eventualmente llega a ser Catedral). En 1917, en tiempos de la Primera Guerra Mundial, fue colocada la primera piedra de la parroquia La Milagrosa; y sigue con la autoridad de los Padres Paules.

En mi memoria, corazón y conciencia, el nombre la Milagrosa y la Guadalupe en una misma ruta y destino, me mueven a dar Gracias por las bases de fe dadas por mis padres, por diversas experiencias en la búsqueda del desarrollo de la fe, y por los nuevos pasos de fe en que María inspira y está presente.

Voy más allá: En mis rutas de vida, he descubierto que hay personas de sincera y constructiva fe, humildad y buen corazón en diversos lugares de congregación y hasta en la acción de no congregarse. Reconozco en María una poderosa dimensión de amor, paz y sensibilidad, para fomentar una nueva dimensión de armonía humana y unión cristiana.

Reconozco que hay quienes creen en el milagro de la Virgen de Guadalupe y hay quienes no creen. Lo mismo aplica a la Medalla Milagrosa. También hay debates sobre la devoción hacia María.

Es propio aclarar que la Virgen de Guadalupe aparecida en México, nada tiene que ver con la Virgen de Guadalupe en España. La Virgen de Guadalupe aparecida en México es única. Hay quienes piensan que fue una fabricación para México con el fin de facilitar la colonización española, pero prefiero las conclusiones del doctor Brito.

El doctor Andrés Brito hizo un ejemplar estudio sobre la imagen de la Virgen de Guadalupe. En donde apareció María, hubo un tiempo en que se realizaban sacrificios humanos. Explicó Brito que Guadalupe viene del nombre revelado por María de "Tequatlasupe", que significa "la que aplasta a la serpiente". El estudio confirma lo trascendente, sobrenatural y milagroso en la Virgen de Guadalupe y eso se sigue manifestando y tiene vigencia y poder.

Es un hecho que quien piensa en la madre antes de actuar, difícilmente opta por la ruta equivocada. Por consiguiente, todos podemos coincidir en que Juan Diego ilustra muy bien cómo el Señor se place en dar luz y grandes revelaciones y bendiciones a las almas humildes y libres de vanidad o egocentrismo.

En Juan 10:10 Jesús dice que vino para que tengamos vida en abundancia. Eso toca lo material y lo espiritual. Eso armoniza en el sentido amplio con los milagros de Jesús de sanación y multiplicación, y con la razón de ser de la realización humana. Eso es llamado a evolucionar y consagrar desde el corazón, la visión creativa, la oración intensa, el amor heroico y un nivel de fe como el que le permitió a Juan Diego ser instrumento de divinidad y exaltación del poder de la humildad.