sábado, 22 de octubre de 2011

¡Levántate!

Anoche asistí al estudio bíblico de los viernes a las 7:30 pm. en la Iglesia Nuevo Testamento de Ponce (templo localizado en la Ave. Hostos de la Ciudad Señorial).



En el estudio, el pastor Carlos Camacho dio continuidad a ir profundizando en el libro de Proverbios. Muy bien nos explicó que un proverbio es una enseñanza corta que dice una gran verdad; como los refranes en Puerto Rico.



De lo visto anoche en Proverbios 11 y 12, una de las lecciones que captaron mi atención, es lo que se expresa en Proverbios 11:11-14 de que en por la bendición de los rectos la ciudad será engrandecida, la prudencia tiene discreción y confiablidad, y en la multitud de consejos hay seguridad.



Tiene gran relevancia eso en tiempos en que se necesita buena y mejor dirección en tantos foros y lugares de trabajo. Habiendo comenzado la campaña primarista en los dos principales partidos políticos de Puerto Rico, veo que hace falta que los creyentes asuman el rol de bendecir y orar para dar el sabio consejo.



Del creyente hace falta que no se limite al apoyo tradicional a tal o cual partido o candidato, sino que lleve la voz a la altura de lo que espera Jesús. No se trata de religión, sino de buscar dar luz.



El momento en que se selecciona a los mejores candidatos es la primaria y por eso es el evento electoral más importante. Para la elección general, ya las candidaturas están definidas y se vota por programas y equipos comprometidos con tales programas en pos de rendir el mejor servicio al país.



Así, lo más que se necesita es la bendición de los justos que da luz a los demás, y que el liderato se nutra de los sabios consejos para que ante cualquier decisión, el país crezca y progrese. ¡Podemos aspirar a una patria engrandecida en el Señor!  



En las redes sociales de internet, veo en los pensamientos de los jóvenes de la Iglesia Nuevo Testamento de Ponce, una capacidad de buen consejo que desde temprano, asegura que habrá voces ungidas y consagradas para cimentar una mejor civilización. Lo grande es que no veo eso sólo en los jóvenes, lo veo también en el nuevo rostro y obra de los adultos; confirmando así una nueva energía rejuvenecedora en la capacidad de que no es demasiado tarde para reverdecer (en el Señor está la Verdadera Fuente de la Juventud). Les bendigo a todos con acción de gracias y de perseverancia. ¡Desde el crecimiento de la Iglesia, crecen unas nuevas esperanzas y posibilidades, para ahí y para el territorio entero!



En la medida que anhelemos encontrar respuestas, superar retos y dolores, vivir mejor, y consagrar el que se lleve a cabo lo edificante que hoy parezca imposible, recibamos el gran llamado y mensaje de Jesús: ¡Levántate!      



Al escribir un poco sobre un estudio bíblico, no deseo proyectarme como teólogo. De hecho, reconozco que no he sido asiduo lector de la Biblia. Somos muchos los que no hemos sido asiduos lectores de la Biblia y con toda sinceridad, he recurrido a la Biblia en momentos de reto y necesidad.



Objetivamente, ¿En qué medida han sido en la historia un disuasivo para leer la Biblia, quienes le restan valor al no vivir lo que predican y hacer más daño que bien? Es importante educar para que ante los disuasivos (a los que Jesús llamó “sepulcros blanqueados”), no se opte por la aversión a la Biblia que es buena y perfecta  y nada tiene que ver con esas fallas y desvíos. No tomemos la ruta de juzgar y condenar, y mucho menos tomemos la ruta de buscar excusas para justificar errores. ¡Tomemos la ruta con la mirada en el Altísimo y la fe bien fundada que infunde paz!



He aprendido a no criticar a quien busca la Biblia en momentos de crisis y se le aplica el refrán de que se acuerda de Dios cuando truena. Prefiero reconocer la naturaleza humana compartida por todos y ver que procede alentar que no se convierta a la Biblia en un amuleto y no se detenga la buena mirada al libro sagrado.



Somos muchos los que recibimos de diversas fuentes el concepto de que la Biblia era tan complicada que podía crear locura en quien se atreviese a leerla y sólo debía ser leída e interpretada por sacerdotes.  



Afortunadamente vivimos tiempos en que eso se ha ido superando, por lo que es bueno fomentar que las personas vayan recurriendo a la Biblia y asistan a estudios bíblicos para facilitar esa lectura. Alentar a leer la Biblia es un amplio, profundo y poderoso tema.



La clave es educar para que no se vea como otro libro de historia, sino como un libro inspirado por el Altísimo. Por la naturaleza sagrada de la Biblia, es buena la disciplina de la teología, pero tal disciplina se daña si pretende sustituir la revelación. Así, un gran principio es que la oración preceda a la lectura de la Biblia, para ser vista como una guía práctica de nueva vida, con poder divino real y efectivo.



Así, recomiendo los estudios bíblicos de la Iglesia Nuevo Testamento de Ponce que como la mejor película, mantienen en todo momento al borde del asiento. Que sea la búsqueda de la verdad y la potenciación integral, fuerza para hacer la diferencia y dar nuevos testimonios reales y constructivos. Adelante…

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